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 La Orquesta Filarmónica en el auditorio Fabio Lozano Simonelli.
La Orquesta Filarmónica en el auditorio Fabio Lozano Simonelli. | Foto: orquesta filarmónica

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La maratón de la Filarmónica de Bogotá

Las múltiples actividades de la Filarmónica de Bogotá ameritan medalla de oro. Si tras medio siglo de trabajo no se justifica la construcción de su sede, hay un problema en el sistema cultural. Por Emilio Sanmiguel.

2 de julio de 2022

En asuntos culturales, el problema aquí no son las iniciativas. Que las hay. La cuestión es que sean serias y viables, o que no se conviertan en mausoleos faraónicos. Que lo que sobre el papel es una cosa, en realidad no sea otra y, no menos importante, continuidad.

Nadie le pone el cascabel al gato y no hay que ser un genio para intuir que, la de la de la cultura, debe ser otra vena rota del “gran concierto” del despilfarro.

Mientras organizaciones, de dudosa jerarquía, gozan de prebendas, otras, que más que importantes son indispensables, llegan a fin de mes pasando aceite.

Es cierto que la cultura es un asunto de criterio. Una cosa es cultura y otra, muy distinta, lo que gravita en torno a ella. Los beneficios de la primera son sociales y de bienestar. Los de sus satélites hasta son objeto de balances y se traducen en ganancias. Confundirlas es muy peligroso.

En el Tommie Haglund Festival, el chelista Santiago Cañón, el director Joachim Gustafson.
En el Tommie Haglund Festival, el chelista Santiago Cañón, el director Joachim Gustafson. | Foto: orquesta filarmónica

Un tema de no poca monta. Pérez-Reverte cree que “la única salvación posible estriba en educación y cultura”. Hasta el momento “nadie le pone el cascabel al gato” y menos ahora, que cultura es todo. Da lo mismo La violencia de Obregón que el mamarracho que embadurna en un monumento o una sinfonía de Guillermo Uribe Holguín que una melopea –música urbana, dicen– con pretensiones intelectualoides. Nadie se atreve a denunciar y el que lo haga termina acribillado, por retardatario o ignorante, si bien le va.

Todos tienen derecho de expresarse, pero no de sacar tajada del incipiente presupuesto de la cultura, ante la mirada impotente de quienes, al frente de iniciativas importantes, sí aportan. Hay excepciones. La Filarmónica de Bogotá, que atraviesa una situación paradójica, es una de ellas.

Ejecuta una agenda maratónica haciendo malabares, porque la primera orquesta del país –un sistema– carece de sede. Por décadas utilizó el Auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional, que cerró por obras de restauración. Lo enfrenta actuando en auditorios, iglesias, salones comunales y hasta al aire libre.

En el Tommie Haglund Festival, el chelista Santiago Cañón, el director Joachim Gustafson.
La Filarmónica de Bogotá atraviesa una situación paradójica debido a que no tiene una sede propia. | Foto: orquesta filarmónica

Ello no significa que tanto los músicos, como su directiva, que encabeza el violinista David García, no estén conscientes de que una orquesta no está completa hasta tanto no cuente con el instrumento que debe moldear su sonido: un auditorio, o auditorios, para llevar su arte al público. Este sueño es, probablemente, la primera etapa de esta Maratón 2022.

ETAPA I: LA SEDE

En el pasado, casi hace realidad el sueño de la sede en el costado norte del Triángulo de El Campín. Hasta se desarrolló un anteproyecto arquitectónico que, si bien distaba del ideal, solucionaba el asunto. En 2016, el alcalde Enrique Peñalosa lo echó para atrás y no propuso una alternativa.

A la alcaldesa Claudia López el problema la inquieta; ha designado ahora el sector oriental del mismo Triángulo, que instalaría la O. F. como remate de una de las avenidas más simbólicas de la ciudad, la calle 57, famosa por su separador de palmas fénix, o canarias. Si lo hace, pasa a la historia.

En la Universidad Nacional.
En la Universidad Nacional. | Foto: orquesta filarmónica

ETAPA II: EL TITULAR Y LOS INVITADOS

Orquesta sin director es barco sin timonel. El tema no es tan sencillo como revisar una hoja de vida y hacer un nombramiento. Tiene que darse la comunicación con los músicos y el público. La joya de la corona es la Orquesta Grande, en esa designación participó todo el sistema: músicos y directivos. El titular es Joachim Gustafson, un sueco de brillante trayectoria.Además, están los invitados, nacionales y extranjeros. Entre los extranjeros el búlgaro Emil Tabakov, entre los nacionales, Andrés Orozco, que encabezan el elenco de la temporada 2022.

