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LOS TRAPOS AL SOL

Empieza a circular "Lo que Varguitas no dijo", la réplica a "La tía Julia y el escribidor". ¿Es esa la verdadera historia?

24 de octubre de 1983

No pretendo lanzar al mundo una obra maestra de la literatura contemporánea, ni dramatizar una vida sencilla con etapas buenas y malas durante lo años que compartí mi vida con Vargas Llosa a quien amé profundamente. No seré la primera ni última mujer que ha vivido entre el cielo y el inferno, junto al escritor peruano, por querer salvar un amor que sólo existió en mí. No guardo rencor ni deseo de venganza contra nadie", dice Julia Urquidi Illanes, es esposa del escritor peruano Mario Vargas Llosa, quien acaba de publicar en La Paz "Lo que Varguitas no dijo", una réplica a la novela "La tía Julia y el escribidor" de la que ella es uno de sus principales protagonistas.
El libro, que se ha convertido en un best-seller en el Perú, empezó a gestarse cuando el 15 de octubre de 1977, Julia recibió en Lima una carta de Vargas Llosa en la cual le decía: "Te estoy enviando hoy, por correo separado, un ejemplarde la "Tía Julia y el escribidor" que, como verás, está dedicado a tí. No he escrito este libro por razones exhibicionistas ni escandalosas ni nada que se le parezca.. Mi intención fue alternar diez capítulos irreales con otros diez absolutamente verdaderos. Pero, como verás, tampoco he sido absolutamente fiel, entre otras cosas porque, para poder hacer coincidir ambas historias, he tenido que alterar los tiempos, modificar algunos detalles, añadir o suprimir personajes. Creo, sin embargo, que en lo esencial no he traicionado nada...
En fín, espero que la lectura de esta novela--pues, pese a todo, se trata de una novela y no de una autobiografía--no te cause irritación ni te ofendas,.. Te he dedicado el libro no sólo por que eres el personaje más simpático de la historia, sino, también, como reconocimiento a lo mucho que, en efecto, te debo. No he olvidado que sin tu generosidad y tu ayuda probablemente nunca hubiera llegado a ser escritor".
Julia Urquidi sostiene que la novela le hizo mucho daño y que muchos pasajes no debieron alcanzar la luz pública. Supuso, equivocadamente, que con esa publicación terminaba todo, pero pronto apareció un nuevo ingrediente que la "despertó a la realidad": una programadora colombiana (R.T.I.) compró los derechos y la llevó a la pantalla chica. Julia reaccionó enérgicamente; el escritor respondió que no había nada de malo en la grabación, pues él personalmente había revisado los guiones. Las cosas no pararon ahí. Julia Urquidi consultó con su abogado quien entabló demanda, alegando que la telenovela era ofensiva a la persona y a la dignidad de Julia Urquidi.
"Lo que Varguitas no dijo", cuyos derechos ya fueron adquiridos por editoriales de Inglaterra y los Estados Unidos y cuyos índices de venta alcanzan ya cifras muy altas, desmienten una declaración de Julia: "Un 30 de mayo entré en la vida de un joven estudiante y un otro 30 de mayo salí para siempre de la vida de un escritor". El libro, si bien no hará correr mucha tinta por parte de la crítica, pues está muy distante de tener la calidad literaria de las obras de aquel que tiró la primera piedra (Vargas Llosa), sí dará mucho que hablar. Como dan qué hablar esas memorias de secretarios, o secretarias privadas de personajes públicos o de ex esposas o ex exposos de actores y actrices que sacan a relucir los trapos al sol.
Mientras que en la novela de Vargas Llosa, que desencadenó la réplica de Julia, la realidad y la fantasía se mezclan y quien no conoce la verdadera historia no sabe realmente en dónde termina la ficción y en dónde comienza la verdad, en el libro de Julia no tiene juego la imaginación. Se convierte, entonces, en el relato de lo que fue la vida de Julia al lado del "escribidor", con todo lo que ello pueda implicar de resentimiento, rencor y venganza, a pesar de que la autora sostiene que ninguno de estos sentimientos la animó para escribirla.
Los editores de "Lo que Varguitas no dijo" sostienen que "la sorpresa de esta obra está, sin embargo, lejos de lo que podría presumir el lector que espera simplemente un libro de réplica y polémica, en que este testimonio se impone por sus valores intrínsecos, por la valentia de una narración que no oculta naday que expresa su momento dramático que, de acuerdo con Julia, había sido omitido en la novela de Vargas Llosa y banalizado en la telenovela que recorrió el continente".
