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Las agresiones verbales y físicas fueron protagonistas en el cabildo de esta semana. | Foto: Archivo particular

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Se impone la protesta sobre los argumentos en venta de ETB

La empresa necesita millonarias inversiones para competir en un mercado con grandes jugadores internacionales. En la última década los ingresos se estancaron. Las gabelas salariales son muy elevadas.

10 de marzo de 2017

La tensión por la venta de la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá (ETB) sigue escalando. Esta semana se desperdició la oportunidad de debatir sobre un tema clave para la ciudad porque el cabildo abierto citado por el sindicato de la compañía, terminó convertido en un cuadrilátero.

Bajo rechiflas y escupitajos fueron sepultados los argumentos de opositores y defensores de la iniciativa. Sobre la mesa quedaron dos reflexiones compartidas por muchos de los participantes: aún se le debe a Bogotá una discusión técnica y seria sobre el futuro de una de sus compañías insignes, con más de 100 años de historia. La otra: la intolerancia que a diario se vive en las calles se sigue trasladando a la arena política.

En medio del desorden en el que se convirtió la segunda sesión del cabildo, un hombre soltó una retahíla de insultos contra la concejal Lucía Bastidas, de la Alianza Verde. Y no se detuvo en las agresiones verbales, también la escupió. “Nunca me había sentido así de humillada”, sostuvo ella. “La intolerancia, el irrespeto y la grosería se tomaron el cabildo. No fue un escenario de construcción democrática”, agregó.

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“Fue un circo político muy recalentado, donde se acentuó el clima de crispación que vive la ciudad”, aseguró el concejal Juan Carlos Flórez, de la Alianza Social Independiente (ASI).

Pero ¿cómo escaló la tensión hasta llegar a ese nivel de intolerancia? Los representantes de los bandos, tanto detractores como partidarios de la venta de la ETB, rechazaron las agresiones e hicieron sus propias lecturas de los hechos. Los partidarios de la venta sienten que el debate de sus opositores es político y se está dando sin argumentos técnicos. La concejal Bastidas, la agredida, dice que se confundió el cabildo con un espacio para impulsar la revocatoria del alcalde.

Los detractores creen por su parte, que el Distrito no tiene ninguna intención de escucharlos. Su esperanza de convencer a la administración de declinar la venta, dicen, quedó descartada ante la actitud de la administración.

William Sierra, presidente de Sintratelefonos, sostiene que la administración Peñalosa no estaba dispuesta a poner en discusión la decisión de vender y así se perdía el sentido democrático de ese escenario. Para el concejal Juan Carlos Flórez, el debate técnico sigue estando en deuda.

El debate de fondo

En medio de la polémica el debate de fondo es si vale la pena seguir con un activo como la ETB, que demanda inversiones millonarias en un mercado tan competido como el de las telecomunicaciones, dominado por grandes jugadores internacionales. Entre ellos están Claro, del mexicano Carlos Slim, Movistar, de la española Telefónica, y Tigo, de la multinacional sueca Millicom, que tienen una chequera grande para conquistar nuevos cliente.

Precisamente una de las conclusiones es que la ETB tiene potencial para producir ganancias pero necesita millonarias inversiones. Entre 2012 y 2015, la ETB invirtió más de $2 billones en televisión digital, telefonía celular y fibra óptica, con el fin de fortalecer la calidad de sus servicios. Sin embargo, esa apuesta no se ha reflejado en sus indicadores. Los ingresos están estancados y el año pasado llegaron a $1,5 billones, 100.000 millones menos que los $1,6 billones que obtuvo una década atrás.

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Su participación en el mercado capitalino también está a la baja. En 2011 era del 71% en telefonía fija y del 48% en internet banda ancha. Ahora es del 52% y el 34%, respectivamente.

Las millonarias inversiones que se hicieron hace tres años tienen dos lecturas. Para Jorge Castellanos, gerente de la ETB, esta apuesta que realizó la administración de Gustavo Petro desbordó las capacidades de la empresa. "Si se hace un proyecto de esos, se hace uno solo, y no varios al tiempo", dice. Y agrega que la entidad debió invertir gradualmente, a medida que recogía ganancias.

Sin embargo los opositores consideran que con estas inversiones la empresa se puso a la vanguardia para competir y las arcas del Distrito pueden sacar provecho de eso. Afirman que la compañía está en capacidad de ofrecer paquetes de servicios al mismo precio y de mayor calidad que sus competidores.

Y aunque las metas no se han cumplido (por ejemplo, de los 909.000 clientes en fibra óptica y televisión que esperaban tener en 2015, solo lograron 108.000), estiman que el panorama mejorará. “No hay que venderla sino fortalecerla y dinamizarla. Si se administra bien puede dar grandes ganancias”, dice William Sierra, el presidente de Sintrateléfonos.

El gerente de la ETB está de acuerdo con que la empresa tiene la fuerza para producir ganancias en el futuro. Sin embargo, aclara, para eso es necesaria la inyección de más capital. Beatriz Arbeláez, Secretaria de Hacienda, calcula que la inversión que habría que hacer en los próximos tres años ronda $2,3 billones y dice que esos recursos no están entre las prioridades del Distrito.

Manuel Sarmiento, concejal del Polo Democrático, dice que las proyecciones que ha hecho el Distrito sobre el futuro de la ETB no están basados en estudios serios. Además, agrega, la administración no ha intentado otras alternativas. En efecto, el Distrito no se mueve de su posición. De hecho, la privatización de la ETB y de otros activos públicos, como el 20% de la Empresa de Energía de Bogotá, hacen parte del abanico de herramientas que, junto a las Alianzas Público Privadas, usará el alcalde Peñalosa para costear su Plan de Desarrollo, que está desfinanciado. De los $96 billones que necesita, le faltan alrededor de 30 billones. Con las ventas de esos dos bienes, asegura Arbeláez, esperan conseguir $6,5 billones.

En medio del debate se conocieron los millonarios costos laborales de la compañía, que representan el 23 por ciento frente a los costos totales, los más altos del sector, mientras que el ingreso anual por empleado es el más bajo. A ello se suman los beneficios laborales y convencionales. Mientras la mayoría de trabajadores colombianos tienen dos primas al año que suman 30 días de salario, los de la ETB tienen primas equivalentes a 60 días, el doble. En vacaciones tienen tres veces más que un trabajador colombiano, con 46 días.

A estos beneficios se le agregan primas técnicas, de pescado (por la semana santa), de desempeño, quinquenios, alimentación y transporte, más vehículos, celulares, viáticos, permisos remunerados para los dirigentes sindicales. Con estos beneficios se entiende porqué tanto rechazo al proceso de privatización.

Los números son claves porque de estos depende la valoración que haga la firma J.P. Morgan, encargada de definir el precio y las reglas con las que la ETB será ofertada.