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AL TENOR DE BACH

Sus cantatas profanas en la voz y bajo la dirección del tenor alemán Peter Schreier, acaba de editar Archiv Produktion

19 de septiembre de 1983

Bach, Johann Sebastian. "Las Cantatas Seculares", volumen 1. Solistas y Coro de Berlín, Orquesta de Cámara de Berlín, Peter Shrefer (director). Discos Arvhiv Produktion N° 2723 082, Hamburgo, 1983, 5 discos.
Hablar de la presencia de Johann Sebastian Bach en el panorama de la música sería faena tan inconmensurable y obvia como evocar la trascendencia de Platón en la filosofía, de Rembrandt en la pintura o de Dostoiewsky en la novela. El insigne músico es una de las grandes cimas alcanzadas por la creación artística, y su obra, como lo expresara el absorto Beethoven, tiene los mismos atributos del océano: la inmensidad y la profundidad. Dentro de su rica y vertiginosa producción musical, las cantatas constituyen un cuerpo central y fundamental. Más de 200 cantatas sagradas llegaron intactas hasta nuestros días, en tanto que de las 40 seculares tan sólo 20 vieron la posteridad en forma integral.
No obstante, una precisión etimológica se impone: el término "cantata" en su moderna acepción es más genérico que el usado durante el mismo barroco. Las cantatas de la primera mitad del siglo XVIII comprendían recitativos y arias, y se distinguían entre sí por los motivos, distribución propósito de la composición y tipo de texto. Cuando el musicólogo contemporáneo clasifica bajo el rótulo "cantata" los dramas y serenatas, los motetes para una voz y las fiestas de iglesia de Bach, está destacando el común denominador que las cobija, matizando simultáneamente las diferencias sobre las cuales se apoyaba la terminología de la época.
El famoso tenor alemán Peter Schreier, una de las más apreciadas voces masculinas y germanas de nuestros días, después del gran Fischer Dieskau, ha grabado recientemente y bajo su dirección las cantatas seculares de Bach, en una hermosa y esmerada versión. El primer volumen de esta preciosa colección, acabada de editar por Archiv Produktion, ofrece seis cantatas inspiradas en temas profanos, algunas de ellas poco conocidas y divulgadas: Eolo Apaciguado, Amore Traditore, la Cantata Nupcial, el Desafío entre Apolo y Pan, la Cantata Gratulatoria. Verdaderas joyas del barroco coral que vienen a enriquecer la profusa galaxia musical de Johann Sebastian Bach.
Sólo cuando fue nombrado Cantor de Santo Tomás en Leipzig en 1723, inició Bach la composición masiva y ordenada de sus cantatas sagradas, dentro del más augusto rigor musical para celebrar las fiestas del año litúrgico. De períodos anteriores a dicha fecha datan la mayor parte de sus cantatas seculares. La composición para bajo y continuo Amore Traditore es la típica cantata amorosa italiana, representativa de un género músico-poético que alcanzó su apogeo a finales del siglo XVII, cuando los temas preferidos del canto oscilaban entre las delicias y los tormentos del amor. La Cantata Nupcial, para una voz y con textos en alemán, es prueba de lograda madurez musical particularmente por el virtuosismo con que fue bordada la parte vocal .
Ante las deficientes calidades y conocimientos musicales de los instrumentistas internos de la escuela de Santo Tomás, Bach aceptó desde la primavera de 1729 la dirección del Collegium Musicum de Schott. A través de las sesiones públicas semanales, Johann Sebastian estrenó algunas de sus más célebres cantatas profanas. Compuesta para festejar a un profesor de la Universidad de Leipzig y reestrenada con motivo de la coronación del rey de Polonia a comienzos de 1734, la cantata Eolo Apaciguado describe los esfuerzos de Céfiro, Pomona y Palas Atenea para calmar los vientos embravecidos. El desafío entre Apolo y Pan, inspirada en una de las Metamorfosis de Ovidio y vecina también por su temática de la ópera temprana de Mozart "Apolo y Jacinto", es una pieza dramática que Bach vuelve a utilizar musicalmente en la Cantata campesina años más tarde. La cantata del Agradecimiento (Gratulatoria), estrenada en octubre de 1736 en el café Zimmermann por el Collegium Musicum, fue compuesta especialmente para celebrar el ilustre aniversario de uno de los miembros de la casa de los príncipes electores de Sajonia.
Llámese serenata o drama épice motete o misa, oratorio o canción, la cantata nació en la frontera borrosa entre el estilo sacro y el profano, y desempeñó el rol músico-dramático que el madrigal ocupó en la sociedad del siglo XVI. Cantadas en los rituales de iglesias y conventos o en las ceremonias de palacios y academias, las cantatas como forma musical se originaron en la fecunda Italia (Rossi, Cesti y Carissimi) pero lograron su más pura y sofisticada expresión en el barroco alemán, con Bach, secundado por Haendel y Telemann.
Y del grandioso músico-poeta de Leipzig, como lo llamara el médico y organista Schweitzer, llegan estas sels cantatas seculares, recogidas en el primer volumen dedicado a su obra coral profana bajo el cuidado profesional y sensitivo del tenor Shreier acompañado por los coros, solistas y orquesta de cámara de Berlín. Un nuevo paso en la alta escalinata de la música coral de Bach que sólo bajo el signo generoso de la cantata tiene ya más de 240 peldaños. Empinada escalera que no cesará de crecer ni de señalar nuevos rumbos, como las espirales melódicas de sus fugas.
Jaime Valencia Villa