Y como si todo fuera poco, la publicación del libro ha estado rodeada de ciertos incidentes que sirven bien a la publicidad del libro. Julia Urquidi sostiene que tuvo que vencer muchas dificultades para que saliera a la luz, desde la amenaza velada por conducto de terceras personas, hasta "el querer silenciarme con la compra de originalles por una suma que no era de dejar pasar".
"Lo que Varguitas no dijo" no es.
ciertamente una obra maestra de la literatura contemporánea, como bien lo afirma Julia Urquidi, pero seguramente se venderá como pan caliente, porque cuenta con esos ingredientes de chismes y revelaciones de la vida privada que tanto gustan a la masa de lectores: celos intentos de suicidio, infidelidades, jugadas sucias... En el fondo queda, sin embargo, el mal sabor de la ropa sucia lavada fuera de casa.
¿LA VERDADERA HISTORIA?
Julia Urquidi, después de narrar los mismos pasajes de la novela que se refieren al noviazgo, al matrimonio y a las dificultades de la vida conyugal, no vacila en calificar a Vargas Llosa de paranoico y cobarde, además de acusarlo de ser un celoso patológico.
"Cierta vez, dice, me acusó de haber utilizado al abuelo, un hombre viejo, como pantalla para mis coqueteos con todos los hombres en las playas de Miraflores, en Lima", lo que tuvo como resultado que la dejara encerrada bajo llave en su pequeño departamento. Según ella, Vargas Llosa "heredó el temperamento celoso de su padre, que una vez fue calificado de paranoico por un médico ".
El relato toma visos patéticos con el recuerdo de sus tres meses de embarazo y la pérdida del hijo, y cuando rememora dos intentos de suicidio en París: el primero, a causa de un affair del escritor con una española, Pilar; el segundo, a causa del romance entre Vargas Llosa y su prima hermana Patricia. El matrimonio estaba en crisis.
Patricia, con apenas 15 años, habíaentrado en escena. La presencia de Wanda, hermana de Patricia, en casa de los Vargas Llosa, quien había llegado de Lima para estudiar idiomas en La Sorbona, sirvió de cuña para que Patricia viajara también a vivir con ellos. Se convirtió, entonces, en la artista más aguada del triángulo que se formó en el seno mismo de la casa de los Vargas Llosa. Julia habla de esa época así: ". . . hice una pregunta y al no tener respuesta levanté la cabeza. Fue en ese momento cuando descubrí la mirada entre ellos. Sentí una enorme turbación y un gran desconcierto. Para ninguna mujer pasa desapercibido un instante igual. Mário estaba parado y apoyado en una estufa a leña que nuncaseencendíó. Patricia delante de una repisa de libros. Yo, junto a la ventana mirando hacia el patio... "Aquel día, dice Julia, cometí mi primer grave error. Debí haber hablado. Callé por que en el fondo de mi ser esas intuiciones me parecían monstruosas y esa fue la equivocación más grande que cometí jamás. Callar y siempre callar.
Fue en Holanda, a donde viajamos todos incluído Juan, enamorado de Wanda, donde Mario confesó su amor a Patricia y fue desde entonces que comencé a vivir el infierno más atroz de mi vida".
Con el propósito de frenar el insólito romance Julia habla con su marido y le hace reflexiones sobre las diferencias que hay entre un cariño familiar y el amor de un hombre por una mujer Vargas Llosa la trata de mentirosa, de calumniar a una niña de 15 años y sobre todo, a la hija de su propia hermana. Afirma que esos celos injustificados la están volviendo loca y la tildó de histérica. Por su parte, la dueña de apartamento donde viven los Varga Llosa en La Rue de Tournon, le dice a descubrir el romance: "Madame: ya no puedo callar por más tiempo.
Preciso que su sobrina deje la casa todas las noches cuando regresa con su marido se besan en las gradas de la casa. Yo los veo desde mi ventana. Usted que reemplaza a la madre de esta niñas no debe permitir que esto suceda. Mi hija también los ha visto.
