En los últimos años, con los avances tecnológicos, son cada vez más los hogares que han optado por instalar televisores de gran formato, motivados por la búsqueda de una experiencia de entretenimiento superior.

Estos equipos permiten transformar la sala en una especie de cine personal, ideal para disfrutar de series, películas o videojuegos con una calidad visual y sonora envolvente. Sin embargo, la instalación de una pantalla de grandes dimensiones requiere planificación.

No basta con elegir únicamente el tamaño o la resolución; al momento de adquirir un televisor de grandes pulgadas es necesario considerar varios aspectos que aseguren comodidad y permitan aprovechar de la mejor manera cada espacio del hogar. Gracias a esta diversidad, cada persona puede encontrar un modelo que se ajuste no solo a sus preferencias, sino también al espacio disponible en su casa.

Con resoluciones como 4K y 8K, las imágenes se muestran con una nitidez sorprendente, revelando matices y detalles que antes pasaban desapercibidos. No obstante, el atractivo no se limita únicamente a la calidad de la imagen: el tamaño de la pantalla juega un papel esencial.

En la actualidad, contar con un televisor de más de 75 pulgadas ya no es un lujo exclusivo de salones amplios. Gracias a los recientes lanzamientos de marcas como LG, Samsung y Hisense, que incluso ofrecen modelos de 100 pulgadas, es posible disfrutar de estas pantallas en casa. Sus diseños ultradelgados y livianos, sumados a los avances en el procesamiento de imagen, permiten instalarlas en espacios reducidos sin comprometer la estética ni la comodidad.

Los televisores, como cualquier otro dispositivo electrónico, tienen componentes sensibles que pueden verse afectados por la suciedad. | Foto: Getty Images

Esto significa que incluso en habitaciones medianas es posible disfrutar de una sensación de inmersión digna de cine, con la ventaja de no experimentar la incomodidad de estar demasiado cerca de la acción.

Pero, al instalar un televisor de gran tamaño en casa, muchas personas se enfocan únicamente en sus funciones y prestaciones, dejando de lado un aspecto decisivo: la distancia de visualización. Este detalle influye directamente en la percepción de la imagen, en la comodidad al mirar la pantalla y en la salud ocular, ya que una mala ubicación puede ocasionar fatiga visual con el paso del tiempo.

De acuerdo con Samsung, cada tamaño de televisor tiene una distancia de visualización sugerida que garantiza la mejor experiencia. Por ejemplo, para un equipo de 55 pulgadas lo recomendable es ubicarlo a 1,7 metros, mientras que para un modelo de 85 pulgadas la distancia ideal asciende a 2,6 metros.

Esto significa que incluso en habitaciones medianas es posible disfrutar de una sensación de inmersión digna de cine. (Imagen de referencia) | Foto: Getty Images

Esto se debe a que el tamaño del televisor se mide en diagonal, desde una esquina superior hasta la inferior opuesta, y esa dimensión, expresada en pulgadas, define la separación óptima respecto al espectador.

Un caso claro es el de los televisores de 100 pulgadas: la distancia ideal para disfrutar de una imagen nítida y envolvente es de alrededor de 3 metros. Esta cifra proviene de una fórmula sencilla que multiplica el tamaño de la pantalla por 3,04. Así, se consigue un equilibrio perfecto entre resolución, detalle y comodidad visual, sin perder la inmersión que caracteriza a estos equipos de gran formato.

No respetar esta medida puede traer inconvenientes tanto en la calidad de la imagen como en la experiencia de uso. Si la pantalla está demasiado cerca, los píxeles y las imperfecciones se hacen más notorios, en especial en televisores de menor resolución. Por el contrario, si se coloca demasiado lejos, se pierde detalle y se desaprovecha la capacidad de inmersión que ofrecen las pantallas modernas.

Por su parte, una de las innovaciones más destacadas que ofrecen los televisores hoy en día es la función Affectionate Intelligence, diseñada para aprender de los hábitos del usuario, identificar sus gustos y ofrecer recomendaciones personalizadas de contenido.

A esto se suma la tecnología AI Sound, que optimiza el audio en tiempo real, equilibrando las voces con el sonido ambiente de cada programa, película o serie, lo que se traduce en una experiencia más envolvente y natural.

“No se trata solo de ofrecerle al consumidor una pantalla grande, sino de que comprenda, más allá de la educación y a través de la experiencia, que este tipo de dispositivos requiere de una inteligencia artificial de alto nivel”, aseguró Catherin Ospina, gerente de mercadeo de LG Electronics, a SEMANA.