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"60 MINUTOS" EN PROBLEMAS

Una demanda por calumnia al periodista Dan Rather y a la CBS pone en tela de juicio la seriedad investigativa del programa.

11 de julio de 1983

La noticia parecía cubrir las primeras páginas de los periódicos norteamericanos: el programa "60 minutos" y la CBS eran demandados por calumnia y el responsable, Dan Rather, subía al estrado como principal acusado, además de que simultáneamente muchos ponían en tela de juicio la seriedad del programa que durante más de 14 años se había convertido en modelo del periodismo investigativo de los Estados Unidos, y en el preferido de muchos colombianos desde febrero pasado.
Y no era para menos. En 1979, Dan Rather y David Gruber, los principales periodistas de "60 minutos", habían sacado al aire el programa, bajo el título de "No es un accidente". Con él, muchos norteamericanos conocieron abundantes casos de abogados pervertidos y médicos mediocres que, conspirando en la "fabricación" de accidentes y solucionando de paso sus problemas económicos, se habían convertido en el dolor de cabeza de las compañías aseguradoras. Uno de esos falsos certificados, según los investigadores, iba firmado por el doctor Galloway, médico que trabajaba un día a la semana en un hospital de Los Angeles y que, a la luz de los hechos, sería culpable de asociación. Tres años más tarde, el doctor Falloway demandaba el programa "60 minutos" por treinta millones de dólares alegando serios daños en su reputación profesional.
Hoy, a casi un mes de haber sido iniciado el juicio, los hechos han tomado un giro inesperado. En días pasados, expertos dactilógrafos comprobaron la falsedad de la firma del doctor Galloway en el certificado de accidente apócrifo, y se demostró que Rather y Gruber nunca se comunicaron con el doctor implicado para permitirle exponer su versión de los hechos, principio básico del periodismo investigativo. Y lo que es más grave, el abogado demandante, quien había pedido los videtapes originales, logró desviar la atención que antes estaba concentrada en la historia de los hechos, hacia la técnica del reportaje que había hecho tan famoso al programa "60 minutos." Al parecer, en el salón de edición, ciertas declaraciones y hechos de indudable gravedad, habían sido sacrificados en beneficio del sensacionalismo y de la contundencia de la narración. Respuestas acomodadas y conocidas, que le restaban claridad a las historias y parecían darle el toque dramático a la grabación. Eso fue comprobado la semana pasada, en un video tape que mostraba a un doctor conspirando con 15 abogados diferentes en la elaboración de falsos certificados, hablando de su negocio "boyante" y asegurando que nunca había estado en la cárcel. Su larga respuesta de 197 palabras, en la grabación original, había sido reducida a un simple "sí", sugiriendo con esta respuesta que nunca había sido perseguido por la justicia, cuando la verdad sea dicha, el mencionado doctor había evitado los problemas legales alterando la evidencia de las investigaciones oficiales.
Era la misma historia de meses atrás, cuando una demanda de la misma índole se había llevado a cabo contra el programa. La revista TV Guide los había demandado por ignorar las evidencias que contradecían la tesis de una supuesta decisión en los tiempos de la guerra de Vietnam, cuando el general William Westmoreland había suprimido sistemáticamente las estimaciones del poderío de las fuerzas enemigas en 1967 .
Sea como sea, el programa 60 Minutos y la cadena CBS se ven enfrentados a un grave problema de credibilidad, que no solo amenaza echar por la borda los 14 años de trabajos, éxitos y altos "ratings" que el programa ha conseguido, sino que cubre de dudas, la existencia de un periodismo responsable en los Estados Unidos.