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Un joven político llamado Miguel (Luis Fernando Bohórquez) trata de recuperar su memoria mientras convive con un grupo de habitantes de la calle

Buscando a Miguel

La fallida obra del cineasta colombiano Juan Fischer mira con respeto a una serie de personajes marginales.

25 de agosto de 2007

Título original: Buscando a Miguel.
Año de estreno: 2007.
Dirección: Juan Fischer.
Actores: Luis Fernando Bohórquez, Laura García, Hernán Méndez, Ana María Kamper, Marcela Carvajal, Mónica Gómez, Juan Sebastián Aragón, Pepe Sánchez.

Andan diciendo que Buscando a Miguel es una mala película. Y sí lo es, claro que sí, pero tiene un par de cosas que la redimen. Su trama no tiene pies ni cabeza. Su construcción dramática es tan perezosa como la de un juego de niños. Y toca esperar una media hora, si mal no recuerdo, para encontrarse con una escena verosímil. Pero sus actores (encabezados por la muy valiente Laura García) lo arriesgan todo cada vez que aparecen. Y su director, que no ha querido pensar más de unos minutos en los personajes principales, y que cae en cientos de lugares comunes, como cualquier telenovela, a la hora de acercarse a las vicisitudes de la clase alta, consigue hacer un respetuoso retrato de los personajes marginales de la Bogotá de estos días: las vidas de los transformistas, los rebuscadores y los habitantes de la calle son presentadas como vidas dignas, completas y posibles.

El Miguel del título, un político arrogante en plena campaña, un hijo de papi que le dedica todo su tiempo a su ego, pierde la memoria después de vivir una mala noche en Bogotá. Lo maltratarán. Tratarán de venderlo por partes. Y lo buscarán muy poco. Pero se recobrará a sí mismo gracias a sus encuentros con un reciclador que se las sabe todas, un transformista a punto de retirarse y un taxista aficionado a la marihuana. Y será una lástima que nos importe tan poco, que el ritmo caiga tanto, que la torpe comedia negra se vuelva una fábula mediocre, porque podría haber sido un importante documento sobre nuestras calles.