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Todo lo que el “lengua de plata” Mo Folchart (Brendan Fraser) le lee a su hija Meggie (Eliza Bennett) se convierte en realidad

CINE

Corazón de tinta

La popular novela juvenil de Cornelia Funke es ahora una película fantástica que no le agrega nada al género. **

Ricardo Silva Romero
18 de abril de 2009

Título original: Inkheart.
Año de estreno: 2009.
Dirección: Iain Softley.
Actores: Brendan Fraser, Eliza Hope Bennett, Paul Bettany, Helen Mirren, Andy Serkis, Jim Broadbent, Sienna Guillory.

El subgénero cinematográfico al que pertenece Corazón de tinta, una categoría dentro de la fantasía –heredada de la literatura– que podríamos llamar “aventura mágica”, suele agrupar películas más bien flojas que sin embargo lo marcan a uno cuando está en tercero o cuarto o quinto de primaria. Cuentan, palabras más, palabras menos, una historia como la siguiente: un niño resuelve los abrumadores problemas que soporta en la realidad gracias a una excursión inesperada por algún mundo fantástico. Algunas han alcanzado la estatura de clásicos: El mago de Oz, El rapto de la princesa o El viaje de Chihiro pueden servirnos de ejemplos. Otras rozan la excelencia: vienen a la mente La historia sin fin, El jardín secreto y El laberinto del fauno. Casi todas han sobrevivido, no obstante, como un poderoso e incuestionable recuerdo de infancia: el día que volví a ver Laberinto, uno de los largometrajes que más me impresionaron cuando andaba en el colegio, me costó mucho ocultarles la decepción a las personas a las que había convencido para que la vieran conmigo.

Digo todo esto porque ese, morir por floja o convertirse en parte de alguna nostalgia, es el inevitable destino de Corazón de tinta. Tiene un elenco estupendo. Parte de la muy popular novela de la alemana Cornelia Funke. Consigue emocionar un par de veces. Pero, ya que sus personajes no tienen personalidad, ya que abusa de su atmósfera fantástica y se enreda en una trama que llega cansada a su clímax, puede llegar a sentirse como una pérdida de tiempo.