Risaralda y Chocó, dos de las regiones con potencial para explorar las energías limpias. | Foto: iStock

ENERGÍA

Colombia, una potencia energética en expansión

El país cuenta con todas las fuentes de energías renovables no convencionales: solar, eólica, biomasa y geotérmica. De La Guajira hasta el Chocó, de Nariño a Santander, esta riqueza bien manejada podrá cambiar su futuro.

25 de abril de 2018

Colombia, gracias a su ubicación geográfica, cuenta con todas las fuentes de energías renovables no convencionales: eólica, solar, geotérmica y biomasa. Y su Región Caribe es uno de los territorios con mayor potencial energético. La Guajira, por ejemplo, además de ser iluminada por el mejor sol del país (sus niveles de irradiación se encuentran entre los más altos del globo), tiene los vientos más poderosos, que alcanzan velocidades de nueve metros por segundo.

Por eso este departamento es una promesa en términos de energía eólica y solar. De hecho, hace 14 años Empresas Públicas de Medellín (EPM) fundó el Parque Eólico Jepírachi (que significa "vientos del nordeste" en wayúu) en la Alta Guajira.

Sin embargo, no solo en tierras guajiras existe esta riqueza. Las fuertes brisas que soplan en Santander, San Andrés y Providencia, Huila, Cúcuta, Risaralda y Boyacá, muestran su enorme reserva eólica.

Si el viento abunda, las posibilidades energéticas solares en Colombia están en cada rincón, sobre todo en zonas del Magdalena, San Andrés y Providencia y, de nuevo, La Guajira. De acuerdo con Isaac Dyner, decano de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Naturales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, el país es afortunado: “Tiene potencial, los recursos están en todas partes. El Chocó, una de las zonas más lluviosas del mundo, tranquilamente podría satisfacer sus necesidades eléctricas a través de la energía solar”.

Según Dyner, el caso de ese departamento merece atención especial. “Se debe trabajar bajo la relación energía-desarrollo. No se trata solamente de tener electrificación, se trata de apoyar las actividades productivas que le permitan crecer a la comunidad”. En otras palabras: los pescadores necesitan luz para refrigerar, por ejemplo.

En casi todo el país hay posibilidades de producir biomasa, combustible generado a partir de residuos orgánicos y de la caña de azúcar. Pero hay que consumir esa fuente inagotable donde se genera porque distribuirla resulta muy costoso. Los puntos más adecuados para trabajar con ella son los Santanderes, la costa Atlántica, el Valle y los Llanos Orientales. También es posible que haya biomasa en el Chocó, cuenta Dyner.

Ahí, en el volcán

La energía geotérmica se obtiene del calor del interior de la tierra. En Colombia se puede hallar en los volcanes Chiles y Cerro Negro de Mayasquer (en la frontera con Ecuador), el volcán Azufral, en Nariño; el Parque Nacional de los Nevados y el cuerpo volcánico de Iza, en Boyacá, entre otros. A pesar de su gran potencial, poco se ha hecho por usar esta energía en el país, y en el futuro inmediato no se prevé un cambio. Desarrollar proyectos geotérmicos representa una gran dificultad. Los costarricenses, por ejemplo, tardaron entre tres y cuatro décadas para lograrlo.

Desde hace varios años el país se ha enfocado en aprovechar los vientos, el sol y el agua como fuentes energéticas, pero tardó mucho en hacerlo. Todavía falta un largo camino por recorrer. Dyner dice que es hora de "darles una oportunidad al resto de fuentes renovables para que seamos un país mucho más interesante energéticamente".

Hoy, el departamento de Antioquia posee más iniciativas de generación eléctrica en Colombia, con un total de 75. Le siguen Valle del Cauca, con 40; y después el Atlántico, que tiene 38. El futuro de Colombia, sin duda, será renovable, y si los proyectos avanzan como deberían, para 2030 el país podría abastecerse en un ciento por ciento de las energías limpias no convencionales. Un 70 por ciento de ellas provendrían del agua y el 30 restante de otras fuentes renovables. El Banco Mundial decidió apoyar los proyectos de fuentes sostenibles no convencionales del país a través de una inversión de 12.000 millones de pesos. Ahora o nunca.