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COMO SE CUBRE UNA GUERRA

Prensa, radio y televisión colombianas afrontan un reto: cubrir directamente un conflicto, por primera vez en su historia.

14 de junio de 1982

Dar un toque de originalidad al cubrimiento de la información sobre la guerra de las Malvinas ha sido el gran desafío del momento para los medios de comunicación en Colombia. La radio, la televisión y en menor medida la prensa escrita, lo viene procurando.
El cubrimiento más impresionante ha sido el de la radio. El oyente pasa, en segundos, de escuchar a alguien que le cuenta cómo se ven las cosas desde Buenos Aires, a otros que le refieren lo que se dice y espera en Washington o en Londres, en Roma o en Pekín. Caracol, que inició este tipo de periodismo agresivo, hecho posible por la comunicación vía satélite, y de modo similár RCN y Toledar, han dado están dando todavía una verdadera batalla para mantener bien informado al público nacional.

NOTICIAS DEL MOMENTO
"A la situación de las Malvinas dedicamos cada día todas las horas que sean necesarias", dice Juan Darío Lara, un redactor del grupo noticioso de Caracol que dirige Yamid Amat. "Damos noticias cada hora, innovación impuesta por esta cadena, a lo largo de nuestros amplios bloques informativos (6 a.m. 9 a.m., 11:30 a.m. 1:30 p.m. y 6 p.m.-9 p.m.), o en cualquier momento si algo excepcional nos llega por los teletipos, o por llamada de los corresponsales".
"Entrevistamos continuamente a gentes en la Argentina", agrega Javier Ayala, redactor de planta que regresó el 8 de mayo después de vivir varias semanas en Buenos Aires, y pudo llegar hasta Comodoro Rivadavia antes de la prohibición a la prensa extranjera de movilizar corresponsales fuera de Buenos Aires. "Logramos una exclusiva mundial hablando con el padre José Fernández, capellán del ejército argentino en las Malvinas". También ha entrevistado Caracol a dirigentes como el ministro de Relaciones Exteriores, Nicolás Costa Méndez, y del Interior, general Alfredo Saint James, o al capitán del crucero argentino hundido, Elías Bonzo. Dos colaboradores de la cadena siguen informando sobre el conflicto: desde Londres, Guillermo Vélez; y desde Washington, Guillermo Rodríguez. En Buenos Aires actúa el corresponsal permanente, José Capdevila.
El director de noticias de RCN, Jorge Eliécer Orozco, estuvo un mes en Buenos Aires y regresó el 7 de mayo. Su colega del noticiero Gonzalo Castellanos le reforzó por algunos días desde Comodoro Rivadavia, hasta darse la orden de abandonar la plaza. RCN obtuvo oportunas entrevistas con los ministros del Interior y de Hacienda, y Orozco revela que al difundirse por la capital argentina la noticia de que los ingleses habían hundido el crucero "General Belgrano", decidió irse a Montevideo para transmitir desde allí a Colombia por no haberse dado comunicado oficial. Se han hecho además entrevistas con gente llana, en calles y supermercados, para medir el clima de la nación y de respaldo al gobierno.
Para Todelar, el periodista Juan Carlos Gallardo transmitió entrevistas con dirigentes y representantes de distintos sectores de la población. Del cubrimiento se ha encargado ahora un grupo de periodistas argentinos, en Buenos Aires.Todelar recibe además servicios de otras fuentes, entre otras el Departamento Latinoamericano de la BBC de Londres.
Jorge Graciano, coordinador de noticias en Todelar agrega: "Hemos complementando esta labor con entrevistas locales a internacionalistas economistas, técnicos en armamentos etc., para que evalúen las condiciones en que cada uno de los contrincantes está librando la guerra. También dialogamos con una delegación argentina que estuvo en Bogotá, de la Federación de Trabajadores de Calzado, solicitando el apoyo moral, que obtuvieron, de las centrales obreras colombianas".

