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| Foto: Raúl Higuera

ENTREVISTA

“Las feministas piensan que uno es bruto porque se quiere”: Amparo Grisales

Semana.com habló con la actriz sobre su nuevo libro ‘Mi sabia naturaleza’, sobre la salud, la marihuana medicinal, las burlas que recibe y la actualidad nacional.

2 de diciembre de 2016

Semana.com: En su libro ‘Mi sabia naturaleza’ usted aborda la importancia de incorporar hierbas y frutas para vivir mejor. ¿Cómo es eso?

Amparo Grisales: Mi primer libro fue hecho para que la gente tomara conciencia y aprendiera un poco de dónde habita, que conocieran el cuerpo. Me parece muy importante conocer cómo funciona, de qué estamos hechos, saber que todos somos uno y que si conocemos y manejamos nuestro cuerpo sin control remoto, sin piloto automático y solo con nuestra conciencia o nuestra voluntad, honraremos a nuestro creador y así nos podremos querer a nosotros mismos.

Ahora, ‘Mi sabia naturaleza’ busca enseñar cómo hacernos amigos de la naturaleza, porque sin la naturaleza no podríamos vivir. Quiero hacerles entender a los lectores que las plantas, las flores, todo el reino vegetal tiene también un alma, una vida y tiene energía. Mientras nosotros no estemos en una buena relación con nosotros mismos y con lo que nos rodea, vamos a estar totalmente en desequilibrio. Es una integración, una conciencia de que todos estamos interconectados.

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Semana.com: ¿Desde cuándo su relación con las plantas?

A.G.: Toda la vida. Desde pequeña mi mamá nos lo inculcó, siempre nos daba plantas para todo, para limpiar el hígado, para que no nos hicieran daño los dulces en el recreo. Siempre nos mantuvo muy cerca de las plantas. Creo que nuestro alimento debe ser nuestra medicina. Yo las tomo desde ese punto de vista, pero creo que la gente siempre las toma es como medicina. Resulta que si nos nutrimos y las integramos siempre en nuestra vida, no las vamos a tener que necesitar como medicina. De eso se trata. De nutrirnos y no buscar cosas tan procesadas y con tantos conservantes. Para tener una vida sana no hay que hacer dietas o dejar de comer, solo hay que tener una nutrición balanceada.

Semana.com: ¿Ese libro nació desde esa experiencia o también estudió el tema?

A.G.: Es una mezcla de los dos. Lógicamente nace de la experiencia, pero investigué mucho para poder hacerlo. Como dije en la introducción, no soy botánica ni médica, pero sí he aprendido de la maravilla de las plantas. La gente no es consciente de que la alimentación es lo que nos mantiene bien o mal. Por eso yo invito a despertar conciencia, entender que las plantas las tenemos a la mano, son más baratas y saludables. Si nos aprendemos a relacionar con ellas, tendremos una mente y un cuerpo sano. Podremos estar más creativos, más imaginativos y también sexualmente más activos.

Semana.com: ¿Entre las plantas que usted recomienda está la marihuana?

A.G: Claro que está la marihuana. La cannabis es una especie que tiene muchas variedades, por ejemplo tiene una llamada el Cáñamo Hemp, eso es proteína pura. Yo soy vegetariana y por eso tomo de las plantas la proteina, así reemplazo la proteína animal. Dicen que si supiéramos tomar la parte positiva del Cáñamo Hemp -que también se usa para textiles-, la hambruna del planeta se acabaría. Es decir, no hay necesidad de recurrir a los animales para alimentarnos bien.

Además, de la cannabis se han encontrado los beneficios para niños y epilépticos. Es impresionante cómo muchas madres están sembrando marihuana para poder tener el aceite y, con eso, poder quitar los ataques epilépticos y las convulsiones a los niños. Ya hay muchos testimonios al respecto y está comprobado que es medicinal.

Yo no la considero una droga, porque una planta en sí no lo es. Se vuelve droga cuando se procesa. Es igual que la coca, que se ha utilizado desde épocas ancestrales para mantener a la gente bien y activa. Pasa lo mismo con la comida, a veces cuando la procesan se vuelve dañina o tóxica por la cantidad de químicos que le agregan.

Muchas medicinas tienen como base a las plantas, pero al estar tan procesadas te pueden curar una cosa pero te pueden dañar otras. En cambio en lo natural, ‘volviendo al origen’, como hablo yo en la introducción de ‘Mi sabia naturaleza’, se pueden encontrar muchos beneficios que nos pueden curar muchas cosas sin dañarnos otros órganos.

