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MAXIMA VELOCIDAD 2

15 de septiembre de 1997

Esta segunda parte no sólo no es buena sino que está llena de ligerezas de producción. Director: Jan De Bont Protagonistas: Sandra Bullock, Jason Patric y Willem Dafoe l taquillazo de Máxima velocidad fue tan sonado que su director, Jan DeBont, asumió el riesgo de medírsele a una segunda parte. Sin embargo el resultado no sólo es un estruendoso fiasco, sino que la película está repleta de errores de edición y de producción. Las peripecias de Sandra Bullock a bordo de un bus adecuado para hacer estallar una bomba si disminuía su velocidad a menos de 80 millas por hora se han trasladado en esta segunda parte a un crucero turístico, controlado por un sicópata que desea hacerlo estrellar a toda velocidad contra un buque carguero en las pacíficas aguas de la isla de San Martín. El papel del villano está en las manos de Willem Dafoe, mientras Jason Patric ha reemplazado a Keanu Reeves en la interpretación del superhéroe. Los efectos especiales que permiten no sólo el choque entre el crucero y el buque, sino el brutal encallamiento de la nave turística contra la costa de San Martín, sin duda pasarán a la historia del género de acción. Pero ni siquiera estas espectaculares escenas logran salvar a la película de su naufragio argumental. Tonta y soporífera, la cinta carece de recursos para llenar de tensión el drama. Y lo que es peor, presenta serias anomalías. Aparte de los bruscos cambios de escena, que hacen trasladar al héroe de un lado a otro sin ninguna explicación, algunos personajes van apareciendo y desapareciendo por arte de magia en secuencias incoherentes que no hacen otra cosa que alargar una trama improvisada y sin rumbo definido. A pesar de que el adagio dice que nunca las segundas partes fueron buenas, hacía mucho tiempo que una película no lo confirmaba con tanto entusiasmo.