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Entre una guitarra

El disco de Andrés Samper es un notable descubrimiento en el panorama actual.

Emilio Sanmiguel
26 de septiembre de 2009

El compositor francés Hector Berlioz (1803 - 1869) decía que la guitarra "era una pequeña orquesta". Para afirmarlo, quien fuera guitarrista y además uno de los más grandes orquestadores del siglo XIX, se basaba en el hecho de que la misma nota se pueda pulsar casi en cualquiera de las seis cuerdas del instrumento, cada una de ellas con sonoridad característica, lo cual amplía su espectro sonoro y de paso plantea retos muy complejos al intérprete.

El guitarrista Andrés Samper (Bogotá, 1974), en este que es su debut discográfico, parece haber tenido muy en cuenta la frase de Berlioz y la hace realidad. Su disco es la propuesta de guitarra clásica más interesante hecha en Colombia en décadas; entre otras porque tomó riesgos de repertorio a los cuales ningún otro guitarrista se había atrevido.

En primer lugar no tomó el camino previsible de reunir la tradicional antología de obras de Sor, Tárrega, algo de Villalobos y un par de piezas de Granados. Prefirió recorrer vericuetos de la música nacional, desde el litoral Pacífico -El pisón- hasta el Caribe -Macual-, recogiendo por el camino música del interior -Sanjuanero- y dos aires -Mohana y Ven pronto- de Totó la Momposina.

Son cuatro años de trabajo con obras grabadas a lo largo de dos. Cuarenta minutos de música que se enmarcan entre una obra original suya -Buscando I & II-, de aparente serenidad y profundo eclecticismo, y tres obras contemporáneas -Quietas las sombras, Horizonte vertical y ...Chonta- de Alejandro Correa (la última, para dos guitarras "preparadas" con participación de Camilo de la Cruz), además del Bambuco original para guitarra de Adolfo Mejía, nacido en Sincé, Sucre.

Lo que sobre el papel podría resultar excesivamente variado, tiene la mano del intérprete que se encarga de darle unidad, con esa sonoridad de que hablaba Berlioz, por el carácter íntimo de la interpretación y los destellos de nostalgia evocadora tan propios del instrumento. Al fin y al cabo Samper -de saga de músicos- posee técnica sólida, control excepcional, sonido cálido e imaginativo, profunda musicalidad y toca con autoridad: lo tiene todo.

A la postre este compacto, cuya técnica de sonido es impecable (Estudios Camilo Pérez, Bogotá), es el original resultado de la técnica clásica puesta al servicio de un ideario musical imposible de encasillar.