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El personaje de siempre se enfrenta a su torpeza, esta vez, en las idílicas campiñas francesas

Las vacaciones de míster Bean

Rowan Atkinson vuelve a probar que su genio funciona mejor en pequeños cuadros humorísticos.

21 de abril de 2007

Título original: Mr. Bean’s Holiday.
Año de estreno: 2007.
Dirección: Steve Bendelack.
Actores: Rowan Atkinson, Emma de Caunes, Max Baldry, Willem Dafoe, Jean Rochefort, Karel Roden.

Poner a hablar a Míster Bean, uno de los grandes personajes de la televisión de los 90, es tan inhumano como poner a hablar a la Pantera Rosa. Este extravagante tipo de corbata, un oficinista aniñado que parece venido desde los mejores días del cine mundo, está hecho para pequeños desastres en los que sobran las palabras. Y ello quedó comprobado con lo poco efectiva que resultó ser aquella película, Bean (1997), que trató de convertir en aventura coherente (con comienzo, nudo y desenlace) las tonterías deliciosamente incoherentes que le sucedieron al héroe en aquellos gloriosos días televisivos. Esta segunda entrega, que se ha anunciado como la última aparición de la caricatura, que nos muestra las torpezas del protagonista durante un viaje, tipo Jacques Tati, que lleva a cabo por Francia, ha resultado mucho mejor que la primera. Lo que no significa, de ninguna manera, que se trate de un buen largometraje.

Aclaremos un par de cosas. Míster Bean es un personaje genial. Y el británico Rowan Atkinson, su intérprete, uno de los grandes comediantes de estos últimos años: basta verlo en las breves escenas en la que aparece, en comedias como Cuatro matrimonios y un entierro, Maybe Baby y Realmente amor, para entender qué están diciendo cuando dicen que alguien “se roba una película”. Verlo hacer sus muecas contenidas, incluso en Las vacaciones de míster Bean, es un verdadero placer. Pero se suele sentir, cuando se lanza a las producciones de una hora y media, que su humor funciona mejor en secuencias claves, en pequeños cuadros, en cortometrajes. Ojalá vuelva a su sitio.