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BOLIVAR CON REMIENDOS

La muestra "Bolívar y Colombia" que se exhibe en París va acompañada por un catálogo plagado de errores

12 de diciembre de 1983

Bajo los auspicios financieros del Fondo Rotatorio del Ministerio de Relaciones Exteriores y la asesoría museográfica del Instituto Colombiano de Cultura se exhibe actualmente en París la muestra "Bolívar y Colombia", que recoge los objetos plásticos más importantes del patrimonio artístico del país. Originalmente presentada en el Museo Nacional de Bogotá, se desplaza por el mundo como la ofensiva presidencial pro-imagen de la resarcida patria. A nivel tipográfico, sin embargo, los esfuerzos resultaron vanos. El catálogo que acompaña la muestra, impreso en francés y titulado "Bolívar et la Colombie" fructuosamente contribuirá a nuestra fama de descuidados. Se empezó por adaptar de la versión en español un nuevo tamaño, esta vez vertical. (19x24 cms.). Modificación que obstruye la visión de varias ilustraciones que tienen proporción horizontal. La cubierta reproduce un óleo de Acevedo Bernal, asunto que el visitante parisino jamás dilucidará, pues en ningún sitio aparece tal referencia. La falta de seriedad e improvisación sigue adelante. En la lista de obras, desafortunadamente diagramada, no hubo criterio para definir información básica: años de las obras, fechas dueños de las piezas. Lo cual es contradictorio pues los pies de grabado de las obras reproducidas sí incluyen propietario. Si la primera edición del catálogo era imperdonable por carecer de la enumeración de los objetos expuestos, la francesa lo es también por omisión de información básica En esta sección aparecen brevemente reseñadas algunas y no todas la biografías de los pintores. Súmese además el hecho de que olvidaron colocarle número a las páginas, que no hay pie de imprenta ni ciudad de edición (violando disposiciones legales) El espécimen, que incluye textos de personalidades francesas como M.J Chirac, fue impreso en la Colombie La calidad del papel de fabricación nacional y la tipografía y por desgracia, la pésima edición, lo terminan de confirmar. Los textos del opúsculo, finalmente, son casi ilegibles y demandan para el lector algo más que interés. El tropiezo reside en que habiendo demasiadas palabras por renglón el nivel de legibilidad se dificulta, haciendo disminuir la eficiencia y aumentando el tiempo de lectura. El promedio de palabras en un texto normal debe oscilar entre 10 y 14 palabras por renglón. El promedio del impreso aludido se mantiene cerca de las 18. Agréguese el escaso espacio blanco entre lineas para que el placer de leer se convierta en la tortura. No hay explicación para que esto suceda.
Mientras del catálogo en español se hicieron 50.000 ejemplares con textos retóricos y pobreza de concepción, los colegas venezolanos editaron un señor catálogo de apenas 5.000 ejemplares. Este consta de 140 páginas versus el criollo de 36. Con artículos defondo de Uslar Pietri y Boulton y tres más de especialistas que ubican a Bolívar desde la biografía e iconografía hasta su pensamiento y acción, los venezolanos con menor tiraje y más tesón enseñan que no basta hacer. Que pensar es parte definitiva, que sin análisis profundo y rico no es posible cosechar. La ligereza de los funcionarios parece ese mal endémico que poseemos los atenienses de Macondo: vivimos el sueño de que hubo país y no nos percatamos por vivirlo ni hacerlo posible. Quien vea los afiches que la Cancillería hizo imprimir para repartir pomposamente en las embajadas con las efigies de próceres terminará por sonrojarse. Tipografía para los textos de tres familias diferentes y ensamblaje de vitelas estilo Sagrado Corazón y de los beatos. La falta de modernidad y la indiferencia allí son palpables. No deja de ser mortificante que la mala prensa haya tocado los valores de la nacionalidad, ejercida por incapaces al menos intelectualmente. Y de sobra sabemos que hay colombianos de valía pero no siempre en los sitios donde el poder gobierna.

MACONDO MUTILADO
Circula bajo el sello editorial de Colcultura (Administración Mera), el libro "Aracataca-Estocolmo". 122 páginas, numerosas fotografías en blanco y negro resumen el homenaje editorial a nuestro Nobel. Mientras abundan los textos de la comitiva, el libro imperdonablemente no incluyó lo más sustancioso: los discursos de Gabo en Estocolmo. Paradojas de la ostentación: el único premio Nobel con derecho a hablar y sentar posición es el de literatura.