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LA TRAMA DE UNA VIDA

La artista tejedora Olga de Amaral habló de su trabajo y de su vida para SEMANA

21 de febrero de 1983

SEMANA.: ¿Qué significa para usted ser artista tejedora?
OLCA DE AMARAL R.: Hay cosas en la vida que lo cambian a uno radicalmente. Cuando descubrí el tejido, en los Estados Unidos, descubri el hilo conductor de mi vida. El tejido es pues la única cosa que no es ni de mi familia ni de mis amigos. Unicamente mia.
Es el único punto en el que puedo decir que mi libertad existe, que soy dueña de mi misma, de mis actos y que me acompaño. No necesito agregar que todo ello llevo defendiéndolo, casi sin darme cuenta, desde hace 24 años.
S.: ¿Iría hasta afirmar que es el principal descubrimiento de su vida?
O.A.: Hay dos. El pintor Jim Amaral y mi trabajo con la fibra.
S.: Hablemos de su trabajo. La mayoría de artistas, en su profesión, son mujeres. ¿Siente usted que éste hecho le ha facilitado las cosas profesionalmente?
O.A.: En mi profesión, no solamente la mayoría son mujeres sino que las mejores artistas son mujeres, probablemente porque tejido se asocia con mujer lo que implica que nos acerquemos con menos timidez. En mi caso, nunca se me ha ocurrido la idea de mujer-hombre en mi trabajo. Personalmente y frente al movimiento feminista, debo declarar que nunca me tocó sufrir o ser rechazada.
¿Cómo se plantearía mi caso si me hubiera encontrado en un sector tradicionalmente reservado a los hombres?
Estos tienen mucho que ver con el tejido tradicional pero en la sociedad contemporánea es un trabajo de mujeres .
S.: Sinceramente ¿qué sensación produce el hacer parte de los principales tejedoresa nivel internacional?
O.A.: No sé decirte pues yo soy muy fantasiosa... de hecho, yo nunca estoy en donde estoy. La verdad es que soy un producto tan supremamente colombiano...
S.: ¿Es decir?
O.A.: Que no capto el momento.
Yo hice una exposición en la galería André Emmerich en Nueva York y no me di cuenta de que estaba haciéndola ahí, ni de sus posibles implicaciones.
Yo me siento más la mamá, la esposa, la colombiana, la provinciana.
Lo otro pertenece más a un sueño.
Hay en todo ello una especie de pérdida...en eso radica mi contradicción.
S.: ¿Tragedia de una doble personalidad ?
O.A.: No es precisamente trágico.
Yo fui educada como lo son las mujeres latinoamericanas. Por ende, he buscado mi realización de acuerdo con los cánones fijados por la formacion que recibí sin gozar plenamente de lo que, lejos de ellos, he logrado hacer con mi trabajo profesional.
¡Cuando pienso en los marcos inflexibles dentro de los que crecí! Los límites impuestos por la religión basada en el temor; los esquemas sociales y moralesIa ausencia de horizonte para la mujer que tenía que contentarse con ser esposa y madre...
¡Ese es el modelo que me legaron mis abuelas. Esas son las cosas que debería ser y a lo mejor soy!
Todo lo que he hecho paralelo a éso, que es como la poesía y la fantasía de mi vida, lo he ciertamente realizado pero no me enseñaron a vivirlo.
S.: ¿ Sesiente usted libre?
O.A.: Sí pero esa libertad me dura algunos segundos. Enseguida, uno está solicitado por una serie de cosas que encierran una gran tragedia.
S.: ¿Por ejemplo?
O.A.: Ser mamá. En sí es maravilloso pero incluye una gran tristeza.
Ser mamá es la cosa más misteriosa del mundo. Misterioso es el amor y la posesión que uno siente por sus hijos o el hecho que las alegrías y los dolores de ellos le pertenezcan a uno tanto sin ser de uno. Una madre se pregunta constantemente: ¿cómo dejarlos ser ellos mismos? ¿cómo dejarlos incluso sufrir, sin intervenir, pues ellos tienen derecho a sus propias desdichas?
