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LA CASA DE LOS ESPIRITUS

Con un gran reparto y un excelente director, la novela de la chilena Isabel Allende pasa el examen en la pantalla.

22 de agosto de 1994

Al POCO TIEMPO DE aparición, la primera novela de la escritora chilena Isabel Allende se transformó en un acontecimiento internacional. Discípula del realismo mágico latinoamericano, con La casa de los espíritus Allende había logrado narrar la cruda historia de su familia y de su país en el siglo XX, por medio de una epopeya de tres generaciones de protagonistas y con esa fascinación maravillosa que identificó a la literatura de esta parte del continente americano durante muchos años.

La obra era tan compleja, llena de personajes y de historias, que hacía difícil su traslado al cine. Tanto que a pesar de los múltiples ofrecimientos, Allende había decidido no autorizar nunca una adaptación.

Pero llegó Bille August, el mismo a quien el propio Ingmar Bergman le encomendó la misión de llevar a la pantalla su autobiografía. August venía de ganarse la Palma de Oro en Cannes por su filme Pelle, el conquistador y su trabajo con Bergman sería su consagración. La película, titulada Las mejores intenciones, no sólo se llevó la Palma de Oro en 1992, sino que ganó el Oscar a la mejor película extranjera en Hollynvood el mismo año.

Así las cosas, la oferta de August no podía despreciarse. Allende aceptó de inmediato y el director danés comenzó a trabajar al día siguiente de la propuesta. Pero si una buena historia iba a ser llevada a la pantalla por un buen director, lo que despertó aún más las expectativas fue el reparto. Pocas veces en la historia del cine mundial un director ha logrado reunir a tantas estrellas. La exigencia del guión lo reclamaba y por eso August no escatimó esfuerzos para conseguir algunos de los mejores actores del momento. Jeremy Irons, ganador de un Oscar por su trabajo en El misterio Von Bulow; y Meryl Streep, nominada en ocho oportunidades al Oscar y ganadora de dos por su actuación en Kramer vs. Kramer y La decisión de Sofía, encabezan el reparto. A ellos los acompañan Glenn Close, Winona Ryder, Vanessa Redgrave y Antonio Banderas.

La casa de los espìritus es la historia de Esteban Trueba (Irons), un ambicioso joven chileno quien a lo largo de su vida llega a convertirse en uno de los hacendados más poderosos de su país. En realidad, la historia de Esteban es la de su familia y la de Chile a lo largo del siglo XX: desde los pacíficos pero feudales años 20 hasta la tormentosa década de los 70, cuando el gobierno de Salvador Allende fue derrocado por las armas del ejército en cabeza de Augusto Pinochet. En mitad de toda esta epopeya sobresale la figura de Clara (Meryl Streep), la esposa de Esteban, quien desde pequeña cultivó el poder de la clarividencia y la premonición. Pero ante todo, La casa de los espíritus es una historia de amor; un amor llevado hasta las últimas consecuencias.

August hace gala de todo su talento para congregar en la película la multitud de acontecimientos y de personajes que tiene la novela; y -como pocos- logra conjugar con gran sutileza el realismo mágico con el que está enriquccido el relato. A pesar de su extensión, la película es lo suficientemente sólida para mantener atento al espectador.

Aunque algunos consideran que la narración es demasiado literaria para ser cinematográfica, la verdad es que August realiza una historia estructurada, construida en sus más finos detalles y respaldada con una aguda interpretación.


EL DUENDE
Más que producir miedo, esta supuesta película de horror causa risa.

LA HISTORIA ES sobre leyendas de duendes, sobre ladrones de tesoros y sobre ingenuidades infantiles. El director es Mark Jones y el protagonista, Warwick Davis, el mismo de la película Willow.

El duende cuenta las terroríficas aventuras de un grupo de jóvenes en una vieja casona de campo, quienes por los azares del destino tienen que luchar contra un inocente pero tenebroso duende. El hombrecillo ha perdido su bolsa de oro y hará todo lo posible, incluso matar, por conseguir que se lo devuelvan.

Con este frágil argumento se defiende el director para construir una trama que intenta, sin mayores logros, ingresar en el género del terror. Pero el desarrollo es tan débil, los recursos temáticos tan evidentes y los elementos dramáticos tan pobres, que la película se aproxima más al género del humor.

Ligera, aburrida, carente de ritmo, El Duende fracasa en su propuesta terrorífica y cae en ese limbo indefinible al que pertenecen toda la gama de películas de monstruos y en las que el mayor soporte -la criatura- causa màs risa que miedo.

En realidad, hace muchos años que Hollywood no sorprende con un buen filme en el género. Mucha sangre, muchos seres horripilantes, pero poca creatividad.


CURSO EN EL MAM

COMO ES usual en la programación anual del departamento de cine del Museo de Arte Modemo de Bogotá, el 6 de agosto se inicia el Curso de Análisis e Interpretación de Cine del segundo semestre de 1994. Bajo la conducción del crìtico Hernando Martínez Pardo, el curso busca iniciar al espectador en el análisis del mundo interior del cine, en los elementos y estructuras que permiten significaciones y emociones propias. En esta oportunidad, durante 15 sesiones que se llevarán a cabo todos los sábados, se presentarán, entre otras, películas como La naranja mecánica, de Staniey Kubrick, Lacombe Lucien, de Louis Malle; El piano, de Jane Campion, y El marido de la peluquera, de Patrise Laconte. El valor de la inscripción es de 35.000 pesos.