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LA PELEA DEL SIGLO

Gabriel Melo Guevara es escogido, por encima de Juan Diego Jaramillo, para dirigir El Siglo.

21 de marzo de 1983

Confirmada la embajada de Alvaro Gómez en Washington, existía expectativa en medios políticos y periodísticos sobre quién sería su sucesor como director de El Siglo. La posición cobra especial importancia, si se tiene en cuenta que Gómez es, hasta el momento, el único candidato declarado a la presidencia de la Republica y que El Siglo será el vocero de la candidatura durante su ausencia del país.
Se asumía en algunos círculos que la dirección quedaría en manos de su hermano Enrique quien, además de representar directamente la casa Gómez, es reconocido como un periodista de talento. De no ser éste, el más mencionado era Juan Diego Jaramillo, actual subdirector del periódico y protegido de Gómez, quien se venía perfilando como la nueva estrella del movimiento. Jaramillo, historiador de 32 años, le había manifestado personalmente a Gómez, en reunión sostenida hace tres meses, que aspiraba a la dirección del periódico.
Auncuando Gómez no es accionista de El Siglo, cuyo propietario mayoritario es en la actualidad Carlos Ardila Lulle (72% de las acciones), tiene gran autonomía en el manejo del diario y en la práctica la elección de dirección depende esencialmente de una recomendación suya a Ardila. Al parecer, los más allegados a Gómez, encabezados por Alberto Casas, habrían objetado el nombramiento de Juan Diego Jaramillo, lo que finalmente habría llevado a Gómez a inclinarse por el ex ministro Gabriel Melo Guevara. Además de consideraciones de jerarquía y edad se habría invocado el hecho de que Jaramillo, considerado por algunos como demasiado independiente, podría "descarrilarse" y hacer peligrar el difícil equilibrio entre independencia y disciplina partidista que requieren las relaciones entre el alvarismo y el gobierno.
Momentos antes de tomar un avión para San Andrés, Ardila Lulle fue consultado telefónicamente por Gómez, quien, sin mencionar para nada a Jaramillo, le presentó el nombre de Melo como resultado de un consenso. Ardila, quien ha mantenido la política de no intervenir directamente en el contenido editorial del periódico, lo aceptó. Gómez, invocando entonces un consenso de los accionistas, procedió a informar a Juan Diego Jaramillo. Esto ocasionó el retiro del subdirector quien, en su carta de renuncia, señalaba que lamentaba que no existieran las circunstancias propicias para "continuar" en la dirección del periódico y afirmaba que le había servido siete años a la causa sin contraprestaciones.
En realidad, Jaramillo, quien desempeñaba la subdirección de El Siglo desde hacia tres años, había sido durante año y medio su director efectivo. Desde su derrota en la Convención Conservadora, Alvaro Gómez se había venido marginando gradualmente del manejo diario del periódico y la orientación editorial había sido asumida por Jaramillo. De los cerca de 500 editoriales que se publicaron desde la Convención, incluyendo los de la campaña presidencial, no más de 15 fueron escritos por Gómez u otros alvaristas. Los demás fueron de Jaramillo quien opinaba que el equilibrio que se consideraba necesario mantener lo había logrado él.
La decisión de Gómez da la impresión de que esta opinión no habría sido compartida por la mayoría del alto comando alvarista. El sentimiento parece ser el de que las posibilidades de la candidatura de Gómez radican en la identificación, ante el electorado, como un hombre moderado de tendencia centrista que ha dejado atrás el azul de metileno del pasado. Para ellos, Jaramillo estaría ubicado en el ala derecha del conservatismo y en la actual coyuntura política ésta es considerada una posición peligrosa. "Juan Diego es un hombre de perfil alto y la estrategia inmediata para nosotros requiere un hombre de un perfil bajo" comentó a SEMANA un allegado a Gómez.
Gabriel Melo Guevara llena a la perfección esa necesidad. Además de una hoja de vida que incluye la gobernación de Cundinamarca y dos ministerios, su nombre no suscita mayores resistencias entre los jerarcas del alvarismo. En el pasado ya había demostrado una sólida competencia en la co-dirección del periódico. Aunque una dirección suya puede ser menos brillante que la de Jaramillo, inspira más confianza, cualidad esencial para un movimiento cuyo jefe estará ausente del país.