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Bogotá 40 años

‘Bogotá, 40 años’, una recopilación de fotografías de Sady González, revive una década que para los nostálgicos fue la más promisoria de la capital.

10 de enero de 2000

Pionero de la reportería gráfica en Colombia, Sady González inmortalizó a través de su cámara algunos de los hechos históricos más importantes que han ocurrido en Bogotá. Veinte años después de su muerte el legado de su trabajo como fotógrafo sigue siendo el mejor testimonio de épocas pasadas y en especial de una que, para los investigadores, fue la más promisoria de Colombia en este siglo: la década de los 40.

Por medio de su empresa, ‘Foto Sady’, González se dedicó a registrar desde eventos deportivos y sociales hasta los hechos políticos más importantes para luego ofrecerlos a los medios de comunicación. Fue un período en el que la reportería gráfica adquirió un estatus fundamental y nombres como Carlos Martínez, Ignacio Gaitán, Daniel Rodríguez y Carlos Jiménez se hicieron reconocidos por los colombianos. En medio de ese auge González captó invaluables imágenes, como la del Papa Pablo VI besando tierra colombiana, y otras como las relacionadas con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, las cuales fueron recopiladas por su hijo Guillermo González en el libro Saqueo de una ilusión.

Pero el legado de González, dado a conocer a través de Cromos, SEMANA, Estampa y periódicos como El Tiempo, El Siglo y El Espectador, se extiende también a hechos cotidianos que reflejan la tradición ‘cachaca’. Con el ánimo de revivir estas imágenes su esposa, Esperanza Uribe de González, seleccionó 180 fotogra-fías entre más de 1.500 que ella conservaba sobre la época para compilarlas en un nuevo libro: Bogotá, 40 años, con el apoyo de Número Editores.

“Todos tenemos la sensación profunda de que hay una ciudad que perdimos. Con ellos, no se alude solamente a la ciudad que fue, sino también a la ciudad que pudo ser. Cuando uno mira hoy los barrios viejos, no sólo las hondas casas ahora llenas de color de La Candelaria, sino las edificaciones estilo inglés de Teusaquillo o de las inmediaciones del Parque Nacional, cuando uno mira la Avenida Jiménez desde la plazoleta del Hotel Nueva Granada, percibe de algún modo esa ciudad posible y la proyecta en la imaginación”, afirma William Ospina en uno de los textos que acompañan el libro.

Así mismo el urbanista Juan Carlos Pérgolis y los investigadores Consuelo Sánchez y Sergio Otálora recrean las costumbres de ese entonces: las tertulias que se organizaban en la casa de Dolly Mejía con la asistencia de Jorge Gaitán Durán, Andrés Holguín, Enrique Buenaventura, Guillermo Payán Archer; la figura de ‘La loca Margarita’, quien perdió la cabeza después de que todos sus hijos murieran en la Guerra de los Mil Días, o ‘Pomponio’, otro loco, que acostumbraba a repartir invitaciones a personalidades importantes, o ‘El Bobo del Tranvía’ personaje que, según la tradición, murió atropellado por un bus.

Los textos que explican cómo eran la ciudad y el país hace medio siglo complementan las imágenes de Sady González. Consuelo Sánchez habla de que Bogotá por ese entonces alcanzaba el medio millón de habitantes, mientras que “ el tráfico comenzaba a dar sus primeras muestras de complicación, de tal manera que fue necesario dejar de confiar en el puro sentido común de los bogotanos... En Bogotá circulaban, en 1940, 4.899 automóviles y unos 500 buses”.

“Todo quedaba cerca de la Plaza de Bolívar, porque la ciudad era fuertemente unitaria. Lo que ocurría en las quintas de Chapinero hacía parte de la misma vida que se comentaba en el marco de la plaza, en la peluquería del Hotel Granada o alrededor de las exclusivos comercios del centro”, afirman Helena Iriarte y Juan Carlos Pérgolis.

Bogotá, 40 años invita a añorar un pasado no tan lejano del que, sin embargo, quedan muy pocos vestigios y, como dice William Ospina, a revivir la nostalgia por una ciudad que no pudo ser. nP