S.: ¿ Sufre tanto frente a la creación ?
O.A.: No porque siento la libertad de no volver a trabajar. Nadie podría obligarme a crear y yo podría contentarme con imaginar mis tapices.
Frente a mis hijos, en cambio, no tengo esa posibilidad. El cuadro de "La Dolorosa" encierra sus cosas...; a mí me dicen que eso es muy latino ¡pero, qué le vamos a hacer!, yo soy latina.
S.: ¿ Cómo se plantean este problema las otras artistas con las que, supongo, habla de ésto?
O.A.: La mayoría de mujeres con las que comparto intereses profesionales, no tienen hijos. Ni Yagoda Buic ni Magdalena Abckacround están ligadas a la maternidad. Son femeninas ciertamente pero no son "La Dolorosa".
S.: ¿ Le gustaría plasmar ese misterio de la maternidad en sus obras?
O.A.: ¡Si yo pudiera! Sí, realmente me encantaría comunicar la inmensidad de ese misterio en mis tapices.
S.: ¿Cómo se sitúa usted frente al feminismo?
O.A.: Hay muchas cosas que comparto plenamente. La denuncia de las injusticias, por ejemplo. El lado "práctico", digamos.
Ahora bien, yo considero que la mujer es radicalmente diferente al hombre porque es mamá. Esa experiencia nos marca, nos hace funcionar de cierta manera; nos lleva a hacer claudicaciones y concesiones.
Nos hace, en fin doblarnos hasta partirnos. El hombre no tiene eso.
S.: ¿En esa diferencia, con todo lo que conlleva, no hay injusticias?
O.A.: No. Yo siento que el hombre es pensamiento. Claro que cuando uno afirma ésto a uno lo matan..., pero el pensamiento para poderse elevar, no debe estar implicado en los dolores de la mamá.
Al mismo tiempo considero que hay un mundo vedado para los hombres.
El hombre no puede acceder a un mundo de sensibilidad por las cosas.
En un audiovisual que hice, puse a mis abuelas, a mamá y a mi hija. Con ello he querido dar a entender que lo que una mujer siente no puede ser transmitido sino por mujeres.
S.: ¿ Usted no cree que estos planteamientos podrían chocar a otras personas?
O.A.: ¿Por qué? La gente tiene miedo de hablar de ciertas cosas que aparentemente nos debilitan. Yo pregunto: ¿asumir la maternidad nos debilita? Lo trágico, en cambio, es no darnos cuenta de que, en última instancia, es la mujer la que educa a sus hijos...
S.: Antes de hacer, o paralelamente, la mujer tiene que poder ser. ¿Cuáles son, en su opinión, las principales dificultades de la mujer colombiana?
O.A.: El peso de la religión; la austeridad --no siempre negativa-el machismo que destruye la mujer pero limita al mismo hombre y el vacío cultural.
Una dificultad suplementaria es que la mujer colombiana ha sido siempre tratada como objeto. Actualmente muchas mujeres, además de educar a sus hijos, trabajan. Asumir esos dos papeles plenamente es realmente una carga para la mujer.
S.: ¿La manera como ha sido enfocado el debate entre machismo y feminismo, si debate hay, le parece correcta?
O.A.: No es que siga todo muy de cerca pero tengo la sensación que hay grandes equivocaciones. He oido a las mujeres defendiendo causas pero veo que no están ubicadas defendiendo el papel de la maternidad. Prescindir de ésta, como a veces oí, es imposible pues de ella depende la historia de la humanidad.
Lo que sería maravilloso es percatarnos de su importancia en el mundo.
Si, concretamente, en Colombia nos propusiéramos formar a nuestros hijos, cada generación iria mejorando.
Por éso a mi me parece que es tan importante educar a la mujer como al hombre. Nuestra sociedad, al hacer de la mujer un objeto, la ha casi anulado.
Al acabar con su persona ¿nos damos cuenta de que se pone en juego todo lo que viene detrás? -