IMAGENES CONVINCENTES
En sucesivas oleadas han llegado a la Argentina representantes de los noticieros de televisión de Bogotá (con la sola excepción de Arturo Abella). La primera oleada estuvo encabezada por Andrés Pastrana, Yolanda Botero y Oscar Jaramillo, a nombre, respectivamente, de TV-Hoy, TV-Mundo y Contrapunto; cada cual contaba, al menos, con un camarógrafo.
Un tío de Andrés Pastrana vive en la capital argentina desde hace tiempo y es psiquiatra de élites sociales. Luego le reforzó Efraín Marín, de la planta de TV-Hoy. Hicieron muchas filmaciones y obtuvieron reportajes a buen nivel gubernamental. De la coresponsalía bélica quedó encargado Gustavo Pastrana, primo de Andrés, que es argentino de nacimiento y por eso no habla "a la colombiana" cuando sale en la pantalla chica. Además, TV-Hoy usa servicios de satélite y de cadenas estadounidenses de televisión.
Yolanda Botero hacía su primera misión fuera de Colombia para un noticiero al que se vinculó un año atrás, y en el cual se encarga de temas políticos nacionales y economía. La compañó con sus cámaras Carlos Tobón. Captaron el ambiente inicial cuando predominaba el duelo verbal y no el fogueo de las armas. Regresaron con 10 cassettes de video, cada uno de 10 minutos. Su mejor reportaje: al intendente municipal de Comodoro Rivadavia, Roberto Pascual Dié, quien había iniciado prudentemente ensayos de oscurecimiento nocturno de su ciudad, la capital petrolera argentina, en esta época azotada por fríos y vientos. Dié le obsequió a la resportera, como recuerdo, un cenicero.

LOS ARGENTINOS CON GALTIERI
"El pueblo respalda totalmente al gobierno en esta emergencia", dice la periodista. "Hablé con los afiliados a la Unión Cívica Radical, al Justicialismo, a la Democracia Cristina, en fin, a la oposición en toda la línea, y todos están apoyando a Galtieri". Esta periodista, egresada del Externado, se siente más ligada al conflicto: es hija única de madre argentina y padre colombiano.
Al regresar Botero, TV-Mundo envió a Gonzalo Castellanos, que se localizó en Comodoro Rivadavia. Establecida la restricción a Buenos Aires, prefirió tomar avión de vuelta.
Ante esas circunstancias también regresó Oscar Jaramillo, que había ido en compañía del camarógrafo Juan Perilla y el asistente José Gómez. Contrapunto se vale ahora de imágenes via satélite de la UPI.
William Giraldo, a nombre de Cinevisión, hizo el peregrinaje al sur con Ramón López y Héctor Bermúdez, a cargo de filmaciones. Por Siete Días en el Mundo viajó Guillermo Rodríguez, primero a Buenos Aires y luego a Washington, donde continúa. En cuanto a 24 horas voló a Buenos Aires Javier Darío Restrepo: allí permanece. Sigue entrevistando a personas del común, que han sufrido el impacto de las primeras bajas, y los primeros éxitos militares.

¿Y LOS ANALISIS?
"Mucho es lo que falta en la prensa escrita colombiana de información internacional. Comparándonos con los diarios de otros países latinoamericanos, los brasileños y los mexicanos, los argentinos, los venezolanos, nos quedamos atrás. Nuestros diarios dan una sensación excesiva de provincialismo". Quien se expresa así es Rafael Santos, uno de los jefes de redacción del El Tiempo. Y concreta: ¿"No es absurdo no tener corresponsales propios en sitios como Caracas o Miami, donde viven más colombianos que en muchas ciudades importantes de Colombia"?
El Tiempo ya empezó a tomar medidas, vista esta deficiencia. En la crisis internacional de la actualidad, fue el único diario que compró pasajes. Germán Santamaría voló de Bogotá a Buenos Aires, y Enrique Santos Calderón de París, donde vive, a Londres. "Hechos como los atentados contra Reagan y el Papa, bien cubiertos por la prensa radial, volvieron a demostrarnos que la prensa escrita tiene que agilizarse en su cubrimiento de hechos extranjeros. Si lo de las Malvinas se complica, volveremos a mandar corresponsal. Santamaría se vino por la simple razón de que no les permitían a los enviados de la prensa extranjera aproximarse más al área de lucha. Y las Malvinas están casi 1.500 kilómetros de Buenos Aires".
Buen suceso que los diarios del país se pongan a tono con otros de fuera y envíen corresponsales a los sitios en donde algo muy importante está ocurriendo. Como la prensa escrita no puede competir con la radial y la televisada en inmediatez, sino en análisis, habrá que esperar nuevos desarrollos: que viajen también editorialistas, columnistas, o colaboradores, no a contar que vieron caer un avión militar, sino a hilvanar hipótesis razonables sobre las causas políticas de que derribaran ese avión, y cómo se logrará que no derriben más.