Home

Cultura

Artículo

ESTALLIDO MORTAL

A partir de un lugar común de las películas de terror, un grito femenino, Brian de Palma va tensionando poco a poco con precisión matemática, el miedo del espectador.

8 de noviembre de 1982

La cámara espía desde el exterior de una residencia de muchachas, a sus desprevenidas habitantes. Entra sigilosamente y vemos cómo una siniestra mano se apodera de un largo cuchillo. Silenciosamente se introduce en uno de los baños y al fondo, bajo una regadera vemos a la futura víctima. Al llegar a este punto del inicio de la película, quien haya visto más de una cinta de Brian De Palma comienza a dudar. Piensa que posiblemente se equivocó de teatro. No puede ser que el director que ha regalado al espectador toques de suspenso bien construidos, como en "Carrie" y "El Fantasma del Paraíso" llegue a tales extremos de vulgaridad. Sin embargo, para su tranquilidad, el espectador pronto se percata de que lo que ha visto es solamente parte de una película que también está viendo el protagonista de "Estallido Mortal", John Travolta en el papel de Jack Terri.
Brian De Palma es uno de los jóvenes directores norteamericanos que en la década pasada sorprendieron a los financistas de Hollywood por los éxitos alcanzados en la taquilla. La fórmula de su éxito, y de ello quien mejor da testimonio es Steven Spielberg, reside en parte en el alto nivel técnico de sus películas, al que va unida una inexistente carga intelectual, no por ello menos ideológica. Es un cine en que cada escena se calcula con la precisión matemática con que cualquier ingeniero estructura su obra, para que produzca en el espectador ésta y no otra reacción con el propósito explícito de entretenerlo a lo largo de hora y media de proyección debido a la tensión con la cual el director lo mantiene en suspenso hasta el final.
Aunque De Palma se inició en el cine haciendo películas independientes, contraculturales, exhibidas al margen de los circuitos comerciales normales, presentadas como un cine alternativo frente al que sólo sirvé de entretenimiento y de ocio, pronto cayó en brazos de la gran industria de Hollywood. Entre sus películas independientes encontramos "The Wedding Party" en la que actuaron Robert De Niro y Jill Clayburgh en ese entonces artistas desconocidos. Otra fue "Greetings", una sátira al activismo político y que ganó el "Oso de Plata" en el Festival de Berlín en 1969 y una más fue la comedia contracultural que tituló "Hi Mom". Después vendrán las películas hechas en Hollywood de las cuales la última que tuvimos oportunidad de ver fue "Vestida para Matar".
En "Estallido Mortal", su última película cuyo nombre original es "Blow Out", la estructura narrativa se arma a partir de dos historias paralelas. La primera tiene como móvil central la búsqueda, por parte de Jack Terri que es un ingeniero de sonido, de un grito de terror femenino y de un nuevo efecto sonoro para el viento, con el fin de incluirlas en la película barata que está realizando. La segunda, que constituye el cuerpo central de la película, es un poco más intrincada y va a ser el sostén del suspenso que recorrerá toda la proyección.
Mientras en un camino de las afueras de la ciudad Jack está grabando los efectos sonoros, un carro se aproxima a gran velocidad. Cuando éste llega a un puente, una llanta explota y el carro, fuera de control, cae en las aguas del río. Jack, que ha presenciado el accidente, corre hacia el sitio donde el carro se hunde, nada, rompe una de las ventanas y rescata a una joven, Sally Bedina (Nancy Allen). Pero el hombre que manejaba el auto ya está muerto. Jack, que ha grabado todos los ruidos del accidente, cree haber oído el estallido de un disparo en el momento en que la llanta explotó. Al escuchar la grabación comprueba que está en lo cierto e inicia por su cuenta una investigación de lo ocurrido.
En este punto de la narración, la referencia del título de la película (Blow Out) a la película de Antonioni Blow Up, comienza a cobrar sentido. En ambas vemos cómo dos individuos, un fotógrafo en la de Antonioni y un sonidista en la de De Palma, tratan de esclarecer un asesinato que casualmente han presenciado. Sin embargo su parecido está solamente en lo que a la anécdota se refiere, porque detrás de ella, en la película de Antonioni existe un empeño por analizar al hombre en sus sentimientos y en su capacidad de comunicación cuando el protagonista se encuentra con que su vivencia estética como fotógrafo le permite desentrañar la riqueza de lo real, en cambio en la película de De Palma no se trasciende la anécdota, la cual se agota en sí misma al interior de los estrechos límites que la industria del entretenimiento ha demarcado. Ni siquiera su suspenso, a pesar de lo que muchos opinan, alcanza la profunda discreción que engendra el cine de Alfred Hitchcock quien no deja ningún cabo suelto. La referencia a Hitchcock, que De Palma ha reducido hábilmente a la manipulación del espectador, ha quedado convertida en su escudo más comodo.--
Rafael Parra Grondona