La Universidad de los Andes es la cuarta mejor universidad de América Latina según el escalafón 2020 Quacquarelli Symonds. | Foto: Cortesía Universidad de los Andes

Universidades

La Universidad de los Andes se prepara para un modelo semipresencial

Se respetarán todos los parámetros de bioseguridad del MinSalud y en caso de que finalmente las circunstancias no lo permitan y sea necesario continuar en la virtualidad, los cursos para los docentes se están fortaleciendo con el objetivo de mejorar la experiencia de aprendizaje.

21 de junio de 2020

El 16 de noviembre de 1948 un grupo de jóvenes liderado por Mario Laserna Pinzón fundó la Universidad de los Andes, la primera institución de educación superior privada laica e independiente de partidos políticos del país. Hoy, 72 años después, la universidad cuenta con 44 programas de pregrado, 33 de especialización, 76 de maestría y 17 doctorados que tienen como propósito cerrar la brecha de conocimiento en Colombia, un compromiso que sigue vigente a pesar de la emergencia sanitaria.

Teniendo en cuenta la rapidez de propagación del virus en otros países, y que el campus eventualmente tendría que cerrar, la institución empezó a prepararse  desde finales de febrero para mitigar los riesgos de la pandemia. Esta preparación le permitió garantizar la continuidad de sus 170 programas académicos formales y de los cursos de educación continua.

Se creó, además, un comité de crisis para ejecutar labores de prevención, contención y mitigación. Las primeras medidas consistieron en dotar los 6.000 espacios del campus –salones, laboratorios, oficinas, bibliotecas– con más dispositivos para el lavado de manos, aumentar la frecuencia de recarga de jabón en los baños, y limpiar y desinfectar constantemente las instalaciones, sobre todo las superficies de las aulas de clase.

Así mismo se estableció que los estudiantes y docentes que regresaran de ciudades de riesgo o que tuvieran síntomas debían hacer cuarentena. En ese momento comenzó a impartirse la enseñanza semipresencial: “Debíamos conectarlos a clase a través de la cámara del computador y utilizar micrófonos para transmitir el audio. La idea era que esos estudiantes pudieran asistir a sus cursos de manera virtual durante la cuarentena”, recuerda Raquel Bernal, vicerrectora académica de la universidad.

El 16 de marzo el pronóstico se hizo realidad: Los Andes cerró sus puertas, al igual que el resto de instituciones de educación superior del país. Ese día los 18.671 estudiantes, 1.786 docentes (756 de planta y 1.030 de cátedra) y los 2.373 empleados del área administrativa empezarían el verdadero acercamiento a la virtualidad.

Preparar el salto

Asegurar la continuidad del proceso de aprendizaje era una prioridad. Por esta razón la Dirección de Servicios de Información y Tecnología (DSIT) hizo un inventario de computadores y adquirió planes de datos móviles, pues ya se había evidenciado que una de las principales barreras para dar el salto a la virtualidad era el acceso a equipos y a la conectividad. En tiempo récord se prestaron 592 portátiles a estudiantes, 462 módems y 30 cámaras web y micrófonos. También se virtualizaron 474 escritorios de computador para facilitar el acceso a los softwares necesarios que solían ofrecerse en las salas de computadores, entre otras medidas.

El salto

Migrar a la virtualidad fue una contrarreloj. En poco tiempo el Centro de Innovación en Tecnología y Educación (Conecta-TE) elaboró guías para apoyar a los docentes en el uso de herramientas tecnológicas, y se realizaron 60 capacitaciones a profesores, estudiantes y personal administrativo.

Cuando se declaró la emergencia sanitaria solo uno de cada tres profesores había tenido contacto con la educación semipresencial o totalmente virtual, así que 18 docentes con experiencia en estos campos capacitaron a sus colegas.

En principio, se les explicó el funcionamiento de herramientas como Blackboard Collaborate, una plataforma que permite crear salas virtuales, compartir presentaciones y la pizarra, entre otras funciones. Después, se abrieron espacios para resolver inquietudes puntuales sobre los retos pedagógicos, tecnológicos y de producción de contenido digital.

Los desafíos

La emergencia sanitaria ha significado retos para todas las instituciones de educación superior. Y Los Andes, la cuarta mejor universidad de América Latina en el escalafón 2020 del QS Latin American Ranking, de la firma inglesa Quacquarelli Symonds, no es la excepción.

La institución admite que uno de los desafíos máscsignificativos para los docentes fue adaptar sus clases –que habían sido pensadas para dictarse de forma presencial– al entorno virtual. Los profesores podían elegir entre dos modalidades: sincrónica –dictar la clase en vivo desde lo remoto– y asincrónica, es decir, grabar la clase para que pueda ser consultada en cualquier momento. En ambos casos los docentes y estudiantes aseguraron que su nivel de trabajo había aumentado considerablemente.

Otra dificultad fue proteger la salud mental y emocional de los alumnos y colaboradores. Teniendo en cuenta el impacto que la sensación de aumento de carga laboral y académica puede generar, sumada al confinamiento obligatorio, Los Andes dispuso varios canales de atención a través del equipo de psicólogos de la Decanatura de Estudiantes, los profesionales de la Casita Espinosa del Departamento de Psicología, entre otros.

“Estamos en un proceso de adaptación. Probablemente hay mucho por mejorar en la pedagogía. La virtualidad va a ser parte de la vida universitaria en todo caso”, admitió Alejandro Gaviria, rector de la universidad.

Educación transformadora

A pesar de la incertidumbre que genera la pandemia, Los Andes espera poder apostarle a la semipresencialidad para el segundo semestre académico, respetando los parámetros de bioseguridad del Ministerio de Salud. En caso de que las circunstancias no lo permitan, los cursos para docentes se están fortaleciendo desde ahora con el fin de mejorar las experiencias de aprendizaje.

Sin importar lo que suceda, la institución está preparada para afrontar el reto. “Nadie tiene respuestas completas ante los nuevos desafíos. No conocemos el futuro, pero conocemos nuestras fortalezas: la Universidad de Los Andes está inspirada en la idea de que la educación en lo mejor de las ciencias y las artes puede transformar vidas y a la sociedad. En eso seguiremos. Ahora más que nunca”, concluyó Gaviria.

Cifras gruesas

  • Más de 500.000 documentos electrónicos (libros, publicaciones seriadas, tesis de grado) tiene el Sistema de Bibliotecas de los Andes.
  • 16 bases nuevas ha adquirido la institución. Otras 29 están en evaluación para ser adquiridas.
  • 116 bases de datos que incluyen libros, estadísticas, revistas, entre otros, se han renovado desde el 16 de marzo.
  • Ediciones Uniandes hizo pública una colección de más de 500 libros digitales para consulta de la comunidad.
  • 25 profesores de diferentes facultades están apoyando el proceso de construcción de la primera biblioteca digital de los Andes.

Recomendaciones

Para facilitar la transición hacia la modalidad de estudio remoto, la vicerrectoría académica comparte varios tips que mejoran la experiencia de los estudiantes: 

  • Crear ambientes de interacción que traten temas externos a la clase, como la situación personal y emocional de cada uno.
  • Promover el trabajo colaborativo para reducir el riesgo de exclusión y soledad.
  • Dividir las sesiones por segmentos para fomentar la concentración.
  • Tomar apuntes para procesar mejor la información.
  • Comenzar las clases puntualmente para que los estudiantes y maestros tengan, como mínimo, diez minutos entre lecciones.
  • Fomentar el trabajo autónomo y la interactividad.
  • Dialogar para que los estudiantes y maestros compartan sus dudas, sugerencias y dificultades.