¡Arrancó IndieBo con ‘La gente de La Universal’!

La tercera edición del Festival de Cine Independiente de Bogotá abrió con música la noche del 13 de julio. La Big Band IDIPRON-SENA tocó estándares de jazz para los asistentes al evento, que va hasta el 23 de julio y cuenta con más de 40 producciones nacionales y sobre todo internacionales entre cortometrajes, documentales, películas y animaciones que están organizados en nueve categorías. Una de ellas, por ejemplo, es la de Reestrenos, dedicada a emitir clásicos restaurados como One-Eyed Jacks de Marlon Brando, Reservoir Dogs de Quentin Tarantino y La gente de La Universal, del cineasta colombiano Felipe Aljure. Esta última fue la película elegida para inaugurar IndieBo 2017 en el Centro Comercial Andino en Bogotá, con la presencia de Aljure, Paola Turbay (cofundadora y directora del evento), Juan Carvajal (director artístico), Dago García (productor de cine colombiano), Juliana Restrepo (directora de Idartes) y el alcalde Enrique Peñalosa.

La gente de La Universal se estrenó por primera vez en el Festival de Cine de Cartagena de 1994. Es una obra de cine negro ambientada en Bogotá. Con unos primeros planos impactantes, un uso de color ejemplar y un diálogo cargado de expresiones supremamente colombianas, la película retrata todas las idiosincrasias. La historia es sobre el ex sargento de Policía Diógenes Hernández, quien dirige la agencia de detectives La Universal, un negocio casi fallido, junto a su esposa Fabiola y su sobrino Clemente, que está enamorado de Fabiola. Un español preso en Colombia los contrata para que vigilen a su amante, una actriz de cine porno. El caso, que parece ser fácil, acaba revelando los secretos, las mentiras y las traiciones que los vinculan a todos, y de paso los rincones más terribles de las instituciones colombianas.

La gente de La Universal, protagonizada por Robinson Díaz, Jennifer Steffens, Álvaro Rodríguez y Ramón Agirre, nació por lo que Aljure hoy llama “un mandato cósmico”. Escribió el guion junto a Manuel Arias y Guillermo Calle, como una alternativa al cine rural que dominaba las pantallas del país en ese entonces para pasar a retratar el país urbano, con todo su caos, desesperanza, trancones y trámites. “El cine que teníamos no nos reflejaba; nosotros éramos gente de ciudad, de apartamento, de congestión urbana y toda esa carreta. Dentro de ese mundo pasan muchas cosas: el anonimato, el rebusque, la supervivencia, la viveza, la relación con los impuestos (…). Toda esa forma de ser ciudadano de espaldas al establecimiento” expresó Aljure.

22 años después, la versión restaurada de la obra fue estruendosamente aplaudida en una sala de cine del Centro Andino, el mismo lugar donde tuvo su estreno nacional en 1995. El trabajo de restauración se nota sobre todo en el color, que nutre los detalles de cómo lucía la capital colombiana con sus omnipresentes edificios amarillentos, cárceles bullosas y calles sucias. También resalta la sangre que brota en el climax de la obra, cuando se van revelando las maquinaciones de los personajes. La película es un retrato de Colombia que sigue siendo vigente, con sus formalismos innecesario y moralidad flexible, a pesar de que han pasado más de dos décadas desde que se rodó. Es un clásico moderno digno de abrir las puertas de IndieBo 2017, una ventana a otro tipo de cine.