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MATRIMONIO EN CONCORDATO

"Amigos muy íntimos", una comedia de Norman Jewison sobre la crisis de la institución matrimonial.

23 de abril de 1984

No hay nada más fastidioso que esas películas que se esfuerzan por demostrar algo. El resultado es un silogismo disimulado en forma de argumento cinematográfico. Todavía peor cuando además se quieren proponer soluciones concretas a grandes problemas. En "Amigos muy íntimos" Paula y Richard conviven, son felices, trabajan en compañía como guionistas de cine. Pero un día a Richard se le ocurre que les falta algo: el compromiso formal, el matrimonio. Paula teme que este acabe con la felicidad, pero finalmente accede. En efecto, finalizada la ceremonia comienzan los percances y la relación entra en crisis. Ahí se abre la película a dos posibilidades: tomarla en serio o como comedia.

EN SERIO
Si se la mira como un estudio sobre el matrimonio y la relación de la pareja la decepción será enorme. No sólo por lo que decía antes, por la sensación que se tiene de que la historia que nos cuenta está armada única y exclusivamente para demostrar que el matrimonio acaba con el amor y que sólo era válido en otras épocas, cuando el rol del hombre y la mujer estaba definido con precisión, sino porque todo se reduce a incidentes tangenciales (la cortada en la afeitada, la caída de la cama, la mamá que toma fotos, las ventanas siempre cerradas). Tangenciales porque pertenecen a lo cotidiano y por lo tanto son comunes a lo que la película cuestiona -el matrimonio- y a lo que propone como alternativa -la amistad muy íntima-. Si lo que se pretende es oponer estas dos formas de relación humana ante la crisis de la primera, el matrimonio; la segunda, la amistad, debe presentarse con características radicalmente distintas.
El final con tintes simbólicos no alcanza a darle altura a tanta pobreza. El truco del telón pintando que después se corre, como indicando que la felicidad de Richard y Paula bien puede pertenecer al campo de la ficción o de la realidad, no es suficiente para cuestionar al espectador.

EN BROMA
Por fortuna "Amigos muy íntimos" se puede ver como comedia de situaciones. "Tres son compañía" u "Ocho son suficiente" pero en cine y sin las risas grabadas de fondo. Hace pasar un rato agradable si uno desde el principio se olvida de conflictos y se dispone a sacarle gusto a todos los chistes, algunos de ellos bastante trajinados.
Lo interesante es que este goce requiere la previa aceptación de la situación sobre la cual está montada la película, que el matrimonio como institución está en quiebra, o al menos en concordato. De esto depende el éxito de la película de Norman Jewison. Interesante porque es en lo único en que acierta, no porque la película aporte algo al respecto, ya que lo único que trae es la manida receta de la amistad al interior del matrimonio, sin tocar para nada todo lo que lo ha convertido en algo anacrónico, como institución.