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EL DINERO ES LA DISTANCIA

Se inician programas de Universidad a distancia con carreras tecnológicas. Pero el principal obstáculo es el económico.

20 de diciembre de 1982

Con la abrumadora presión de poner en marcha una de las promesas electorales que encontró mayor calado en la opinión, el gobierno abrió inscripciones para el programa de Universidad a distancia. Lo hizo específicamente para carreras tecnológicas, teniendo como base la Universidad del Sur de Bogotá, una institución de educación superior fundada en la administración anterior con el propósito de desconcentrar las oportunidades de formación post-secundaria, ubicadas casi en forma total en el centro y norte de la capital.
Los primeros pasos van mostrando cuáles van a ser los lineamientos generales del programa. En primer lugar, queda claro que no se ofrecerán todas las carreras universitarias. El énfasis se hará en el campo tecnológico y en ciertas profesiones técnicas que tienen aún demanda comprobada. Ello explica, por ejemplo, por qué se ha iniciado con Tecnología de Alimentos como uno de los programas básicos. Por ningún motivo se van a ofrecer carreras como el derecho, totalmente saturadas en el mercado nacional y con una absoluta dispersión en la geografía del país. También ha quedado definitivamente establecido que se preferirán los programas de contenido regional, íntimamente relacionados con las necesidades locales, a los programas nacionales mucho más diluídos e imprecisos. En este sentido, la Universidad a distancia se compromete más con la realidad circundante y admite una vocación de servicio a la zona próxima, de acuerdo con la ubicación de los estudiantes, lo cual debe significar modificaciones de fondo al curriculum.
El gran problema para cumplir con los objetivos propuestos será sin duda el económico. En otras palabras, no existen los fondos necesarios para respaldar las ofertas. En ese sentido y para no aplazar en demasía la puesta en marcha, se ha decidido aprovechar al máximo la infraestructura existente. Se operará a través de las universidades públicas y privadas que, de ahora en adelante, deberán incluir programas de Universidad abierta y a distancia dentro de sus planes académicos, redistribuyendo sus propios presupuestos. El gobierno, por otro lado, ha venido obteniendo a través de otros países como España y Venezuela, la información que permita recoger experiencias, para evitar las propias inversiones en costosos estudios que, en últimas, no llegarían a nada distinto de lo que se conoce al respecto.
Con la coordinación del ICFES viene trabajando un grupo de expertos en el diseño de los módulos que se utilizarán en la fase inicial y que tendrán mucho que ver con la metodología que usarán los alumnos no acostumbrados a un tipo de enseñanza que presenta modalidades por fuera de lo tradicional.
No se espera que las cosas marchen sobre rieles en esta ronda inicial. La realidad desbordará en mucho las expectativas creadas, principalmente porque no han sido suficientemente explicados los alcances del programa ni las serias limitaciones que tiene para que no resulte en otra de las múltiples frustraciones del sector educativo colombiano.