Cuando usted va a trabajar no se olvide que se quedan solos incluso la encontré en un café como dos enamorados. No diga que se lo he contado pero si fuera necesario no tendré reparo en decírselo a ambos. Es una falta de respeto a mi casa pues yo no la he alquilado para esto... "
Después de muchas idas y venidas de intentos fallidos por arreglar su matrimonio, la muerte de Wanda es un accidente aéreo de regreso a Lima los obliga a todos, Vargas Llosa, Julia y Patricia, a regresar al Perú. En Lima coge fuerza el idilio del escritor con Patricia. Poco tiempo después regresa París, desde donde él le escribe a Julia
"te pido que no vengas a París por ahora (...) Sé que he pagado fea y malamente lo mucho que te debo. (...) Sólo un cariño muy grande ha podido mantenerte a mi lado estos últimos años, demostrándome siempre una lealtad y una dedicación que yo no merecía. No creas que hago literatura, eso también ha dejado de interesarme y es probable que no vuelva a escribir...
Me siento tan abatido, tan adolorido en este momento, que prefiero actuar como una vulgar canalla, si ello me evita un cambio de palabras, un drama...
Por lo que más quieras, no vayas a pensar una vez más que Patricia tiene algo que ver con este paso que doy. Te juro que ese asunto fue un simulacro efímero... " Y continúa un flujo epistolar en el cual Julia insiste en viajar y Vargas Llosa en detener el viaje, arguyendo que lo que necesita es soledad.
Para Julia, sin embargo, esa soledad tiene un nombre: Patricia.
Julia decide, de todos modos, volver a París y vivir con una amiga, María.
Esta, un día antes de salir para el trabajo, pone sobre la mesa un cajón con frascos de píldoras de todos los colores y le dice: "Mira, aquí hallarás la solución para todos tus problemas, que los mios los ahogo en alcohol".
Julia, entonces, intenta acabar con sus problemas de la mano de las multicolores píldoras. Vargas Llosa reacciona y María se gana una soberana cachetada del escritor quien resuelve llevarse a Julia de vuelta al apartamento de la Rue de Tournon. Por ese entonces, Patricia escribe una carta en la cual le dice a Julia que no volverá a escribirle a su primo y que dejará a la pareja en paz. Coincide con la época en la que "La ciudad y los perros" gana el concurso Biblioteca Breve de Seix Barral.
El suceso une fugazmente a la pareja.
Sin embargo, un año después, están en el punto de partida. Vuelve la idea del suicidio, surge un viaje a lima donde Vargas Llosa desea confirmar hechos y pasajes de la novela que está escribiendo, "La Casa Verde". En mayo recibe el golpe de gracia. En una carta fechada el 10 de mayo de 1964, Vargas Llosa le dice: "Chérie Julia: Nunca, por lo menos en los últimos años, ha sido posible una conversación sincera entre nosotros. No quiero hacerte ningún reproche, pero sabes muy bien que ha sido asi. Te suplico que me escuches ahora, que voy a hablarte con absoluta franqueza, y hagas un esfuerzo por comprenderme. (...) Es verdad que estoy enamorado de Patricia, y sé que esto no es una revelación para tí. Es verdad también que en un principio luché con fuerza contra esto que tú creerás absurdo e imposible, pero hace tiempo que no lucho más, que he aceptado esa realidad y que ella ha sido un gran fantasma entre los dos, que nos ha amargado, envenenado la vida. La razón es muy simple, Julia. Tú sabes tanto como yo que nada resucita lo que ha muerto, y que la violencia no reemplaza al amor jamás. Es violencia, la peor de todas, el haberme obligado a continuar contigo con el arma desleal del suicidio... Tú podrás, quizás, empleando armas indignas de tí, impedir que yo vuelvaa ver a Patricia, pero ni tú ni nadie tiene cómo destruir mi amor por ella. (...) Si te niegas a aceptar el divorcio impedirás que me case con Patricia y me harás pagar bien caro el dolor que puede causarte esta carta, ya que deberé renunciar a ella para siempre. Pero en ningún caso, y esta vez tienes que creerme, volveré contigo.
(...) Si quieres vengarte de alguien, y tienes cómo hacerlo, piensa únicamente en mi Mario" Y todo parece indicar, a pesar de afirmaciones en contra, que la venganza de Julia Urquidi fue el libro "Lo que Varguitas no dijo". Un libro que no sólo deja, ya se dijo, el sabor amargo de haber sacado los trapos al sol después de haber lavado la ropa sucia fuera de casa, sino la impresión de un novelón con ingredientes de mal gusto, que está años luz de esos episodios bien escritos y de fino humor de La tia Julia y el Escribidor que desató la "furia de la Erinia boliviana" .