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| Foto: Hernán Jiménez

MÚSICA

El amazónico que se tomará Estéreo Picnic

Una relación fuerte con la Amazonia marca la propuesta del músico ecuatoriano Mateo Kingman, que se presentará el sábado 25 de marzo en Estéreo Picnic de Bogotá.

3 de marzo de 2017

Entre montañas, árboles y ríos se oyen las canciones del cantante ecuatoriano Mateo Kingman. En su álbum debut Respira (2015) los recuerdos y las emociones que nacieron en lo profundo y orgánico de la Amazonia Andina, como él, no pueden más que brotar. El cantante habló con Semana.com sobre su novedosa iniciativa, que busca darles voz a los ritmos tradicionales latinoamericanos, la conexión con sus raíces y la mezcla musical ecléctica que lo inspira.

SEMANA: ¿Cómo influyó en su carrera musical  su experiencia en la Amazonia?

Mateo Kingman: Crecí en un pueblo que se llama Macas, en el sureste de la Amazonia ecuatoriana, en la frontera con Perú. Es un lugar muy poderoso, con muchos elementos que me marcaron profundamente como los ríos, los senderos, el mismo bosque y la gente. En el momento de hacer música, que empecé a los 16 años, fue inevitable no plasmar estas ideas y mi relación con el entorno y la naturaleza. La Amazonia es esa fuente de inspiración que me permite crear.

SEMANA: ¿Cuál es el recuerdo más valioso que conserva de su infancia en esta región?

M.K.: Yo iba al río todos los días. Tuve escuela en mí, así que después de terminar las tareas iba al río Upano con mis hermanos. Pasábamos horas ahí, nadando, jugando en el agua, en los árboles y en las piedras. Esos han sido los momentos más felices de mi vida.

SEMANA: ¿Alguna de estas memorias hace parte del álbum Respira?

M.K.: Sí, hay un tema que se llama Agua Santa. En ese me parece que retrato de una manera metafórica todo esto.

SEMANA: Sus canciones están llenas de crítica social, ¿hay algún episodio doloroso, en su experiencia personal, que lo llevó a escribir sobre la situación en la Amazonía?

M.K.: Hay un pueblo originario en la provincia de Morona Santiago que se llama Shuar. A lo largo de los años que viví ahí, estuve relacionado con la gente de los centros y pude percibir que la vida que llevan es completamente ajena a nuestra visión occidental. Ellos están muy conectados con la naturaleza, con la sierra, y es una vida de mucha conexión; pero el encuentro con el colono le da un quiebre a su pensamiento y eso es terrible para las siguientes generaciones, quienes dejan de vivir como lo han hecho anteriormente. No sé si es una crítica social con un fondo antropológico, pero sí es una percepción mía que cuestiona cómo podemos perjudicar tan fuertemente estos espacios, simplemente, con nuestra presión de grupo humano que siempre está buscando devorar a otros. 

SEMANA: ¿Cree que de alguna manera la música podría ayudar a mejorar la situación en la Amazonia?  

M.K.: No sé si logre ayudar a resolver los problemas en la Amazonia, pero sí siento una responsabilidad de llevar la voz hacia otros sectores urbanos donde la gente considera que la Amazonia es algo ajeno. En realidad, es un lugar que nos pertenece a todos, todos pertenecemos a ella y es el último pulmón que nos queda. Creo que la música puede sembrar semillas en personas que de alguna manera llegarán a poner más atención a lo que sucede en este lugar.

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SEMANA: ¿Qué papel juega su música en épocas de elecciones? ¿Cree que es una forma de hacer política desde el arte?

M.K.: Nunca he relacionado el trabajo artístico que hacemos con la política porque esta siempre ha sido terrible y sucia en Ecuador. La única relación que hemos tenido es, justamente, con temas ambientales. Pero cuando la política se vuelve parte de esta lucha antiminera, entonces no queda más que involucrarse y decir: nosotros apoyamos. El tema de elecciones es jodido, sólo sé que no quiero que un banquero sea presidente.

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SEMANA: ¿Cuál es la posición de los candidatos frente a este tema?

M.K.: El tema de la extracción es prioritario para los candidatos y sus gobiernos, pero no el tema de la ecología. Es decir que, si bien para ellos son importantes los recursos naturales, no toman en cuenta cómo los podrían conseguir sin tener que extraerlos. Es difícil y no hay mucho qué hacer porque los gobiernos no van a dejar de dar concesiones a empresas mineras del exterior. Sin embargo, la minoría que está en contra de la minería es clave para visibilizar que sí hay una problemática en la Amazonia. De lo contrario, los gobiernos llegan y hacen lo que les da la gana, casi como si habláramos de tiempos coloniales.

SEMANA: ¿Qué respuestas recibe de la gente allá? ¿Ha mantenido el contacto con ellos?

M.K.: Soy muy amigo de la gente en la Amazonia, mis mejores amigos están allá. Ellos dieron la oportunidad de vivir muy sencillamente, sin tantas preocupaciones y, de cierta manera, ahora cuando estoy en Quito, puedo apreciar más esa manera de vivir. Siempre vuelvo, y ha sido muy bonito reencontrarme con ellos después de ese proyecto; de alguna manera sienten que estamos representando ese lugar y yo me siento muy respaldado.

SEMANA: ¿Cómo nació el proyecto del Viejo Hombre de los Andes (EVHA)?

M.K.: Cuando vine a Quito a grabar el disco me encontré con algunos músicos con quienes empezamos a trabajar y experimentar. Y en ese proceso descubrí la música andina, la música tradicional del Pacífico, la música negra de Ecuador. Nos dimos cuenta de que teníamos ganas de probar con músicas tradicionales, andinas, afro y con electrónica. Así empezamos a componer y surgió EVHA como un proyecto más electrónico y experimental.

SEMANA: ¿Algo de esto sonará en el Estéreo Picnic?

M.K.: Sí. Aunque es un show más parecido al trabajo que hice en la Amazonia, los músicos que tocan conmigo son los mismos que tocan en EVHA.

SEMANA: ¿Cómo entró al listado de artistas del Festival Estéreo Picnic?

M.K.: El año pasado fui a Bogotá a tocar en un festival que se llama Hermoso Ruido. Estuvo muy bueno, tocamos en un lugar pequeño y estaba –me parece– una gente del Estéreo Picnic que nos vio y le gustó nuestra propuesta. Yo no sabía de todo esto y me enteré de que iba a tocar cuando vi el cartel en Facebook. Fue bastante emocionante.

SEMANA: ¿Qué es lo que más le emociona de venir?

M.K.: Parece que vamos a hacer algo con Chancha Vía Circuito, que también toca, aunque es una sorpresa que no sé si debería contar. Estoy muy emocionado, hay muchos proyectos increíbles con gente que me ha influeido un montón. También estarán los de Black Animals, a quienes he oído mucho últimamente. Hay bandas increíbles que estoy muy contento de conocer.

SEMANA: ¿Qué tipo de música disfruta?

M.K.: Tengo dos bloques musicales fuertes. Me gusta muchísimo oír las músicas tradicionales latinoamericanas, donde mis mayores influencias son Simón Díaz, Violeta Parra, Atahualpa Yupanqui, Papá Rincón, Felipe Valencia… Y por otro lado, en un tiempo me fundí con el hip-hop y me gustaba Control Machete, The Roots, después empecé a oír este rock hipster, que está muy bueno. En general, me gusta oír cosas nuevas.