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Semana.com: En Colombia está prohibido usar cientos de plantas con fines medicinales, ¿usted apoya legalizarlas todas?

A.G: Claro, estoy completamente de acuerdo. Las plantas nos dan todo lo que necesitamos: proteínas y nutrientes. Lo que pasa es que la industria farmaceútica tiene el control de las masas, ellos procesan las plantas y todos estos alimentos, de alguna manera para su conveniencia económica. No quiero decir que la medicina tradicional no sea buena, claro que sí. Pero si nosotros le sacamos todo el provecho a las plantas, encontramos todo: cómo nutrirnos, sanarnos y llenar de magia los espacios. No apreciamos el color de las flores y no valoramos todo lo que tenemos. Te aseguro: un pintor no puede hacer nada semejante a una flor. Nunca nos percatamos de esto porque vamos muy rápido.

Semana.com: ¿Cuál es su rutina diaria? ¿Cuáles son las plantas que usted más usa en su día a día?

A.G.: Yo solo tengo 63 plantas que conozco, de las que investigué y he probado. Casi todas las utilizo. La albahaca la uso como condimento en casi todas las comidas. Es deliciosa y además es perfumada. Los baños de albahaca son relajantes y tienen mucha magia. El trébol, por otro lado, te activa las feromonas y es maravilloso para la sexualidad. La maca, por ejemplo, sirve para la fertilidad, como para los hombres cuando tienen problemas de impotencia. El perejil también tiene grandes beneficios. Casi todo el mundo retiene líquidos por el sodio, entonces hay plantas que se pueden tomar en infusión, como el diente de león, y te ayudan a sacar líquido del cuerpo. No podría dejar ninguna planta por fuera, porque casi todas las uso. Lo bueno del libro es que está escrito desde mi punto de vista y cómo las veo yo.

Semana.com: ¿Su relación con las plantas es la receta de la “eterna juventud”, como muchos la llaman?

A.G.: Yo creo que los secretos están dentro de uno mismo. A mí no me gusta que lo etiqueten como un “secreto de la eterna juventud”. No es simplemente recetas, ni tips para eso. El secreto todos lo tenemos y lo podemos potencializar, la cuestión es buscarlo. Por eso está el capítulo de la meditación, de cómo manejar la respiración y cómo ser conscientes de lo que respiramos. Yo no doy recetas, ni tips, simplemente es ser conscientes de lo que nos rodea, de lo que nos da vida y del templo en el que vivimos. Todo esto va integrado a las plantas.

Semana.com: Usted resalta en su libro que a las personas nos han marcado con un código de barras y que pareciera que nos han impuesto una fecha de vencimiento.

A.G.: Tengo una frase en el libro que dice: cómo dejar de ser jóvenes sin volvernos mayores. Quiere decir: cómo dejar de ser joven, en edad, pero cómo lograr no volvernos mayores en ‘achaques’. La edad debería llegar con mucha sabiduría, salud y conocimiento. Porque como dijo Guillermo Ferrara, que es filósofo y escritor, “entre más años tenemos, mejor deberíamos vernos”.

Las mismas mujeres feministas son las que apoyan no ponerle cuidado al cuerpo. A mí me han atacado mucho. Me dicen: “póngale más cuidado a la cabeza”, ellas piensan que uno es bruto porque se quiere o porque honra al creador queriendo el cuerpo. No entienden que el cuerpo es el templo en el que viajamos, la nave en la que estamos. Es el envase que contiene el alma y las emociones.

Las mujeres nos damos duro y las feministas atacan que la mujer cuide tanto el cuerpo, que porque es “para estar bonitas para los hombres”. Y no se trata de eso, es más profundo que una belleza física. (...) Es el colmo que las mujeres nos demos duro atacando a otras mujeres porque se cuidan. Hay un dicho que dice: ‘perdóname que me quiera, pero soy el ser humano que tengo más a mano’. Y no es solo la mujer. El hombre también se descuida: se deja crecer panza, se deja engordar… todo eso trae los achaques. Las emociones también enferman los órganos. El odio, la envidia y la ira enferman.

Semana.com: Su primer libro, ‘Mi cuerpo consciente’, llegó a Estados Unidos, México, España y Argentina, ¿cómo hizo para captar la atención del público internacional?

