Las grúas Pórtico a lo lejos en un atardecer cartagenero. | Foto: Héctor Rico

CARTAGENA

Cartagena es del mar

¿De qué manera el pasado, el presente y el futuro se conjugan en el mar de Cartagena? ¿Un puerto puede ser la continuación de un proyecto histórico? ¿Qué relación tienen los piratas y los buques de carga?

Christian Mendoza*
2 de noviembre de 2019

No existe una mejor fuente de inspiración que contemplar el atardecer en la bahía de Cartagena. ¡Qué difícil es describir ese momento mágico! Las olas color turquesa y oro bailan en armonía perfecta con el sol, al son de una cumbia que lentamente se desvanece en la distancia. Somos muy afortunados: contemplar este cortejo a diario es solemne.

Cuando era niño recorría los jardines del Hotel Caribe, rodeado de venados, guacamayas y tucanes. En ese entonces Cartagena era un paraíso donde nos desconectábamos (mi familia y yo) durante los fines de semana.

Mi papá nos llevaba a la bahía, al centro, al Castillo de San Felipe y a la Popa, en donde vi, por primera vez, la majestuosidad de un buque navegando. En su interior había mercancías de todo el mundo y pensaba, mientras lo veía, que seguro allí estaba la última pista de carros para jugar.

A esa edad no imaginaba que la naturaleza y su agua salada construirían una ciudad. Y hoy, después de muchos años, tengo el privilegio de habitar esta tierra, que, no tengo duda, creció a partir de la relación con el mar: la primera no se concibe sin la segunda. Cartagena siempre fue enaltecida y codiciada fuertemente por esta complicidad.

¿Qué sería de la ciudad sin las increíbles historias de nuestros héroes que con valentía enfrentaron a piratas y corsarios que en algún momento quisieron conquistar esta tierra privilegiada? ¿Qué sería de Cartagena sin la llegada y salida de los galeones cargados de mercancías y oro, que en su momento ondearon elegantemente a su paso por la bahía? Con certeza nunca podría afirmar que, cientos de años después, los galeones, carabelas y goletas se transformarían en miles de buques de todas las partes del mundo, esperando pacientemente su turno para reposar en las descomunales grúas pórtico, mientras estas los intervienen con una precisión quirúrgica.

Lo tengo que decir. Cartagena es la única ciudad en el mundo en donde perfecta y armónicamente se conjugan el pasado, presente y futuro en los tonos del azul del mar.

*Analista de contratos del Grupo Puerto de Cartagena.