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El envejecimiento global

La humanidad será mucho más vieja en el curso de los próximos 50 años. Esta obra analiza los enormes cambios que implicará ese fenómeno.

Luis Fernando Afanador
10 de abril de 2005

Frank Shirrmacher
El complot de Matusalén
Taurus, 2004
253 páginas.

Las cifras en que se basa este libro no son despreciables. En 50 años la mayor parte de la población mundial será vieja: por primera vez en la historia de la humanidad, habrá más viejos que niños. Se gesta una nueva era, una revolución de efectos inesperados. Como bien lo dijo el etnólogo Claude Lévi-Strauss: "En comparación con la catástrofe demográfica, la caída del comunismo será algo insignificante".

No existe un margen de vida fijo y lo cierto es que la esperanza de vida de las personas ha venido en aumento y no parece tener límites. En las próximas décadas, los hombres llegarán a 83,9 años y las mujeres, a 101,5 años. Únicamente en China habrá más personas mayores de 65 años de las que hay ahora en todo el mundo. Según el demógrafo Meter Schimany, el número de ancianos se triplicará: pasará de los 606 millones del año 2000 a 1.970 millones de 2050. Este grupo de edad crecerá más que la población restante del mundo, que en el mismo período aumentará sólo la mitad. El número de personas que superen los 85 años será seis veces superior, al pasar de 26 a 175 millones, y el de las que superen los 100 años se multiplicará por seis, pasando de los actuales 135.000 a 2,2 millones. No cabe la menor duda: habrá una sociedad distinta con distintas relaciones entre las generaciones.

Y no sólo envejecerán las personas sino los pueblos. En Europa, donde la tendencia es a vivir más tiempo y tener menos hijos, implicará que la dinámica demográfica ya no dependerá del nacimiento, sino de la muerte. Para 2050, Alemania reducirá su población en 12 millones de personas y España, en tres millones. Como quien dice, estos países perderán una cantidad mayor de ciudadanos que los que perdieron en las dos guerras mundiales y en la guerra civil.

Las anteriores cifras son verídicas y, hasta cierto punto, conocidas: la vienen repitiendo desde hace algún tiempo los expertos y las organizaciones dedicadas al estudio de la población. Entonces, la novedad y el mérito de Schirrmacher no consisten en recordarlas sino en la manera como nos enfrenta a este hecho y a los múltiples problemas que sin duda se generarán. De entrada -nos insiste- no podemos afrontar esta nueva realidad con los prejuicios y la animadversión que actualmente existe contra la vejez. Sería catastrófico y absurdo que en la futura sociedad donde los viejos van a ser mayoría se les siguiera arrebatando hasta la conciencia de sí mismos.

Laintenciónde Schirrmacher no es la de presentar un panorama aterrador. Al contrario, él lo considera fascinante y cree que lo que pueda pasar dependerá en gran medida de nuestra inteligencia y nuestro aprendizaje para relacionarnos con la vejez. Su libro es un llamado a actuar y a repensar el concepto de vejez. "La que triunfe será la sociedad cuyas convicciones religiosas o culturales permitan aprovechar de manera creativa la vejez".

Sin embargo, su optimismo no le impide vislumbrar posibles escenarios conflictivos: de luchas por las plazas en las residencias de ancianos; por las pensiones -los pocos jóvenes negándose a asumir la pesada carga laboral- e, incluso, de culturas: las envejecidas sociedades europeas enfrentadas a la 'avalancha de juventud' de las sociedades musulmanas.

Como si fuera poco, habrá un factor adicional y no menos perturbador: entre 2010 y 2020 la generación de los nacidos en los 60 y 70 -la llamada baby boom- se hará mayor. Y es de esperar que dicha generación, que cambió tantas cosas en el mundo, no va a ser la de unos viejitos pasivos: "Ahora asistiremos al último y mejor ejemplo del cambio: la vejez de la generación del 'baby boom'. Si piensa que no había quién les aguantara cuando eran adolescentes, y que de jóvenes eran insoportables, espere a ver cómo serán de viejos". Por lo pronto, ya en Estados Unidos han creado muchas organizaciones, grupos de presión, empresas y páginas web que están pendientes de la crisis que provocará el envejecimiento social.