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La Bienal de Arquitectura que se celebra en Cartagena destaca el talento de los profesionales colombianos que trabajan en el exterior.

30 de septiembre de 2002

En estos dias se celebra en Cartagena la XVII Bienal de Arquitectura. Además de premiar proyectos y de desarrollar diversas actividades académicas, en esta oportunidad la Sociedad Colombiana de Arquitectos (SCA) exploró un tema que cada día cobra más fuerza en el país: el éxodo de arquitectos colombianos. Como resultado de un inventario que adelanta la SCA este año presentaron una muestra paralela que recoge, de manera no exhaustiva, trabajos de diversa índole de profesionales residentes en el exterior y realizados fuera de Colombia por los que trabajan en el país.

Para Rodolfo Ulloa, presidente de la Sociedad, esta muestra permite dos lecturas muy distintas. "Por un lado, es un reconocimiento a la calidad de los arquitectos colombianos, cuyo nivel de profesionalismo es reconocido en el exterior. Pero también es un indicador de una crisis muy aguda que obliga a los profesionales a buscar en el exterior un futuro que se les niega en Colombia. Esto es muy preocupante porque el país hace un gran esfuerzo para educarlos y ellos no tienen manera de retribuirle a la sociedad colombiana esa inversión".

El éxodo de arquitectos colombianos no es una historia nueva. Por el contrario, comenzó de manera casi paralela a la fundación de las primeras facultades de arquitectura en Colombia y de la primera generación de egresados. Sin embargo desde la década de los años 70 se ha vuelto cada vez más frecuente y por distintos motivos. Además del deterioro del ejercicio de la profesión en Colombia y la crisis del sector de la construcción, también intervienen el interés de los estudiantes por adelantar estudios de posgrado en el exterior y la posibilidad de trabajar en ciudades donde, al menos en teoría, se rigen los destinos de la vanguardia.

El urbanista y arquitecto Alberto Saldarriaga Roa trazó un itinerario histórico de estos éxodos: a finales de la década de los 40 Rogelio Salmona y Germán Samper, entre otros, trabajaron en el taller de Le Corbusier. En esa época Hernán Vieco participó en el diseño de la sede de la Unesco. En los años 60 Alvaro Ortega fue profesor en la Universidad de McGill, en Montreal (Canadá), Jorge Arango Sanín se radicó en Miami, Carlos Celis en Caracas y Manuel de Andreis en París, respectivamente. Se han destacado como académicos Emilio Pradilla en la Universidad Autónoma de México, Francisco Sanín en la Universidad de Cornel, Ricardo Castro en la Universidad de McGill, sin contar con la gran cantidad de arquitectos residentes en Colombia que han adelantado proyectos en América Latina, Estados Unidos y Europa.

En la muestra paralela aparecen algunos de ellos (Eduardo Samper, Billy Goebertus, Guillermo Fischer, entre otros), así como colombianos que viven en el exterior. Entre ellos Hernán Pernett (México), Enrique Durán, radicado en Francia, al igual que Víctor Castro; Andrés Pastor, radicado en México; Luis Fernando Rengifo Lozano, quien ha desarrollado su obra en Argentina, y Víctor Utria Arciniegas, quien vive en Harare (Zimbabue). La muestra presenta desde intervenciones urbanísticas a gran escala hasta casas particulares. Es una prueba más del talento de los profesionales de la arquitectura colombiana, que en poco más de 50 años han desarrollado una estética original y mucha imaginación para adoptar tendencias universales a las necesidades locales tanto de Colombia como de los diversos lugares del mundo donde trabajan.