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CON LOS OJOS ABIERTOS

A los ochenta años, Marguerite Yourcenar continúa transmitiendo su vitalidad en 17 idiomas.

4 de julio de 1983

¿Como es Marguerite Yourcenar, nuevo miembro de la Academia Francesa?
Su obra literaria es muy conocida de tiempo atrás y traducida a 17 idiomas.
Su mayor éxito, "Memorias de Adriano", fue traducida al español por Julio Cortazar. Sus libros, que parecían dirigidos únicamente a una élite intelectual de formación clásica, los lee ahora un público más numeroso por la gran publicidad que recibió esta gran escritora al convertirse en la primera mujer que ingresa a la Academia Francesa.
Se sabe mucho sobre sus obras, pero muy poco sobre ella misma. A los 80 años, Marguerite Yourcenar terminó las entrevistas que concedió a Galey, escritor de L'Express, bajo el nombre "Marguerite Yourcenar, con los ojos abiertos".
Impenetrable en sus emociones íntimas, esta gran escritora se desborda generosamente en este libro cuando habla de su percepción del mundo y también de sus escritores. Recuerda su niñez feliz, sin madre, pero al lado de un padre cultivado y cariñoso y la educación tan esmerada que recibió.
Se fascinó primero con los cuentos de hadas y, un poco más tarde, con los textos clásicos franceses. Comenzó a los 12 años el estudio del latín y del griego, que la llevaron desde muy temprano a interesarse en los mitos y en la antiguedad. No es pues sorprendente que más tarde llegara a traducir magistralmente los poetas griegos, Cavafy entre otros.
A los 24 años empieza su primera obra importante: "Alexis o el tratado del inútil combate" . Se interesa por las filosofías orientales, por todas las religiones, pero sigue prefiriendo la suya: la católica. Mientras tanto ha estudiado las lenguas modernas y traduce algunas obras de Virginia Woolf y de Henry James. Viaja por todo el mundo y se radica en los Estados Unidos al declararse la Segunda Guerra Mundial. Vive varios años en Nueva York donde enseña el francés y la literatura comparada. En 1942 se instala definitivamente en Monts-Déserts, una isla de Maine, donde continúa produciendo obras magistrales (Memorias de Adriano, Opus Nigrum que le valió el premio Fémina en 1968).
Traduce también los negro spirituals Deep River y otros .
Su apellido era Crayencour y su seudónimo Yourcenar se convirtió en su nombre legal. Para esta gran humanista, nacida en el seno de una familia de la alta burguesía francesa, la palabra "clase" es aborrecible y quisiera verla abolida por considerar que los seres trascienden constantemente el fenómeno llamado "casta". No es partidaria del feminismo agresivo porque lo juzga como una forma de racismo a la inversa. De igual manera rechaza la diferencia entre el amor homosexual y el amor. Critica el "amor a la francesa" por egoista, en el que sensualidad, los celos y el deseo de éxito con su partenaire, prevalecen por encima de lo que debe ser el amor.
Piensa que las dictaduras son, en Beneral. un grosero desorden, que los crímenes y las ocuras políticas se convierten siempre en una bola de nieve.
Participa activamente en las campañas para defender las focas, las ballenas y todos los animales en general.
Milita fervientemente en favor del equilibrio ecológico pero vive apartada de la política porque considera que ésta es efímera en la corriente de la historia. Le tiene horror a la posesión, a la adquisición, a la avidez, al sentimiento de que el éxito consiste en la acumulación de dinero.
SU VIDA EN E.E. U.U.
¿Y cómo vive Marguerite Yourcenar en los EE.UU. ?
"Petite Plaisance", así se llama su casa en Monts-Déserts. Fue al principio una granja que data de 1866, convertida ahora en una residencia calurosa, llena de libros y de objetos recogidos a través de sus viajes. El hermoso paisaje, el silencio, pájaros y ardillas complementan la atmósfera de su hogar. Ella misma amasa el pan, prepara las conservas y los dulces tradición bien francesa que nos recuerda a Colette, así como su amor por la naturaleza.
Detesta la T.V. y va muy poco al cine, pero le agrada Bob Dylan. Se irrita de que se le llame por su nombre, Marguerite, familiaridad americana que sólo acepta de buen grado en Monts-Déserts. Piensa que es necesario luchar para que los cursos se hagan en español en aquellas regiones donde una parte de la población es mejicana o puertorriqueña. Entre los autores que prefiere releer figura la autobiografía de Gandhi.
A sus 80 años, con su inteligencia tan vigorosa como siempre, piensa trabajar mucho más, terminar su libro "Quoi, I'Eternité?", escribir sus reflexiones acerca de lo que podría ser la "educación ideal del niño". Desea tener los ojos bien abiertos cuando la muerte se presente. -
Lydia Ramírez -