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LOS COLOMBIANOS NO LEEN

A propósito de la Feria del Libro, los analistas en la necesidad de diseñar políticas para elevar el promedio de lectura de los colombianos.

30 de diciembre de 1991


POR INSOLITO QUE parezca, en Colombia hay más editoriales e librerías. Este hecho refleja, mejor que cualquier otro, el comportamiento de un sector que, como ocurre con los profetas bíblicos, es más fuerte en el exterior que en casa.

Según lo consigna el Cerlalc en su monografía "El libro en Colombia", existen en el país cerca de 340 editores formales. Dato curioso, si se tiene en cuenta que los expertos calculan que no hay más de 200 librerías de cierto calibre para abastecer la demanda de los colombianos en la materia.

Lo cierto es que, hoy por hoy, la industria editorial colombiana está redeconodida las más fuertes de América Latina, al tiempo que el colombiano promedio aparece como uno de los peores lectores del mundo con un índice que apenas supera el medio libro por año. Y aunque los editores siguen aprovechando su cuarto de hora, el panorama empieza a complicarse. "Colombia asumió el liderato editorial del continente, asegura Felipe Ossa, gerente de la Librería Nacional, cuando la crisis de comienzos de los 80 bajó del pedestal a México y Argentina, hasta entonces las potencias del mercado del libro en la región. Pero ahora la industria editorial de estos países ha entrado en franca recuperación, y muy pronto volverá a ser una fuerte competencia para los colombianos. Si en ese momento, como sería apenas lógico, los editores pretenden apoyarse en el mercado interno, se encontrarán con un país que, sencillamente, no lee".
¿Por qué no leen los colombianos? La disculpa siempre es la misma: los libros están muy caros. Pero, por más que resulte una disculpa, hay mucho de cierto en esta afirmación. Se estima que, en la actualidad, el precio promedio de un libro editado en el país es de siete mil pesos. Si se recuerda que la Cámara Colombiana de la Industria Editorial, en su propuesta para la Ley del Libro, establece que una publicación cuyo precio de venta al público equivalga o supere el 10 por ciento del salario mínimo mensual debe considerarse como de "alto valor comercial", puede deducirse que, en promedio, los libros colombianos son definitivamente costosos. Sin embargo, esta cifra resulta ridícula frente a la que presenlan las importaciones. Se calcula que un libro editado en España llega a Colombia con un valor promedio de 25 mil pesos. Y esto, a pesar de que hace aproximadamente un año no se gravan las importaciones del sector.

No obstante, esta no es la única ni la principal razón para que los colombianos lean tan poco y, por ende, consuman tan pocos libros, como lo demuestra una estadística del Dane, según la cual los periódicos, las revistas, los libros y los demás impresos, sumados, no alcanzan a significar siquiera el uno por ciento de los gastos de un colombiano. Pero en el país no se lee, en últimas, porque no existe ni ha existido una verdadera política de promoción a la lectura. Por eso resulta válido cualquier intento que se realice a este propósito, como la Feria Internacional del Libro, cuya quinta versión comenzará el próximo 23 de abril en Corferias.

No hay duda de que la Feria del Libro ha colaborado en gran medida a deJar en claro no lee no puede progresar.
"Pero la feria es un esfuerzo aislado que debería complementarse con una política permanente en pro de la lectura, asegura un librero. Se requiere una política estructurada que cubra los 353 días del año en los que no hay feria ".

De manera que en el país se lee poco. Y, paradójicamente, el 40 por ciento de lo que se lee lo constituyen los textos escolares, que contribuyen a que cada vez se lea menos. En el informe del Cerlalc, el analista Juan Ignacio Arango lo explica así: "El texto, entendido como un catálogo de informaciones dogmáticasquedebenseraprendidas bajo la coacción de un examen y una nota, sólo genera un rechazo visceral indeleble hacia el libro". Y, más adelante, propone: "Un libro de texto, concebido más como una guía en la aventura del conocimiento y apoyado por materiales complementarios (relatos, pequeños textos monográficos, material de referencia), creará en el niño el de seo de sabery la inclinación a investigar".

A pesar de este panorama sombrío, en Colombia cada vez se publica más. Hoy en día se lanzan al mercado 15 veces más títulos que hace 20 años. Pero falta, todavía, un largo camino por recorrer.
"Hace falta, comenta Felipe Ossa, que cuando se habla de políticas culturales también se hable del libro ".