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EN LA LOMA

"El Ultimo asalto", película sobre boxeo de Ramiro Meléndez confirma las fallas del cine nacional.

16 de agosto de 1982

Hernando Martínez Pardo en su ensayo sobre el cine colombiano, publicado en la revista "Cine" (agosto de 1982), afirma que las constantes en la producción nacional hasta la década del cincuenta habían sido, por un lado, la discontinuidad y, por otro, la tendencia a la imitación de otros cines. En el 54, con la película "La Langosta Azul", realizada por Cepeda Samudio, López, Grau, García Márquez y Vicens, ocurre una ruptura decisiva con la producción anterior. En esta película, la creación de un ambiente (el de un pueblo de la costa), a partir de la búsqueda de una langosta y la bien lograda narración, se convierten en aciertos importantes, dentro de la cinematografía nacional.
Hoy por hoy, si bien ya existe una cierta continuidad en la producción cinematográfica del país, todavía los defectos en la narración y en la elaboración de la atmósfera fílmica, siguen apareciendo una y otra vez. De ellos no escapa "El Ultimo Asalto", película dirigida por Ramiro Meléndez y cuyo guión fue escrito por Jairo Aníbal Niño.
En esta película, a pesar de la simplicidad de la historia, no se logra estructurar la narración de manera coherente. Se va avanzando a saltos, filmando situaciones que dejan la sensación de estar aisladas las unas de las otras.
Un ex-boxeador, Carlos Luna, inválido de una pierna, regresa a la gran ciudad con su esposa y un amigo que está dando sus primeros pasos en el boxeo y se instalan en una pensión en la que han vivido anteriormente. Enterados del regreso, dos hermanos que representan la "mafia" del boxeo, deciden vengar una afrenta que, en épocas pasadas, les hiciera Luna. Al enterarse de que Carlos Luna (Ramón Aranza), está inválido, cambian de plahes, pues piensan que matarlo en ese estadó es "hacerle un favor".
Mientras tanto, el ex-boxeador sueña con que su amigo llegue a ser lo que él no pudo: campeón mundial. Lo entrena diariamente hasta que consigue una pelea por el título. Sin embargo, la pelea es una trampa montada por los miembros de la mafia, como venganza contra Carlos Luna: Piensan que el joven retador no tiene ninguna posibilidad de ganar. Llega el día del combate y gana el pupilo de Carlos Luna, derrotando así a la mafia.
En realidad, el problema de la película no radica en la simplicidad de la historia. No se trata de partir de una historia compleja y oscura para que la cinta sea buena. El problema radica en que esa estructura simple, no se enriquece a medida que se va construyendo la película. La caracterización de los personajes es deficiente, no sólo por la pobre actuación, sino por también por la sensación de irrealidad que transmiten y, además, no se profundiza en la relación entre los boxeadores y la sociedad. Las relaciones sociales intentan definirse por medio de los diálogos que, finalmente resultan falsos y añadidos.
Pretenden llenar el vacío que la imagen cinematográfica ha dejado. Con esto no se pretende definir las reglas para hacer buen cine, porque, tal vez, no existen y, como afirmó Alvaro Cepeda Samudio, "nosotros, como regla general, desconfiamos de las reglas. Y cuando éstas son aplicadas a un arte tan vario y móvil como es el cine, desconfiamos aún más. Sin embargo, de cuando en cuando, nos encontramos con pequeñas observaciones que vale la pena divulgar, puesto que ayudan al simple espectador a gozar más del arte cinematográfico "
En realidad los problemas aquí enunciados no son exclusivos del "Ultimo Asalto", sino que están presentes, puntos más puntos menos, en la mayoría de las películas colombianas que intentan consolidar una industria cinematográfica nacional.
Rafael Parra Grondona