Tenemos más de 100 helicópteros operando en Colombia, que prestan distintas funciones logísticas, humanitarias y de combate. | Foto: Guillermo Torres

HISTORIAS

La historia de la aviación nacional cambió con los ‘halcones’

En 1988 llegaron los Black Hawk a Colombia, y con ellos comenzó un nuevo capítulo para las Fuerzas Militares y para el país. Estas naves permitieron a nuestros militares llegar a territorios imposibles.

Cristian Valencia
14 de julio de 2018

Hace cinco años estaba en una comunidad embera cerca de Pie de Pató, en el Chocó, cuando los vi. Eran ocho helicópteros Black Hawk volando a 30 metros de la tierra en estricta fila india. Todos quedamos atónitos. Estáticos y boquiabiertos. Creo que hasta los animales se escondieron porque el ruido que hacen esos aparatos se siente en el mismísimo plexo solar. Pudimos ver a los pilotos y a los soldados que estaban más expuestos. Luego me enteraría que se trataba de una operación especial para desmantelar algunos laboratorios de coca en la región. No olvido que, cuando terminaron de pasar, un niño de 7 años que tenía la boca abierta levantó su mano y les mandó una bendición.

La llegada de los Black Hawk a Colombia cambió para siempre la forma como las Fuerzas Armadas afrontaron y afrontan la lucha contra las distintas guerrillas y los carteles de la droga. Los primeros UH-60 llegaron a la Fuerza Aérea Colombiana el 14 de julio de 1988 y su impacto en las distintas operaciones comenzó a sentirse de inmediato. Y en vista de que la mayoría de combates se presentaban en tierra, y si se tiene en cuenta la accidentada geografía nacional, el Ejército de Colombia decidió impulsar de manera categórica la aviación militar. Si bien esta existía desde 1919, lo cierto es que solo hasta 1995 comienza a ser determinante en las distintas operaciones a lo largo y ancho del país.

Los Black Hawk hoy día son usados por la Policía Nacional, la Fuerza Aérea y el Ejército Nacional. En total, tenemos más de 100 helicópteros operando en Colombia, que prestan distintas funciones, como transporte de tropa, evacuación de heridos, plataforma de combate, apoyo aéreo, recuperación de personal, atención de incendios y traslado de pacientes. Las naves están disponibles 24 horas, siete días a la semana, 365 días del año.

Los helicópteros no llevan muchos años volando por los cielos humanos. La invención del helicóptero como lo conocemos hoy sucedió en 1942, y se le atribuye a Igor Sirkosky, un ingeniero ucraniano completamente afiebrado por la aeronáutica. Y aunque son más costosos, tienen poca autonomía de vuelo y poca capacidad de carga, el hecho de poder despegar y aterrizar verticalmente, suspenderse en el aire y girar sobre su propio eje, fueron cualidades suficientes para que se quedara con nosotros para siempre.

Cada una de las Fuerzas Militares que usa Black Hawk en nuestro país tiene su propio palmarés para mostrar, aunque en muchas ocasiones han trabajado de manera conjunta. La Policía los ha usado para fortalecer su numerosa flota que lucha contra el narcotráfico. La Fuerza Aérea puede alardear de su departamento técnico con mucha razón. Porque fue desde ahí que se hicieron modificaciones importantes al diseño original de los Black Hawk. La FAC se inventó los helicópteros Arpía: le acoplaron lanzacohetes y cañones de punto 50, sin duda la modificación más importante. Y también tienen que estar orgullosos de la creación del Centro Nacional de Recuperación de Personal, que lleva más de diez años funcionando.

Antes de 2012 se evacuaban en los helicópteros más militares heridos que civiles. Hoy sucede lo contrario. Según palabras del coronel José Luis Avendaño, subdirector del Centro Nacional de Recuperación de Personal, “muchas de las capacidades que hemos adquirido en el transcurso de esta guerra, se pueden emplear en beneficio de la población civil. Nos hemos capacitado en el escenario más exigente, entonces, ¿por qué no usar esas capacidades en beneficio de población alejada?”.

Pero sin duda Aviación Ejército, debido al volumen de operaciones y a que tienen la mayor flota de Black Hawk en el país, es la fuerza que más logros militares acusa en los últimos años. En Tolemaida está el Batallón de Operaciones Especiales. “La joya de la corona”, como dice el mayor Germain Bedoya, segundo comandante de ese batallón. Cuando habla de los Black Hawk, no puede evitar referirse a esos operativos. Me dice que cuando rescataron al ministro Araújo, por ejemplo, al helicóptero que él piloteaba lo dejaron como un ‘colador’ por la cantidad de balas que recibió. Que los impacten es común. El mayor dice que gracias a los Black Hawk el Ejército logró mover la frontera guerrillera. Uno podría suponer que eso fue determinante para que las Farc se hayan sentado a la mesa de negociación. “Nos metimos al cañón de las Hermosas, con lo difícil que es eso por allá, a perseguir a Cano”, dice. Es verdad. Es un cañón estrecho de montañas altas que vive nublado a todas horas.

Desde 1997 los Black Hawk de Aviación Ejército han volado 211.290 horas, casi 50.000 de ellas en operaciones nocturnas. Se han transportado más de 70 millones de kilogramos en el área de operaciones. Más de 2 millones y medio de soldados han sido movilizados en estas aeronaves. También han servido para evacuar a más de 7.500 tropas en combate, víctimas del fuego enemigo. Aviación Ejército tiene un total de 54 Black Hawk: 47 UH60L y siete S70i, estos últimos son considerados como las gemas de la joya de la corona.

Los pilotos colombianos de Black Hawk son también unos halcones, quizá los más experimentados en el mundo, después de los de Estados Unidos. Porque por acá no se trata de ejercicios militares, por acá no hay nada para la especulación; acá hay combates verdaderos; y enfermos o heridos en la mitad de las selvas más hermosas del mundo; por acá se vuela entre montañas que permanecen nubladas casi todos los días del año; se vuela a ras del piso buscando laboratorios de coca, se reciben impactos, se esquivan emboscadas. Por acá se vuela sin descanso y siempre hacia lo incierto.

Tenía razón y sabía lo que hacía ese niño embera cuando levantó su mano para bendecir los helicópteros a su paso. Hay muchas razones para bendecir el vuelo de esos halcones.