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Misterios sin solución

Las leyendas que se han creado en torno a grandes personajes de la cultura siempre causan curiosidad. Sin embargo muchos de estos misterios parecen imposibles de resolver.

28 de mayo de 2001

Hace pocos dias la investigadora Juliet Wilson-Bareau manifestó en España que la pintura La lechera de Burdeos, de Francisco de Goya, no pertenecía al artista español. Según dijo, la famosa obra que reposa en el Museo del Prado de Madrid fue realizada por Rosario Weiss, una hija que el pintor tuvo con Leocadia de Zorrilla, una de sus amantes. Los defensores de Goya han sugerido no darle importancia a la investigación pues, para ellos, siempre hay alguien que busca ganar publicidad en su afán de alterar la historia.

Esta revelación es apenas uno de los miles de rumores, mitos y leyendas que se han tejido en torno a los personajes más importantes de la cultura. Muchas veces la ausencia de documentación biográfica ha dado pie para que muchos investigadores se propongan indagar sobre algunos pasajes oscuros de la vida de grandes artistas. Y de allí que nazcan todo tipo de especulaciones que más que aclarar los enigmas de los grandes hombres sólo entablan dudas que, para muchos, es mejor dejar de lado.

Desde determinar el rostro de Jesucristo hasta poner en duda la procedencia de los famosos Los versos del capitán de Pablo Neruda ha sido una obsesión de historiadores que no se cansan de dejar cabos sueltos en hechos de los que pocas veces hay un soporte bibliográfico.

En el caso del poeta chileno, durante 10 años los poemas publicados en 1952 fueron elogiados y admirados en el mundo entero sin que nadie se atribuyera su autoría. Varios críticos literarios, como Roberto Salama y Enrique Labrador Ruiz, aseguraron que Los versos del capitán eran de Neruda. Pero él siempre guardó silencio. Nunca quiso aceptar que eran suyos y cuando lo hizo los publicó en Obras completas en 1962 sin dar jamás una explicación de su deseo de permanecer en el anonimato durante tanto tiempo. La leyenda sobre las razones que lo impulsaron a esa decisión van desde causas políticas y amorosas hasta llegar a insinuar que no fueron escritos por él.

Como también se ha dicho que el Réquiem de Mozart no fue terminado por el compositor austríaco pues su muerte truncó la tarea. Se especula que el 21 de diciembre de 1791 el músico Joseph Leopold Eybler se propuso terminarlo pero desistió de su labor y le pasó los manuscritos a Franz Xaver Süssmayr, quien, se supone, lo finalizó a mediados de 1792. Dicha confusión originó un duro debate sobre la procedencia del Réquiem, que tuvo su punto más álgido en 1826, en el que salieron mal librados tanto Süssmayr como Eybler.

Las historias sobre los genios son tan fantásticas que pocos creen en ellas. Como que Nicolo Paganini realmente entabló un pacto con el diablo y que a la hora de interpretar el violín un demonio lo poseía. O si Beethoven alcanzó a elaborar algunos manuscritos sobre Fausto de Goethe, una de sus obsesiones como músico. O si la Gioconda es un autorretrato del mismo Leonardo Da Vinci. O si El caballero con la mano en el pecho es El Greco. O si Hitler empezó a odiar a los judíos cuando conoció en la universidad al filósofo Wittgenstein. O si José Asunción Silva no se suicidó sino que fue asesinado, como lo reveló hace pocos años una nueva biografía sobre el poeta colombiano.

Más allá de la veracidad de estas historias, ellas reflejan la pasión que tiene la gente del común por la vida de los grandes hombres que, muchas veces, son seres tan aburridos como un contador público. Por eso una dosis extra de misterio, de leyenda, de mito, o de rumores, muchas veces poco o nada sustentados, ayuda también a hacer de sus vidas algo tan fuera de lo común como sus obras.