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¿Cómo fue realmente asesinado Miguel Arroyave?

Crónica de una conspiración fríamente calculada

24 de septiembre de 2004

Miguel Arroyave se le adelantó la muerte. No tenía pensado viajar el día que fue asesinado. Desde hacía casi un mes había pensado salir de Santa Fe de Ralito hasta la zona de operaciones del Bloque Centauros, en los Llanos Orientales. Estaba ansioso por reunirse con varios de sus comandantes. Quería ponerlos al tanto de lo que estaba ocurriendo en la mesa de diálogo, pasar revista a sus tropas y solucionar algunos problemas internos. El viaje iba a ser el 25 de septiembre. Sin embargo se vio obligado a adelantarlo y viajó el 19.

Ese domingo, a las 12 del día, abordó un helicóptero acompañado por su sobrino Jorge Alejandro Ruiz. Después de media hora de vuelo el helicóptero aterrizó en la pista de Caucasia, Antioquia. De inmediato abordaron una pequeña avioneta rumbo a San Martín en el Meta. Las condiciones del clima no eran favorables y se vieron obligados a aterrizar en el aeropuerto Vanguardia, de Villavicencio. En la capital del Meta una segunda aeronave, un poco más grande, los estaba esperando. A las 4 de la tarde despegaron nuevamente.

Al llegar a Puerto Lleras se internaron llano adentro, no sin antes comunicarse con sus hombres en la zona, a quienes les reportaban su recorrido. Las dos camionetas en que se movilizaban eran perfectas para atravesar polvorientas trochas durante las casi tres horas de camino. A las 7 de la noche, después de pasar cuatro anillos de seguridad de los paramilitares, Arroyave y su comitiva llegaron hasta una casa cerca de un sitio conocido como Cacibare.

Arroyave reportó a sus hombres que había llegado bien. Lo esperaban Juan Albeiro Londoño Alcántara, alias 'Lucas', uno de los encargados de las finanzas; Nelson Parra Sarmiento, 'Santiago', hombre de confianza de Arroyave, y Héctor Basto Rodríguez, 'el Viejo', otro de sus lugartenientes.

La zona era prácticamente inaccesible para sus enemigos. Por eso sus cuatro escoltas descansaban en los alrededores de la casa mientras adelantaba la reunión. Entre tanto, su asesino, Pedro Oliverio Guerrero Castillo, alias 'Didier' o 'Cuchillo', uno de los más veteranos comandantes paramilitares del Guaviare, atravesaba los llanos en compañía de 50 de sus hombres. Ya estaba enterado de que Arroyave había llegado a la zona.

Didier tiene 35 años. Comenzó a militar en las autodefensas cuando Gonzalo Rodríguez Gacha fundó los primeros grupos paramilitares. Después de la muerte de 'El Mexicano' quedó como una rueda suelta. Y a mediados de los años 90, cuando el Bloque Centauros quedó al mando de Miguel Arroyave, terminó bajo sus órdenes.

Se ganó el afecto de Arroyave debido a labor que había emprendido para sacar a la guerrilla de algunos sectores del Guaviare. El jefe paramilitar jamás imaginó que él, quien había sido uno de sus hombres de confianza, sería quien terminaría asesinándolo.

Para lograr su cometido no tuvo escrúpulos para matar a todo aquel que se le atravesara en el camino. Varias personas fueron asesinadas a medida que fue avanzando con sus hombres. Tenía claro que alguien podía delatarlos. A las 9:30 de la noche llegaron a la casa. A los escoltas de Arroyave les pareció extraño ver llegar a 'Cuchillo' y sus hombres sin previo aviso. Pero como se trataba de un comandante le avisaron a su jefe de la inesperada visita y éste, confiado, ordenó que entraran a la reunión.

Alrededor de la mesa estaban Arroyave, su sobrino 'Lucas', 'Santiago' y 'el Viejo'. Uno de los escoltas se paró detrás de Arroyave. Los otros tres se quedaron en la puerta de la casa. 'Cuchillo' entró con dos de sus hombres. Los demás rodearon la casa. Después de un frío saludo dispararon los fusiles contra todos los que estaban en la reunión. Dos de los tres escoltas que estaban en la puerta alcanzaron a escapar de la emboscada. "Empezamos a sospechar que algo grave había pasado, llamábamos por diferentes medios y nadie nos respondía. Ni en la casa ni en los controles, en ningún lado", le dijo a SEMANA uno de los comandantes del Bloque Centauros.

'Cuchillo' lo tenía todo calculado. Se comunicó por radio con una de las centrales del Centauros y les dijo que Arroyave se desplazaba en una caravana de camionetas y eran atacados por el Ejército. Sabía que con esa advertencia los refuerzos se demorarían en llegar, lo que les dio tiempo para trasladar los cuerpos hasta una trocha, a una hora de la casa. El de Arroyave lo dejaron en la parte de atrás de una de las camionetas. Otros cuerpos quedaron sobre la vía. Después dispararon ráfagas de fusil contra los vehículos y los cadáveres para cuadrar su coartada de que habían sido emboscados. Luego emprendieron la fuga.