Ricardo Rendón publicó sus caricaturas en medios como 'El Tiempo', 'El Espectador,' y 'La República', entre otros. | Foto: Archivo particular

CULTURA

La historia de Ricardo Rendón, el papá del indio del Piel Roja

Fue admirado por criticar a la intocable clase política de principios del siglo XX y por diseñar la cajetilla de Pielrroja que aún hoy se conserva. Esta es la historia del humorista gráfico más influyente de su época.

27 de noviembre de 2017

Por: Álvaro Montoya Gómez*

Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Estaba tumbado sobre su espalda dura, y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza, veía un vientre abombado, parduzco, dividido por partes duras en forma de arco, sobre cuya protuberancia apenas podía mantenerse el cobertor, a punto ya de resbalar al suelo”.

Con este contundente párrafo, Franz Kafka cautiva al lector desprevenido que comienza la lectura de su novela La Metamorfosis. Así mismo, contundentes y cautivantes, fueron las caricaturas políticas realizadas por Ricardo Rendón durante los últimos 13 años de su vida.

Ya no se trataba de Gregorio Samsa, si no de Suárez, Holguín, Ospina o Abadía Méndez, para no citar a quienes ejercieron la Presidencia de la República durante la década de los años veinte del siglo pasado, fueron los protagonistas, o mejor, los antagonistas de las caricaturas del maestro antioqueño.

Su certera pluma retrató de manera descarnada a los más ‘distinguidos’ miembros de la fauna política, en los estertores de la llamada ‘hegemonía conservadora’ que rigió en Colombia entre 1886 y 1930.

Instalado en la capital, Rendón formó parte del grupo de Los Nuevos (Alberto Lleras Camargo, Rafael Maya, Germán Arciniegas, Elíseo Arango, Jorge Zalamea, León de Greiff, Francisco Umaña Bernal, José Mar y Luis Vidales, entre otros). Sus caricaturas se publicaron en los diarios El Espectador, La República y El Tiempo, y en las revistas Cromos, Sábado, El Gráfico y Universidad.

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En solo 13 años, Rendón se convirtió en el caricaturista político más influyente de su época y el mejor pagado. En 1928 el diario El Tiempo lo contrató pidiéndole exclusividad. Los ingresos mensuales recibidos por sus caricaturas, ilustraciones y diseños publicitarios eran superiores a los del presidente de la República. Como si esto fuera poco, su fama era grande y su popularidad, indiscutible. Esa solvencia económica le permitió disfrutar una derrochadora vida de bohemio, en una misteriosa y hermética privacidad.

El 11 de junio de 1894 nació en Rionegro, Antioquia, Ricardo Bernabé de Jesús Rendón Bravo, más conocido como Ricardo Rendón. Desde niño mostró sus habilidades para el dibujo, por influencia de su padre, que era profesor de caligrafía. Cuando tenía 17 años, en 1911, viajó a Medellín. Allí estudió pintura y dibujo con el maestro Francisco Antonio Cano, y luego en el Instituto de Bellas Artes.

En 1914 fundó con otros 12 amigos la revista Panida. Siendo los más destacados León de Greiff, Pepe Mexía, Tartarín Moreira, Jorge Villa, Teodomiro Isaza y Fernando González. En esta revista no solo publicó dibujos, sino también poemas bajo el seudónimo de Daniel Zegri, de los que siempre renegó.

En 1917 se hizo colaborador del periódico El Correo Liberal y la revista Colombia. Ese mismo año, Rendón, diseñó una serie de 200 caricaturas para el álbum de las cajetillas de cigarrillos Victoria, en las que pintó a los personajes más destacados de la vida local.

Publicó otra serie, en colores, de algunos de esos personajes, bajo el título genérico de ‘El jardín zoológico’, en la que cada uno de los retratados mostraba el aspecto de un animal. Estos trabajos lo consolidaron como un formidable caricaturista fisonómico.

Trabajó en publicidad (es famoso su diseño para la cajetilla de los cigarrillos Pielroja, que aún se conserva, con algunos retoques), y colaboró como caricaturista en el periódico El Espectador, en su suplemento La Semana, y en El Correo Liberal de Medellín.

Cuando se radicó en Bogotá en 1918, venía de ser miembro de Los Panidas de Medellín, que conformó con Fernando González, Luis Tejada, León de Greiff, Pepe Mexía y Tartarín Moreira, y ya era un reconocido caricaturista, excelente ilustrador y diseñador publicitario.

En la capital trabajó primero en El Espectador, luego en La República (diario liberal de la época), y finalmente en El Tiempo. También cabe mencionar sus numerosas colaboraciones, a lo largo de esos años, en revistas como Cromos y Universidad.

Después del triunfo liberal en 1930 que llevó a Enrique Olaya Herrera a la presidencia, aumentó el desencanto, del ya desencantado artista. Rechazó tentadoras ofertas publicitarias para trabajar en el exterior. Así argumentó una de sus rotundas negativas: “Yo gano aquí 1.000 pesos y pago otros 1.000 por no tener que vivir en Nueva York”.

El día 28 de octubre de 1931, en un reservado de la trastienda de La Gran Vía, se disparó en la boca con un Colt de relojera, después de dibujar en la mesa una cabeza con la trayectoria de la bala y de escribir en el charol de Bavaria: “Suplico que no me lleven a casa”.

Tenía solo 37 años. Ese trágico día, el caricaturista se convirtió en leyenda.

Otros personajes Rionegreros reconocidos en la historia de Colombia:

Javiera Londoño (1696 - 1757): Considerada como una de las precursoras en otorgar la libertad a esclavos.

Liborio Mejía (1792 - 1816): Militar y político colombiano que ejerció la presidencia de las Provincias Unidas de la Nueva Granada en 1816.

José María Córdova (1799 - 1829): Militar conocido como el héroe de Ayacucho. El aeropuerto de Rionegro es en honor a su nombre.

*Caricaturista.