ETAPA III: LA GIRA A SUECIA

Como titular, Gustafson ha ido más allá del podio. Gestionó llevarla a Suecia, como invitada del Festival Internacional Tommie Haglund 2022, con la actuación como solista, entre otros, del violonchelista colombiano Santiago Cañón, medalla de plata del Concurso Tchaikovsky. El repertorio incluyó Mozart, Haydn, Delius, Haglund, Piazzolla y Álex Tovar. Ha sido la primera incursión cultural a Suecia desde la variopinta delegación para la entrega del Nobel de Literatura a García Márquez en 1982.

Fueron dos milagros. El primero, actuar ante uno de los públicos más curtidos y exigentes de Europa; el segundo, que la gira no demandó un solo centavo del erario.

ETAPA IV: LAS TEMPORADAS

Las agrupaciones del conglomerado filarmónico son muchas. Cada día de la semana, en algún lugar de Bogotá actúa alguna de ellas.La mayor atención recae sobre la Orquesta de cámara, el Coro Filarmónico, la Juvenil y la Grande, la favorita, por su tradición de 55 años.

Imposible pasar inadvertida la presentación de abril, ante 5.000 espectadores, en la plaza central de la Universidad Nacional, justo al lado de la que fue por décadas su sede eternamente temporal. Cada concierto tiene lo suyo, por ejemplo, para el 26 de noviembre, Gustafson dirigirá el estreno en Colombia de una cumbre de la música italiana del siglo XIX, las Cuatro piezas sacras, de Giuseppe Verdi.

En la Universidad Nacional.
Presentación en la Universidad Nacional. | Foto: orquesta filarmónica

ETAPA V: LO CONTEMPORÁNEO, MÚSICA “IN SITU”

Para no pasar por alto la música contemporánea, la de nuestro tiempo, se suscribió un convenio con el Museo de Arte Moderno de Bogotá, Mambo –una de esas entidades del medio que llegan a fin de mes pasando aceite–, para que el último domingo de cada mes, sus salas de exposición sean escenario de conciertos que han sido verdaderas experiencias estéticas, en los que los grandes favorecidos han sido los compositores nacionales.

En un país donde la continuidad es una rareza, la II temporada contemporánea, que va del domingo 26 de junio a fin de año, traerá obras de Jorge Humberto Pinzón, Luis Carlos Figueroa, Leonardo Federico Hoyos, Alexander Scriabin, Tommie Haglund, Astor Piazzolla o Benjamin Britten.

ETAPA VI: GIRA ITALIANA

Entre fin de junio e inicios de julio, la Juvenil de cámara, por invitación de festivales del verano europeo, va de gira a Italia, dirigida por Leonardo Federico Hoyos: Boloña, Rovereto, Trento, Perugia y Asís. La Basílica de Asís enmarcará el concierto conmemorativo de los cinco años de la firma del acuerdo de paz. El Conservatorio Giovanni Martini de Boloña, la Escuela de Lutería de Cremona, Egea Records de Perugia, la Asociación Arcum y la Capilla musical de la Basílica de San Francisco de Asís son los artífices de una gira sin precedentes.

Música contemporánea en el Mambo. Director Leonardo Federico Hoyos.
Música contemporánea en el Mambo. Director Leonardo Federico Hoyos. | Foto: orquesta filarmónica

ETAPA VII: 5 COMPACTOS

Para que la música no se la lleve el viento, cinco proyectos terminan convertidos en CD.

La tónica es la versatilidad. El primero, de la Juvenil, recorre la trayectoria de la cantautora Marta Gómez, autora de Para la guerra nada. Segundo, con la Juvenil de cámara, con el repertorio de la gira italiana y obras de Guillermo Uribe Holguín, Adolfo Mejía y Antonio María Valencia.

Otra agrupación, la Filarmónica de Música Colombiana, interpreta en el tercer CD compositores del altiplano cundiboyacense, en arreglos de Fernando León y Jorge Arbeláez.

El cuarto es de la orquesta Grande con repertorio internacional: Gustafson dirige el Concierto de violín de Felix Mendelssohn-Bartholdy y una obra sinfónica del danés August Enna, un romántico poswagneriano.

Como no hay quinto malo, este es el internacional, del sello Naxos. La Filarmónica de Bogotá, la Grande, en dos conciertos para piano de Ludwig van Beethoven. Solista el sueco Niklas Sivelöv, dirige Gustafson. Un dato que no sobra: Naxos es la discográfica independiente que más vende, hoy en día, en el mundo.En esta maratón filarmónica, medalla de oro.