El cometa 3I/ATLAS ha capturado la atención de astrónomos y entusiastas del espacio en los últimos meses. Detectado en julio de 2025 por el sistema de sondeo ATLAS (Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides), este cuerpo celeste fue catalogado como el tercer visitante conocido proveniente del espacio interestelar, después de ʻOumuamua y 2I/Borisov.
Su trayectoria hiperbólica, es decir, no cerrada alrededor del Sol, confirma su origen más allá de los límites del sistema solar, según explicó el portal científico de la NASA.
Desde su descubrimiento, 3I/ATLAS ha desatado un intenso debate en la comunidad científica, pues algunos lo describen como un cometa interestelar, mientras que otros no descartan la posibilidad de que se trate de un objeto con características aún desconocidas, incluso de naturaleza tecnológica.
Estas incógnitas han impulsado una vigilancia constante por parte de observatorios y aficionados en distintas partes del mundo.
El pasado 29 de octubre, el objeto alcanzó su punto más cercano al Sol, un momento clave que fue seguido en tiempo real por telescopios internacionales. Los expertos esperan que vuelva a ser visible a comienzos de diciembre de 2025, cuando reaparezca al otro lado del astro rey.
Este nuevo acercamiento permitirá obtener mediciones más precisas sobre su composición, brillo y trayectoria, y tal vez, arrojar luz sobre su enigmático origen.
Nuevos hallazgos del cometa 3I/ATLAS
Recientemente, los expertos en materia dieron a conocer un avance significativo que podría hacer que la comprensión de los cometas interestelares tomen otro rumbo.
Con un telescopio especializado de la NASA, resultó un hallazgo importante de este cometa, el cual toma más relevancia por la ubicación específica del cometa en el momento de la detección.
Un grupo de astrónomos y astrónomas logró apuntar el Observatorio Neil Gehrels Swift de la NASA hacia dicho cometa, y un estudio reveló la detección de gas hidroxilo (OH), una huella química del agua.
Este hallazgo permite hoy en día conocer más la profundidad y la composición de los cometas interestelares.
Además, dicho telescopio pudo captar también un suave brillo ultravioleta que antes los observatorios terrestres no pudieron observar.
Debido a esto, el equipo a cargo logró estudiar el cometa después de algunas semanas de su descubrimiento, antes de que se volviera demasiado tenue o demasiado cercano al Sol para ser analizado.
Lo que se destacó de este hallazgo y en lo que el equipo responsable de la detección está más interesado es en la zona en donde se está produciendo la actividad de agua.
Swift halló OH cuando el cometa se encontraba casi tres veces más lejos del Sol que de la Tierra, una distancia en la que el hielo de agua en la superficie de un cometa regularmente no llegaría a transformarse en gas.