Home

Cultura

Artículo

LUGAR CIRCULAR

Las utopías con las cuales ha soñado el hombre en un libro de referencia

17 de octubre de 1983

"La Utopía", de Jean Servier. Fondo de Cultura Económica. (Breviarios) 145 págs. 1982.
"La Utopía" de Jean Servier es un libro de referencia, no un estudio crítico. Las descripciones, un poco azarosas, un poco desordenadas, son un intento por levantar un mapa que acoja el conjunto de las utopías con que en todos los tiempos la humanidad ha soñado.
Es la utopía un lugar limitado, generalmente en forma circular y situado geográficamente en islas lejanas: La Atlántida de Platón, la Isla Sonora de Rabelais, La Utopía de Moro, dividida en 54 ciudades, la Nueva Atlántida de Bacon, etc.
En la utopía por lo general la organización social es rural, tolerante, enemiga del comercio, donde los graneros sirven para almacenar las cosechas de la tierra, que luego son distribuidas según las necesidades familiares. No existe el uso de la moneda y así se impone el trabajo como forma de vida corporativa. Platón, por ejemplo, piensa en una República gobernada por los principes-filósofos. Para Aristóteles una democracia eligiría sus magistrados. El orden estaría preservado en la armonía de seis mil habitaciones en forma de tablero de damas en cuyo centro estaría el Agora, lugar de encuentros públicos.
Jean Servier encuentra en su estudio que en las utopías primitivas está la perfecta consonancia del saber con el valor trabajo y la sabiduría del gobierno, lo que equivale a los ideales de esos tiempos.
Mucho más adelante aparece Tomás Moro quien, con su "Utopía", es el más conocido representante del pensamiento utópico del Renacimiento. Su ideal es asegurar la abundancia de los bienes de la tierra en una ciudad perfecta, bajo un orden institucional, pero arraigada en su fe a la "Philosophia Christi". Utopías ilustres del renacimiento tambien fueron las de Campanella y Lord Bacon.
La obra filosófica de Bacon produce un rompimiento en las dos tendencias del pensamiento occidental en su tiempo: la del ideal teosófico de las místicas platónicas tardías y por otra parte la denegación vicaria de la lógica deductiva de cuño aristotélico. La Utopía baconina de la "Nueva Atlántida" supone los mismos modos narrativos propios de estas expresiones; sus paisajes se asemejan, a ella se llega después de un naufragio, se cumple un periplo, un ciclo casi heroico, pero su heroísmo ya no pertenece a la aventura sino al espíritu humano que erigió en tan fantástico lugar el Estado perfecto. Si la utopía de Francis no es ingenua es porque el autor inglés ha querido que no se sienta la necesidad de su existencia, de su posibilidad fáctica. Bacon, más sutil, viene a añadir un rasgo pintoresco a las utopías, porque nos muestra su lejano lugar como un talismán tallado en oriente.
Sin el "Novum Organon" de Bacon la "Nueva Atlántida" sería una frusilería más de la imaginación del siglo XVII y es que con la imaginación humana siempre sucede lo mismo.
Cada siglo trae algo y algo se lleva.
El nuestro, frente a las utopías ha tenido la intención de alejarse de ellas, de olvidarlas. El libro de Jean Servier es el más reciente testimonio de que tan soñado "reverso de la realidad" tiene como contrapartida actual aquella pragmática sentencia de Avicenas: "Por mucho que camines, llegarás nuevamente al punto de partida".--
Enrique Pulecio Mariño