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¿Quién nos dará el suero antiofídico que nos salve? Luis Alfredo Mendoza Cartagena.

4 de febrero de 2017

Sin dolor de patria

La corrupción en el país ha permeado todos los sistemas y por desgracia los colombianos convivimos tranquilamente en medio de la podredumbre de la administración pública. Nada se salva. Miramos con indiferencia las noticias de peculados, sobornos, cohechos, robos, detrimento patrimonial, coimas y serruchos; todo parece normal por el grado de descomposición social al que nos ha reducido el manejo de la cosa pública.

Los parlamentarios no son honorables, los gobernantes no son honestos y los ciudadanos cómplices sin dolor de patria. Como consecuencia de la corrupción mueren niños de hambre, hay déficit de cupos en universidades, faltan camas en hospitales, la economía no se desarrolla en la medida de las potencialidades que tiene el país.

Los medios informan sobre los hechos de corrupción cometidos por ‘ladrones de cuello blanco’, pero ya no llaman la atención, ni nos convocan para levantarnos y pedir la construcción de una Colombia donde en su manejo y dirección no tengan cabida  ladrones y pícaros que están en el poder.
Magistrados enjuiciados, gobernantes presos, ministros con dudoso pasado y astronómicas sumas de dinero del erario en las cuentas de los deshonestos dueños del poder es la actual imagen de la realidad de la nación.

Nuestra patria debe refundarse o debemos resignarnos a seguir sobreaguando en este mar de corruptelas. Acertado el titular de la portada (edición n.º 1812): ‘Corrupción: ¡Nos comió la serpiente!’.

Nelson Jairo Dávila F.
Pasto

Valioso

Qué valioso análisis de la “bestia” americana del caballero Antonio. (SEMANA n.º 1812).

Hernán Sandoval Quintero
Santiago de Cali

Al paraíso o al apocalipsis

Sobre el informe especial de SEMANA, ‘Colombia 2017: para dónde va el país’, edición n.º 1813, pienso que no se observaba seguramente desde la época de Jorge Eliécer Gaitán que la política colombiana tuviera tanto ajetreo. Esto generó la época de la Violencia y paradójicamente dio inicio a las guerrillas.

No es novedad que la política esté en constante cambio (nótese el juego confuso entre republicanos y demócratas en Estados Unidos, la indecisión de los británicos y el hecho de que ningún país europeo sabe si le conviene la izquierda o la derecha).

Pero Colombia es una nación tercermundista acostumbrada al mismo argumento durante más de cinco décadas y por lo menos dos o tres generaciones, por lo cual una movida como estas deja al país en una polarización tan profunda que ha pasado no solo de uribistas y santistas, sino que se amplía a un grupo peor: los indecisos, que hacen montos y problemas en ambos bandos.

Concluido un proceso de paz largo, costoso y lamentable (lamentable para los negociadores de las Farc a quienes se les acabó el mojito cubano), además de un plebiscito que de poco sirvió, viene a colación lo más importante: pasar del papel a la realidad. No vale si quedó bien o no, si a la gente le gustó o no o si le agrada a Uribe y los del No. Como diría una canción famosa en los 2000, “Lo que pasó, pasó”.

Dudo que todo sea belleza y palacios de Versalles, porque puede que estemos llevando a Colombia al apocalipsis donde las Farc ya no están consolidadas como un solo grupo, sino que nos dominan las bacrim, y el ELN retoma el poder que tuvo en los ochenta. Puede salir terrible la implementación, puede que Estados Unidos y la Unión Europea se cansen de apoyar con el signo pesos, puede que los guerrilleros se arrepientan, puede… Puede… puede. Entonces podemos concluir que estamos a 30 segundos del paraíso o del apocalipsis (y con Trump ni se diga).

Yehudit Nayara Casas Rodríguez

Villavicencio

Responsabilidad de todos

La corrupción no apareció de repente como ese monstruo devorador de su portada (SEMANA n.º 1813). Fue creciendo bajo la mirada y la responsabilidad, en mayor o menor grado, de toda la sociedad colombiana.

Mauricio García Castañeda
Bogotá

Un despropósito

“Santos y Uribe son personas íntegras, que no asocian el poder con el enriquecimiento personal”; frase escrita bajo el título ‘¿Todos pierden?’ en SEMANA, edición n.º 1872. Hasta el momento, al presidente Santos no se le ha inculpado de enriquecimiento ilícito, y su integridad está por verse; sin embargo, habrá que esperar a que finalice su controvertido gobierno. Pero afirmar lo mismo del expresidente Uribe sí es un despropósito, y tiene más de encubrimiento e información falsa, que una equilibrada con la verdad. Las incontrovertibles pruebas que afirman lo contrario de Uribe, y que gracias a la inmunidad que lo cobija como expresidente no ha sido posible llevarlo ante los tribunales de justicia, confirman la parcialidad del comentario, que busca que, a la sombra de Santos, quede bien librado su eterno amigo en privado y enemigo en lo público.

José Benigno Morales A.
Neiva 

Taxis, una desgracia

En referencia al artículo ‘¿Se necesita un muerto?’ (SEMANA n.º 1813), me permito decir que a pesar de todos los conflictos que ha traído la llegada de Uber, que penetró en el mercado muy fácilmente por su buen servicio que contrasta claramente con el pésimo que prestan los amarillos, esta era la oportunidad de oro de los últimos para mejorar compitiendo con calidad y con buena actitud, y ‘derrotar’ a Uber nivelándose por lo alto. Lo que sucedió en estos últimos años fue que los amarillos, en lugar de mejorar para ser mejor percibidos por los usuarios, están, por el contrario, creando mayor desprestigio. El servicio de taxis de Bogotá es una verdadera desgracia; todavía preguntan si uno va en la dirección que les conviene; en las horas pico de mayor demanda resulta que tienen que entregar el carro cobrando lo que les da la gana, en fin. Parafraseando a Einstein: “La calidad no es una manera de competir y derrotar a Uber: es la única”.  

Gonzalo David Prada
Bogotá

Mente sana en cuerpo sano

Su destacada revista, en su edición n.º 1812, en la sección Vida Moderna resalta cómo el ejercicio es el mejor complemento para el bienestar, para funcionar adecuadamente nuestra actividad somática y psíquica. En plena ‘ola de globalización’, donde se ‘internacionaliza’ rápidamente cualquier actividad, hecho, hallazgo o avance, también se difunde –como las famosas emociones contagiosas– la depresión que baja el ánimo por mayor tiempo, debilita el sistema inmune del organismo y hace la vida difícil. Además, la famosa ‘depre’ trastorna el sueño, produce insomnio, altera el apetito.

Fundamentados en la opinión del doctor Jorge Forero, presidente del Instituto para el Desarrollo de la Salud Emocional (Idesem), estaremos más ‘contagiados’ para 2020, por encima del cáncer o de enfermedades cardiovasculares, si no frenamos desde ya esta creciente tendencia: como complemento de la psicoterapia está el ejercicio –calentamiento previo, ya sea media hora diaria o sesiones de 45 minutos a una hora, al menos tres veces a la semana–. Es la verdadera manera para promover el crecimiento de células cerebrales, oxigenar la sangre, producir endorfinas, precursoras de neurotransmisores que mejoran nuestro estar bien. Ya lo dijeron los antiguos filósofos griegos (Sócrates y Platón): “Mente sana en cuerpo sano”. Esta tendencia sí nos permite estar a la altura del desarrollo de nuestra época. Promover deporte para autorreeducarnos es salud.

Diego Casablanca Escallón
Bogotá

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