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Escrita y dirigida por Roberto Andò, esta es una coproducción ítalofrancesa. La protagoniza Toni Servillo, actor muy reconocido en Italia.

CINE

La confesión

Esta película italiana, situada en una reunión de representantes del G8, ofrece más estilo que inteligencia en su examen de un mundo globalizado. **

Manuel Kalmanovitz G.
7 de enero de 2017

Título original: Le confessioni

País: Italia

Año: 2016

Director: Roberto Andò

Guion: Roberto Andò y Angelo Pasquini

Actores: Toni Servillo, Daniel Auteuil, Connie Nielsen

Duración: 103 min

Uno de los puntos centrales de esta película es que en el presente la democracia es una ficción, que quienes verdaderamente controlan el mundo no son los votantes, sino una serie de corporaciones y bancos sin rostro cuyas órdenes siguen los gobiernos nacionales sin posibilidad de apelaciones o discusión.

Es una idea que, en un tratado sociopolítico o económico, podría desarrollarse metódicamente hasta convencer (o no) acerca de sus méritos. Los ensayos audiovisuales del inglés Adam Curtis, por ejemplo, a menudo parten de paranoias similares, aunque su destreza con el material de archivo les da cuerpo e interés. Pero acá, encarnado en personajes grises que tienden a hablar en el empobrecido inglés global, resulta ser una tesis plana que el director Roberto Andò presenta elegantemente, pero sin dramatismo.

La mayor parte de La confesión tiene lugar en un hotel sobrio y lujoso en Alemania, donde se han reunido representantes de los ocho países más ricos para tomar una decisión misteriosa que afectará a los más pobres.

El director del Fondo Monetario Internacional (Daniel Auteuil) decide invitar, además de los representantes de los países, a un cantante, un monje cartujo y una escritora de best sellers y activista. Las razones para invitarlos son confusas, como tantas cosas en esta película: “Estamos dejando al mundo sin esperanzas”, dice la representante de Canadá para explicar el razonamiento del banquero, “lo mínimo que podemos hacer es darles ilusiones a cambio”.

¿Pero eso qué tiene que ver con un monje, una escritora y un cantante? ¿Si quieren ilusionismos por qué no invitan a un mago?, cabría preguntarse.

A cambio de claridad, la película ofrece estilizaciones formales. Los protagonistas caminan por pasillos interminables, se reúnen en comedores gigantes, toman el sol con lentes oscuros y vestidos elegantes. Un perro negro y enorme trota por los corredores sin que nadie lo detenga y ni siquiera esa figura espectral causa sorpresa o interés.

Luego el director del Fondo se suicida tras pedirle al monje que lo confesara y la película intenta armar un misterio convencional alrededor de esta entrevisa. ¿El monje la grabó? ¿Qué tenía que confesar el banquero? ¿Fue suicidio o asesinato? ¿Qué resolución van a tomar en la reunión tras esa muerte inesperada? Se lo preguntan los delegados de los ocho países y los invitados y el personal administrativo del hotel, pero lo hacen desganadamente, como si supieran por adelantado que la respuesta a todas estas preguntas no importa mayor cosa.

Los ojos somnolientos del monje (interpretado por Toni Servillo) son una clave para navegar este misterio que, a pesar de la elegancia del decorado y los movimientos de cámara, no produce ninguna inquietud.

Quizás el problema está en su premisa contradictoria: si la gente no tiene poder sobre sus vidas, sobre las decisiones políticas y económicas de un país, seguramente esta docena de personas reunidas en su lindo hotel tampoco pueden hacer ninguna diferencia. Y si no importa lo que hagan, ¿para qué pasarnos 100 minutos en su compañía?n

CARTELERA

Assassin’s Creed *

Versión cinematográfica del juego de video con explosiones y malabarismos en el presente y la España del siglo XV.

La La Land *** ½

La segunda película de Damien Chazelle le hace un homenaje al género del musical, revitalizándolo con Emma Stone y Ryan Gosling.

Animales nocturnos ***

La segunda película de Tom Ford como director es un ejercicio elegante que flirtea con clichés melodramáticos.

Rogue One ** ½

Ubicada en el universo de La guerra de las galaxias, ofrece momentos reconfortantes para sus fieles seguidores, pero pocas novedades.