Diego Trujillo, actor | Foto: Esteban Vega

Opinión

“El encierro puso de manifiesto el valor de estar en casa”: Diego Trujillo

Apoyado en la historia, el humor y su atenta observación, el protagonista de Metástasis y del monólogo ¡Qué desgracia tan infinita!, escribe sobre los cambios que tendrán nuestras vidas al final de la cuarentena.

Diego Trujillo*
14 de junio de 2020

Creo que las crisis, por nefastas que sean, terminan por generar cambios importantes y positivos en todos los órdenes. Basta con pensar en la caída del feudalismo después de la peste negra en el siglo XIV, en el fin del colonialismo en India después de la gripe española, o en el efecto positivo que esta misma pandemia generó al permitir que se inclinara la balanza en favor de las mujeres en buena parte del mundo, y se les abrieran las puertas en el campo laboral ante la merma de la mano de obra masculina.

De igual manera nosotros, la generación del covid-19 debemos pensar que algo bueno saldrá de todo esto y empezar a vislumbrar un futuro mejor para nuestra sociedad y nuestro planeta. Para empezar, es evidente cómo al detenerse el ritmo desenfrenado de nuestras vidas gracias a la cuarentena, el planeta tuvo un merecido respiro. El aire se hizo más puro, los mares volvieron a ser azules en ausencia de la habitual plaga de bañistas cochinos que colmaban las playas. Los animales, amedrentados hasta el cansancio, empezaron a asomarse sin miedo de ser perseguidos y a recuperar sus espacios naturales.

Creo que el encierro forzoso puso de manifiesto el valor de estar en casa, la importancia de hacerle periódicamente mantenimiento a la aspiradora, la utilidad de los guantes de caucho, la versatilidad de la sudadera. Lo superfluo del consumo masivo, los carros de lujo, las joyas, y la compra excesiva de papel higiénico. También aprendimos que no podemos vivir sin el arte; que este confinamiento habría sido una pesadilla sin la música, un buen libro, o una película. Que el teletrabajo funciona, que el fútbol está sobrevalorado y que los comentaristas deportivos deberían aprovechar estos tiempos de asueto para indagar sobre los beneficios del yoga.

Cuando todo termine y podamos volver a salir tendremos más clara la noción de libertad, la importancia del afuera, de un baño de sol. No seremos los mismos; nos sabremos más frágiles, seremos más conscientes del otro, más responsables con cada contacto. A fuerza de costumbre ya no habrá un solo ser humano que desconozca los beneficios del jabón. Tendrá más valor una sonrisa que darse la mano, y el destinatario de un beso difícilmente será un bueno por conocer.

Quiero pensar que cuando todo pase, algo esencial habrá cambiado en nosotros. Que seremos más conscientes de cuidar nuestro entorno. Que nuestra percepción de la vida será otra; más justa, más solidaria, más humana.

*Actor.

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