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COLOMBIA EN PARIS

Arte de taller y arte de la calle en una exposición sin precedentes

2 de enero de 1984

El nueve de noviembre se inauguró en la Escuela de Bellas Artes de París la más importante exposición de arte contemporáneo que Colombia haya realizado en Europa.
Sin ser exhaustiva, esta manifestación cuenta con la participación de unos cincuenta artistas que representan, dice Martha Traba en la introducción del catálogo, todas las tendencias de la creación plástica nacional.
Una serie de fotografías muestra, paralelamente, la diversidad y riqueza del arte que el pueblo colombiano realiza en la calle. Decorados de buses, tiendas y fachadas de casas, implementos de emboladores o vendedores de helados transformados, gracias a la ingeniosidad de sus propietarios, en "obras de arte".
"La presentación conjunta de esas dos formas de expresión, dice el informe entregado a la prensa, busca demostrar, conscientemente, que existe (en Colombia) una cultura específica floreciente que considera el "ver" como un modo de "ser" y ofrece la capacidad de soñar". Organizada por la Escuela de Bellas Artes se encuentra cerca de las más importantes galerías francesas de arte, ha permitido que la exposición colombiana "Arte de taller, arte de la calle" escape de los ghettos tradicionales, reservados a los latinoamericanos.
Por su parte, la alcaldía del III distrito de París presenta una exposición consagrada al bicentenario de Simón Bolívar.
Compuesta de cuadros provenientes de varios museos colombianos y de algunas esculturas del Palacio de Nariño, esta manifestación no goza, a pesar del esfuerzo publicitario, de la acogida que habría merecido tal acontecimiento. La manera como fue concebida esa exposición en Colombia y el trato recibido por la Alcaldía de París, parecen explicar esa situación.
La opción en favor de los cuadros de los 44 artistas colombianos participantes no puede, en efecto, suscitar una gran movilización entre los europeos acostumbrados a ver viejos cuadros en sus museos. Por valiosa que sea para nosotros los colombianos, es necesario reconocer que a los ojos de los franceses, no hay nada "excepcional" en esa exposición.
¿Qué pensar, por otra parte, de la ausencia de un audiovisual que explique el ABC de la independencia a un público que la desconoce en su totalidad? Los magníficos paneles concebidos por Plinio Mendoza y realizados por el antiguo director de Arte de SEMANA Ponto Moreno, logran, gracias a su fuerza didáctica, llenar en parte ese vacío. Pero ¿cuántos visitantes los leeran? De la misma manera, cabe preguntarse ¿qué gana Colombia al haber aceptado llevar a cabo esta exposición en la alcaldía de un barrio Parisino? ¿El bicentenario de Bolívar no merecía ser mostrado en las salas de la alcaldía de Jacques Chirac? En París, cualquiera sabe que, vista la densidad de la vida cultural, el público aficionado a las exposiciones no va nunca a las alcaldías de los barrios.
En esas circunstancias, ¿valía la pena que Colombia hiciera esfuerzos económicos y humanos para llevar a París una exposición, que al cabo de un mes será visitada por apenas unas dos mil personas? ¿Por qué aceptar que la alcaldía de París se "sume" al homenaje hecho a Bolívar cuando el país ha tenido que pagar hasta el arriendo de los paneles en los que reposa la exposición?