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FIEBRE AMARILLA

Escandalosas publicaciones nacionales e internacionales acusan de complicidad con el narcotráfico a conocidos personajes colombianos

18 de marzo de 1985

Por cuenta de la droga la prensa amarilla ha hecho su agosto con algunos conocidos personajes colombianos, que han resultado vinculados con espectaculares escándalos cocinados por publicaciones de dudosa ortografía.
Una de las víctimas más célebres del amarillismo periodístico ha sido Diego Betancur Alvarez. En octubre del año pasado, bajo el titular de "Diego, el hijo de Belisario, habría caído con cocaína", el periódico El Bogotano, contaba que "el delfín había sido capturado con coca, al término de una ruidosa fiesta al norte de Bogotá", y que "esto, y no las amenazas de la mafia, lo habían obligado a viajar a EEUU de suma urgencia".
En realidad, el nombre de Diego Betancur si habia sido vinculado recientemente con un caso de trafico de cocaina, pero no se trataba del hijo del Presidente sino de un homónimo que fue aprovechado por la publicación para inventar una historia con el propósito de desacreditar a la familia presidencial.
Seis meses antes, en el aeropuerto Eldorado, una pereirana de nombre Marta Eugenia Duque Zuluaga, de 19 años, habia sido capturada cuando intentaba sacar del país 2.015 grs. de cocaina en una maleta de doble fondo. Interrogada por las autoridades, Marta Eugenia contó que la maleta se la habia dado su novio que se llamaba Diego Betancur, a quien un mes antes había conocido en una calle de Bogotá. "Después me visitó en Pereira, y fuimos varias veces a cine. Yo me estaba enamorando de él porque era muy detallista. Hasta me invitó a viajar al exterior. Me compró los pasajes, me sacó el pasaporte, me regaló la maleta, me dio unos dólares, y me dijo que me esperaba en Río de Janeiro ".
Aunque el juez que conoció del caso calificó la historia de la pereirana como "novelesca", afirmando que "los detalles de la misma sólo existen en la mente de la sindicada", se emplazó al tal "Diego Betancur" a través de un edicto que aparentemente fue utilizado por el periodista de El Bogotano, Henry Holguín, para tejer una historia difamatoria en contra del hijo del Presidente. Sin embargo la historia alcanzó a trascender, hasta el punto de que el senador Ignacio ("Nacho") Vives, fue hasta la cárcel del Buen Pastor a ofrecerle a la sindicada apoderarla en el proceso, ofrecimiento que fue rechazado por la pereirana, porque su familia ya había arreglado con otro abogado.
Cinco días más tarde de la fecha en la que fue publicado el edicto emplazatorio, Diego Betancur Alvarez viajó a Estados Unidos, después de haberle comentado confidencialmente a algunos de sus copartidarios que viajaba porque la mafia lo había amenazado y tenía conocimiento de que estaba preparándole una celada.
Muy pronto el juez descartó la posibilidad de que el Diego Betancur que buscaban fuera, en realidad, el hijo del Presidente, básicamente porque sus características físicas no coincidían con las del hombre que le había dado a Marta Eugenia la maleta. En efecto, se buscaba a un hombre "de contextura maciza, pelo lacio y cejas pobladas, cara más o menos gorda, más bien bajito, muy velludo en los brazos y aproximadamente de unos 26 años". Por su parte, de manera bastante ingenua, la propia Marta Eugenia había descartado la posibilidad de que fuera el hijo del Presidente, porque "si lo fuera jamás me hubiera buscado a mí".
El amarillismo de la publicación llegó hasta el punto de que el autor de la noticia, Henry Holguín, le dijo a SEMANA que "por cuenta de haber denunciado a Diego Betancur, mi mamá fue despedida de la oficina de prensa de la gobernación de Bolívar". Sin embargo, su misma madre, Margarita Cubillos, lo desmintió contando que no sólo seguía ocupando el cargo, sino que el Presidente de la República, en una visita reciente a Cartagena, le había palmoteado la espalda, y después de preguntarle: "¿Margarita, su hijo por qué me odia tanto?", le había dicho tratando de quitarle importancia al asunto: "los hijos siempre nos traen problemas".
El 30 de enero pasado Marta Eugenia Duque Zuluaga fue condenada a 42 meses de prisión y 10 mil pesos de multa. El "Diego Betancur" de la historia, quien quiera que sea, fue sobreseído temporalmente. Y un nuevo capítulo de periodismo amarillo se sumó al ya largo historial de El Bogotano.

¿A "INTERVIU" QUIEN LA RONDA?
Si en Colombia llueve, en España no escampa. Recientemente la revista "Interviú", archi-famosa no sólo por ser la de mayor circulación en España, sino también por su vocación amarillista y escandalosa, publicó en dos entregas una historia que pretendía vincular el tristemente célebre caso de la narcovalija con la complicidad de altos funcionarios de la embajada de Colombia,con una red de tráfico de droga. La publicación alegaba que el caso en el que apareció vinculado el falso periodista español, Gómez Ballesteros, no era un episodio aislado, sino un capítulo mas de una cadena de narcotráfico que se remontaba dos años atrás, en la que no sólo se había utilizado como vehículo la valija diplomática, sino además otros medios como libros de arte donde habría viajado camuflada la droga.
Si bien el primer capítulo de la historia de "Interviú" tenía acusaciones escandalosas contra el Ministro Consejero de la Embajada de Colombia en Madrid, Guillermo Mejía, yerno del ex presidente Carlos Lleras y por orden de quien se habían entregado las películas a la enviada de Gómez Ballesteros, el artículo pasó sin pena ni gloria, neutralizado por la tradición amarillista de la publicación.
Fue el segundo capítulo de la misma el que resultó siendo la bomba, al acusar al embajador de Colombia en España, Ramiro Andrade Terán, de haber sido el informante de la publicación, o sea la fuente de la que "Interviú" habría obtenido los datos necesarios para vincular a Mejía a la red de narcotráfico.
En carta que a los pocos días dirigió a Mejía, el embajador Andrade desmintió categóricamente a la publicación, denunciando la "clarísima maniobra (de "Interviú") destinada a perjudicar en su conjunto a nuestra embajada".
Otras publicaciones más serias como "El País" acogieron en sus páginas el escándalo de la valija, llegando incluso a afirmar que Juan Castillo y Carlos Osorio, hoy en prisión, eran dos falsos periodistas que preparaban un nuevo envío de droga, que el ex embajador de Colombia en España, Jota Emilio Valderrama, estaba implicado en la huída del país del autor de un importante fraude al Estado colombiano; y que el señor Gómez Ballesteros, ese sí falso periodista español, era súbdito de Jácome Lemus el ex diplomático a quien inicialmente el propio gobierno colombiano había destituído de su cargo, bajo la sospecha de que estaba implicado en el asunto.
Lo que muchos se preguntan es por qué la embajada de Colombia no se apresuró a demandar a "Interviú" por sus calumniosas aseveraciones contra dos de sus funcionarios. SEMANA se ha enterado de que abogados españoles le aconsejaron al gobierno colombiano que no rectificara ni demandara a la publicación española, ya que teniendo en cuenta que el amarillismo de la revista no tiene límites, ello podria llegar a ser contraproducente. Se ha mencionado más bien la posibilidad de solicitarle al Fiscal de la Nación (algo parecido al Procurador General en Colombia) que le haga un llamado al orden a la publicación.
De tan bochornosos episodios es posible concluir que en materia periodística, contra la fiebre amarilla no se ha encontrado aún la vacuna.