SOBRE "EL ESPECTADOR"

Como antiguo colaborador que soy de El Espectador durante los últimos 25 años, he leído con gran atención el severo y exhaustivo análisis que hace SEMANA sobre dicho periódico. Aunque, como la revista lo comenta, varios de los antiguos colaboradores se han retirado o se han licenciado estratégicamente ante las dificultades por las que atraviesa el diario en los últimos años, otros nos hemos mantenido leales -y sin duda más solidarios en la adversidad- con la veterana casa periodística de los Cano. En mi caso, la frecuencia de mis columnas es hoy más espaciada pero mi adhesión no es menos entusiasta.Con lo anterior quiero expresar el sentido de identidad de unos cuantos columnistas que a lo largo del tiempo y en la buenas y en las malas hemos tenido siempre una misma línea de conducta.A mí, en particular, me duele El Espectador. Guardo por don Guillermo Cano, quien con generosidad me abrió las puertas de su periódico, imperecedera memoria como el abanderado por excelencia de la lucha contra el narcotráfico y el clima de corrupción e inmoralidad que hoy tiene destruido al país.Sus dos hijos, los actuales directores, se enfrentan con valor a la peor encrucijada sufrida por el diario en sus 109 años de existencia. La independencia de El Espectador, que es su mayor presea, no puede verse afectada por la crisis económica que amenaza la vida del decano de la prensa colombiana. El Espectador tiene que salvarse con dignidad y salir una vez más del laberinto a que lo han llevado sus denodadas batallas por la salvación de Colombia.
Gustavo Páez Escobar. Bogotá