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CINE
Metallica: 'Through The Never', una película que no lo es
Ver y escuchar a una banda de thrash metal dentro de un teatro, con gafas 3D, sin poder saltar, ni pretender gritar... no es normal.
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Un joven y novato técnico de conciertos, interpretado por Dane DeHaan, es el encargado de realizar una misión especial para la banda. Mientras Metallica realiza su colosal presentación, parte de la ciudad se encuentra en medio de violentos disturbios y represión policial, en los que 'Trip' (Dane DeHaan) termina irremediablemente involucrado.
En los 94 minutos de película se dan muy pocos diálogos, se generan un poco más de 20 frases, entre las cuales infortunadamente no se encuentra alguna célebre. Un erudito del cine estaría aterrado de ver que esta cinta carece de claros puntos de giro, parlamentos profundos y actuaciones dignas de admirar. De paso tendría que soportar en sonido 'Dolby', unas sublimes y coordinadas cuerdas, perfectamente amplificadas y acompañadas de una batería que solo pretende hacerte levantar de la silla.
El estadio abarrotado de camisetas negras recibe el golpe fulminante de 'Creeping Death'. Hetfield, Ulrich, Hammett y Trujillo ya están en el escenario rodeados de sus fans haciendo lo que durante 30 años les ha salido muy bien. Una banda que en sus álbumes de estudio siempre está innovando y en vivo son implacablemente devastadores. En Bogotá lo han demostrado dos veces con creces y es imposible no creer lo que la pantalla nos ofrece.
La trama no interviene necesariamente en medio de las canciones del concierto, las escenas fuera del evento en su mayoría se dan entre el final y el inicio de cada tema. La historia presenta tremendos vacíos y cabos sueltos que jamás se logran conectar. La razón de la sublevación ciudadana no se encuentra por ningún lado y de paso sus protagonistas no convencen del todo como manifestantes de base, parecen más bien universitarios caprichosos jugando a ser revolucionarios.
Nimród Antal director y guionista de la cinta, aparte de no desarrollar una verdadera historia, debió aprovechar mucho más el hecho de que la película se grabaría en formato 3D y hacer mayor uso de este recurso en las tomas del concierto. Por ejemplo, nunca se ve una guitarra, una baqueta, un amplificador, alguien de la banda o un fan intentar salir por la pantalla o algo parecido,lo que involucraría más a los espectadores del teatro en las tomas. En el escenario hay explosiones, mucha imagen, montajes especiales, luces láser y fuego por doquier, pero la realidad aumentada solo se sintió verdaderamente en los oídos.
Al final, una buena forma de quedarse en la silla mientras corren los créditos, es escuchar los más de ocho minutos de 'Orion', una canción instrumental que hace parte de su álbum 'Master Of Puppets' .
Una de las últimas escenas transcurre en un estadio ya desocupado donde 'Trip', sentado en una lejana gradería, tiene el privilegio de escuchar a la banda tocando en un círculo íntimo, mientras recuerdan con seguridad a su primer bajista Cliff Burton, quien murió en septiembre de 1986 en un accidente automovilístico y fue casi en su totalidad el compositor de este último acto.
Si se es amante de Metallica o del metal en general, sería altamente reprochable no ir a verla. Disfrutar el concierto de esta banda en cualquier tipo de formato o locación, siempre va ser bueno. Pero si más que amante de la música se es amante del cine y todos sus bemoles, es mejor buscar otra posibilidad.