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CAYO EL PIONERO

Apresado en Miami uno de los mas antiguos narcotraficantes

18 de enero de 1988

Con la captura de Benjamín Herrera Zuleta el martes de la semana pasada en Miami, pareció cerrarse un año difícil para los grandes capos del narcotráfico. Primero fue la captura de Carlos Lehder Rivas en Medellín, luego la de Jorge Luis Ochoa cerca a Cali, más tarde la incautación de una serie de propiedades millonarias en Miami, después el asesinato en Medellín de Rafael Cardona Salazar y ahora esta, que según los voceros de la DEA, es la captura más importante realizada en suelo norteamericano desde que se inició la guerra frontal de ese país contra el narcotráfico.

Herrera, un hombre descrito como "rechoncho" y entre los 45 y 50 años de edad, fue apresado mientras se paseaba como Pedro por su casa en el norte de Miami. Los cargos por los que es reclamado por un juzgado de Las Vegas, Nevada, se relacionan con la introducción de 86 kilos de cocaina al Estado en 1985. Sólo por eso, Herrera podría ser sentenciado a 60 años de prisión y a pagar US$400 mil en multas; sin embargo, la DEA cree que el colombiano contrabandeó durante los últimos años no menos de 500 kilos por semana desde laboratorios en la selva brasileña a Nueva York y Miami a través de las Bahamas.

Lo que más impresionó a los agentes federales fue la audacia de Herrera para estar circulando tranquilamente en un pais donde era considerado uno de los fugitivos más importantes. Según se informó, el hombre entró a los Estados Unidos hace aproximadamente tres semanas amparado por un pasaporte mexicano y con un nombre supuesto. Cuando fue arrestado, estaba en compañía de otro colombiano, Raúl Santiago, quien fue también detenido bajo cargos de encubrir a un fugitivo federal.

Herrera nació en San Roque, Antioquia, pero en década anterior se le identificaba más por sus relaciones con Carlos Lehder Rivas, que con el famoso Cartel de Medellín. Sus vínculos con Lehder eran estrechos: la primera esposa del colombo-alemán es Claudia Patricia Herrera Zuleta, hermana del capturado. Además, según la DEA su hermano, Gustavo Herrera Zuleta, fue quien ayudó a Lehder en la empresa de establecer en las Bahamas un punto de escala para la introducción de grandes cantidades de cocaína en Estados Unidos.

Las sospechas de la DEA sobre las actividades de Herrera se remontan a los primeros años de la década de los 70, cuando comenzó a tomar forma la idea de que su madre estaba trabajando como química en un laboratorio de refinación de cocaína, en una época en que esa era una industria naciente. A partir de junio de 1973, cuando fue arrestado en el aeropuerto de Miami con un kilo de cocaína Herrera comenzó una larga cadena de entradas y salidas de la cárcel que lo convierten en recordman absoluto: en 6 ocasiones fue encarcelado en Estados Unidos, Chile, Perú, Colombia y Brasil, aunque de una u otra forma obtuvo su libertad. Para redondear su prontuario internacional, es solicitado también por las autoridades de Alemania y España.
En medios judiciales internacionales se considera a Herrera Zuleta el pionero del tráfico de cocaína y se le atribuye haber abierto y operado inicialmente la mayor parte de las rutas que aún hoy utiliza el Cartel de Medellín. También se dice que fue él quien promovió la creación de las grandes organizaciones actuales de narcotraficantes, con lo que el negocio adquirió las gigantescas dimensiones que hoy tiene.

Convertido desde 1980 en una especie de hombre invisible, se dice que cuando pasó a la clandestinidad, su red de rutas y su organización fueron heredadas por Pablo Escobar Gaviria. Según el periódico Miami Herald, fuentes de la Policía colombiana afirmaron que tal vez su desaparición de la escena se debió a la notoriedad que por esa época había adquirido, que lo llevó a apartarse del negocio y, más tarde, abandonar el país. Según el mismo periódico, Herrera después de desaparecer habría ayudado a escapar a su cuñado Carlos Lehder hacia Panamá en los últimos meses de 1983, luego de que la Corte Suprema de Justicia ordenó la extradición de este último hacia los Estados Unidos.

La DEA afirmó también que hacia mediados de los años 80, Herrera logró introducirse en el Brasil, establecer laboratorios en lo profundo de la selva amazónica y reiniciar su negocio ilícito. En su última etapa, compraba pasta y hojas de coca en Perú y Bolivia para enviar el producto final a los Estados Unidos, sirviéndose de los servicios del Cartel, a través de las rutas originalmente desarrolladas por él mismo. Con ocasión de uno de esos negocios, y creyendo que ya nunca más sería capturado, se le atravesó la justicia en un semáforo del norte de Miami. --