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CERO Y VAN DOS

Dos atentados en 8 días a "Vanguardia Liberal"

21 de marzo de 1983

"Otro petardo a Vanguardia Liberal" titulaba discretamente "El Espectador" del domingo 13 de febrero. El viernes, un cassette, dejado en el cementerio central de Bucaramanga hablaba de una supuesta alianza entre Vanguardia Liberal y los comunistas. El sábado, una bomba de fabricación casera, hecha a base de dinamita y tuercas, había explotado donde antiguamente funcionaba el vespertino del periódico. Aparte de unos vidrios rotos, no se produjeron mayores daños y no hubo heridos. Nadie reivindicaba el atentado.
Esta, sin embargo, no era la primera vez. Una semana antes había sucedido algo parecido. El DAS había recibido una llamada anónima, en la que se anunciaba que una bomba de alto poder había sido colocada en la calle 34 precisamente frente a las instalaciones del matutino santandereano. Luego de una búsqueda minuciosa, el artefacto fue encontrando en una jardinera y desactivado antes de que hiciera explosión. Era un simple taco de dinamita, al parecer colocado con fines propagandísticos. Minutos después, la acción era reivindicada por el MAS, en una clara represalia por el tratamiento que el antiguo periódico le viene dando a los grupos subversivos y a las propias actividades del MAS.
Dos atentados se han producido en ocho días y la gente de Vanguardia ya empieza a intuir la verdadera razón. A principios del año, los lectores bumangueses se desayunaron con la noticia del asesinato de Julio Portela, un ingeniero eléctrico sindicado de pertenecer al Ejército de Liberación Nacional. Portela, en poder de las autoridades, había sido recluido en el hospital de Girón a causa de una herida de bala. Se le asignó guardia especial, comandada por el agente del F-2, Pedro José Bernal Ordóñez. Sin embargo, el 31 de diciembre pasado, tres encapuchados entraron misteriosamente al hospital y mataron al ingeniero. Vanguardia liberal publicó el hecho detalladamente y algunos hablaron de una posible vinculación del agente del F-2 con los autores del atentado. Casi al mes, el agente Bernal era asesinado ante un bus repleto de pasajeros. El ELN reivindicaba el hecho y el famoso caso Portela volvía a salir a la luz pública. A los ocho días, Vanguardia era víctima de un atentado.
La situación de orden público en Santander, gravemente alterada por acciones permanentes de comandos de las FARC y del ELN, lo mismo que de grupos paramilitares ocupa diariamente las páginas del diario liberal.
Aunque el director, Alejandro Galvis Ramírez, ha manifestado que el equipo periodístico de Vanguardia Liberal no es partidario de concederle importancia excesiva a los atentados por el afán propagandístico que se esconde tras ellos, el hecho es que el diario no ha podido escapar de la violencia de la región.