Visitar Santander es sumergirse en una mezcla de naturaleza, historia y aventura. Esta región colombiana destaca por su quebrada geografía en la que se pueden apreciar diversos tesoros naturales como el Cañón del Chicamocha, majestuosos ríos, cascadas y valles que vale la pena conocer.

Se caracteriza por ser un departamento para la práctica de actividades al aire libre, como el parapente, el senderismo y el avistamiento de especies, a lo que se suma su riqueza histórica y rica gastronomía, además de la calidez de su gente.

Cuenta con 87 municipios, muchos de los cuales tienen una gran importancia histórica, belleza colonial e imperdibles atractivos naturales para quienes aman el contacto con la vegetación y la biodiversidad.

Canotaje en el río Fonce, San Gil, Santander | Foto: Cortesía - Alcaldía de San Gil/API.

Una de esas opciones es San Gil, que al momento de su fundación fue llamado ‘Villa de Santa Cruz y San Gil de la Nueva Baeza’. Según información del Instituto de Cultura y Turismo del municipio, este variado nombre corresponde a: Villa, para distinguirla de una parroquia o poblado; Santa Cruz, por el lugar exacto donde se fundó; San Gil, por el nombre del presidente de la Real Audiencia, y Nueva Baeza, en honor a la ciudad natal del mismo personaje, de origen español.

Este es un destino que ha ganado un gran reconocimiento entre los amantes de los deportes de riesgo y de aventura, pues allí están dadas las condiciones y los lugares para la práctica de rafting, exploración de cuevas, barranquismo, rapel y parapente, entre otros.

Sitios para conocer

En este municipio santandereano hay diversidad de lugares para incluir en la agenda. Por ejemplo, están las cascadas de Juan Curí, un conjunto de caídas de agua de al menos 200 metros de altura que se sumergen en una piscina natural en la que los amantes del agua tienen muchas posibilidades de divertirse. Por ejemplo, se puede descender haciendo rapel por gran parte de ellas, indica el portal oficial de turismo Colombia Travel.

San Gil es un destino ideal para la práctica de deportes extremos. | Foto: Cortesía - Alcaldía de San Gil/API.

Quienes disfrutan de hacer rafting, lo pueden hacer en el río Fonce, cuyas aguas atraviesan la ciudad. Se dice que la dificultad de sus rápidos es moderada, así que, no importa cuál sea el nivel de experiencia del aventurero, es posible desarrollar esta actividad mientras se admira un hermoso paisaje ribereño.

Para quienes disfrutan de la espeleología, en los alrededores de este municipio es posible encontrar diversidad de cuevas que van desde reducidos huecos escondidos hasta imponentes cavernas subterráneas llenas de estalactitas y estalagmitas. Una de las más grandes es la Cueva de la Vaca, donde este tipo de turistas podrán vivir una experiencia única e inolvidable. A esta se suma la del Indio en cuyos recovecos hay murciélagos.

Para los viajeros menos osados, hay balnearios que se forman por aguas que bajan de las montañas para unirse a los caudalosos ríos de la región. En su recorrido dejan refrescantes estanques ideales para darse un baño. Los lugares más codiciados para hacerlo son los balnearios Pozo Azul, a pocos minutos del casco urbano, y Pescaderito, cerca, en el municipio de Curití.