A.G.: Yo tengo una carrera de 45 años y afortunadamente los mercados se han abierto. Con toda la tecnología, uno puede volverse más internacional. Los actores y cantantes que triunfan por fuera, no serían lo mismo sin la tecnología. Toda esta globalización ha hecho que se vea nuestro trabajo. Y la gente sigue viendo televisión por más que haya otro tipo de lenguajes audiovisuales. En Latinoamérica, Estados Unidos y España han llegado mis novelas. De afuera siempre vienen, me entrevistan y le hacen un seguimiento a mi trabajo. Hay credibilidad. Muchos se preguntan por qué tengo la piel así y por qué no me pasan los años. Yo creo que mi gran plus es que me veo natural, por más que me quieran poner las cirugías de los demás. Lo que he hecho bien es no obsesionarme con cosas artificiales, por eso se me nota el ejercicio, la buena alimentación y me veo plena a nivel espiritual.

Semana.com: La televisión no se ve tanto como antes, ya Netflix marca la parada.

A.G.: Los canales siguen siendo productores de series para grandes plataformas. Se sigue produciendo y la gente sigue viendo. Lo que pasa es que ya las ves por otras plataformas, pero sigue siendo televisión. La producción sigue, pero la parte comercial entre las empresas funciona de otra manera. Aunque los canales siguen transmitiendo, ya se volvieron más productores. Ahora estoy haciendo una serie para Netflix, y las ‘Muñecas de la Mafia’ también está ahí. O sea, ya llevo dos series para Netflix. Antes mejor, porque a uno lo ven en el mundo entero.

Semana.com: ¿La serie que está grabando actualmente es la que cuenta la historia de Popeye?

A.G.: Sí. Estoy haciendo Alias J.J., sobre la vida de Popeye. Hago el personaje de la abogada Mónica Machado.

Semana.com: ¿Cuándo sale?

A.G.: Me imagino que está al aire para febrero o marzo.

Semana.com: Volviendo a lo anterior, normalmente hay comentarios o burlas hacia usted. ¿Cómo las recibe?

A.G.: Yo sé cómo estoy y cómo me veo. Sé cómo ha sido mi evolución y mi proceso. Eso solo lo conozco yo. Los que se burlan quieren reflejar en mí sus bajezas, sus mediocridades y sus pocos logros. Es gente que no ha hecho una vida propia. Se burlan de ellos, los que están mal son ellos, no yo. A mí no me toca en absoluto, ni me daña ni me deprime, porque sé quién soy. Me la paso trabajando en mi propia evolución y mi conocimiento. Me preocupo en estar vigente y darle a mi gente lo que le gusta. (...)

Sé quién soy. Y siempre estoy aprendiendo. Hasta de las pérdidas he aprendido mucho. Hace 14 meses perdí a mi hermano y hace un mes perdí a mi mamá. Así se forma el carácter. Yo no me puedo poner mal por lo que dicen otros, son personas que a lo mejor no han hecho nada de sus vidas. Al contrario de ponerme mal, creo que soy un ejemplo para los que me quieren. Eso lo sé. Creo que he hecho bien la tarea. He pintado bien mi paisaje. Y si alguna vez pintando el paisaje se me ha regado la tinta, pues la recojo y la uso en otro pedacito del paisaje. Las burlas me dan risa, no me molestan. Los que hacen ese bullying, en los perfiles de ellos siempre aparece un huevito o un huevón, como digo yo.

Semana.com: Usted respondió de manera muy amable a las burlas en un video sobre la paz, en el que invitaba a votar Sí en el plebiscito. ¿Por qué apoyar el proceso de paz?

A.G.: Porque el que no apoya la paz está fregado, está mal de la cabeza. El mundo está tan convulsionado, que todos deberíamos apoyar con un poquito de paz. Eso lo logramos abriendo los puños para darnos las manos, porque con los puños cerrados no se puede dar la mano a nadie. La paz no se hace con los amigos, se hace con los enemigos. Como dije yo en el plebiscito, cuando la gente se preguntaba que qué país me querían dejar. Yo dije ‘déjenme un país sin envidias y odios. Un país en paz, solidario y lleno de amor’. La gente también tiene derecho a retractarse de sus errores.

Semana.com: Cómo ve la situación actual del país.

A.G.: El presidente me parece muy brillante, pero una sola cabeza no hace el mundo, creo que el mundo lo debemos hacer todas las cabezas. Es lo único que puedo decir. Un gobernante pone las pautas, pero todos debemos colaborar. Todos quieren ser los que tienen la última palabra y quieren ganar. Lo que pasa es que los perdedores siempre están en contra de la corriente y siempre están queriendo atacar las cosas buenas que no pudieron lograr ellos. A pesar de todo esto, creo que Colombia es uno de los países que mejor está.