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MUCHO RUIDO, POCAS NUECES

Una vez más se demuestra que el Festival de Cine de Cartagena no ha logrado despegar

23 de julio de 1984

Superar el caos que había reinado en años anteriores en el Festival de Cine de Cartagena parecía imposible. Sin embargo, este año se logró. Así, mientras la muestra cinematográfica exhibida ni siquiera estuvo a la altura de la de otros festivales las vedettes esperadas por todo el mundo tampoco aparecieron, y los turistas atraídos por el evento ni siquiera fueron suficientes para llenar las salas de cine en las que diariamente pero "a trancazos" se exhibieron las películas concursantes.
El tema en esta oportunidad, más que el cine, fue la improvisación. Al parecer, la ministra de Comunicaciones no recibió la invitación al festival sino un día antes de su apertura. Víctor Nieto, el organizador del evento, no se enteró sino hasta última hora de que Lina Botero había sido escogida como presentadora. Algunos miembros del jurado se paseaban por los restaurantes cartageneros quejándose de que no habían tenido oportunidad de conocer a los otros jurados, y cineastas y público se mostraban desconcertados ante el hecho de que no existían programas en los que pudieran enterarse de cuál sería el orden de exhibiciones para el día siguiente.
Lo que se vio
"Antonieta" de Carlos Saura, que abrió el festival, desilusionó profundamente al público, acostumbrado a los últimos diez años cinematrográficos de Saura, en los que difícilmente ha habido algo malo. La película fue calificada de "desigual", de tener escenas demasiado teatrales alejadas peligrosamente del concepto fundamental del cine, y de desperdiciar a dos actrices de la talla de la alemana Hanna Schigulla y de Isabel Adjani. Su argumento gira en torno a la vida de una hermosa mexicana de comienzos de siglo, Antonieta Rivas Mercado, cuya tormentosa y atormentada vida comienza a ser investigada por una escritora contemporánea que termina identificándose sorprendentemente con el personaje de Antonieta. Una de las películas más controvertidas, aunque en definitiva gustó, fue "Conducta Impropia" del cubano exilado Néstor Almendros, que constituye una crítica contra la situación de los grupos minoritarios en Cuba y la forma como el régimen castrista intenta reprimirlos. Producción mexicano-francesa-española, esta película incluye una investigación filmada sobre exilados cubanos a quienes supuestamente Castro ha perseguido por sus aficiones culturales y bohemias.
Una de las más apludidas fue "Mefisto", del húngaro Istvan Szabo. Premiada en 1983 con el Oscar a la mejor película extranjera, es la historia de un actor que vive en Alemania durante los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial, intentando refugiarse en el teatro en el que trabaja para que no le lleguen las tormentas "externas".
Entre las muestras europeas, "La nave va", de Federico Fellini --considerada por muchos la película más importante de su carrera-- también sorprendió por la extraordinaria originalidad del argumento y su impacto a nivel visual, catalogada por esta razón como "el colmo de la estética" por muchos de los que la vieron. Un fracaso comercial de gran magnitud, la película gira en torno a la muerte de una cantante de ópera de principios de siglo, en homenaje a la cual un grupo de "colegas" organiza un viaje en barco para hacer presentaciones en diversos lugares de la región. Sobre su película afirmó Fellini en cierta oportunidad: "Amigos que la veron me dijeron que era terrible. Y tal vez lo dijeron para alegrarme, porque creo que un autor se siente terriblemente halagado cuando le dicen que ha hecho algo que da miedo. Después de ver esta película dan inmediatamente ganas de hacer otra".
La última película de John Huston, que venía de recibir laureles en el festival de Cannes por su trayectoria cinematográfica, también resultó arrolladoramente aplaudida en Cartagena, "Under de volcano", protagonizada por Jaqueline Bisset y Albert Finney, despertó gran expectativa entre otras razones porque constituía una primicia, ya que aún no se ha presentado comercialmente en EE.UU.
Y en la categoría de cine latinoamericano --en el que especialmente Venezuela brilló por su ausencia-- sobresalieron la argentina "No habrá más pena ni olvido" de Héctor Olivara y la cubana "Los pájaros tirándole a las escopetas", esta última obtuvo el primer premio de la selección iberoamericana.
La primera narra la historia de un grupo de peronistas disidentes, a través de la cual se realiza un incisivo análisis de la situación política de la Argentina que desembocó en el prolongado régimen militar.
La segunda constituye una finísima sátira contra el sistema Cubano y en particular contra las contradicciones sociales que genera el mercado negro, que llamó la atención especialmente por ser guizás la primera película hecha por cubanos contra cubanos.
"Quilombo", del brasilero Carlos Diegues, decepcionó profundamente. Después de "Bye-Bye Brasil", del mismo director, esta película pareció coloreada de folclor superficial, amenazada de muerte por un manejo de luces más adecuado para una discoteca de 1984 que para reconstruir la historia de la persecución que sufre un pueblo de negros durante la conquista.
De las películas colombianas las que más llamaron la atención fueron "Carne de tu carne" y "Caín"; la primera ganó el premio a la mejor película colombiana y la segunda obtuvo un premio especial.
La otra película colombiana, "Ajuste de cuentas", de Duni Kuzmanich, no despertó mayor entusiasmo entre el público asistente al festival.
Los premios en T.V.
La gran novedad este año en el Festival fue la inclusión de elementos distintos al cine en el concurso, específicamente video y televisión. Esta última, en especial, demostró ser capaz de aportarle una importante cuota de interés al festival, ya que tiene su propia taquilla y sus propios espectadores, además de sus propias estrellas, a las que es más fácil encontrar paseándose por las playas cartageneras que a las famosas figuras del cine internacional, que año tras año llenan las listas de los ilustres ausentes invitados al festival.
Ahora que ya no existen en Colombia los premios que tradicionalmente han premiado a la T.V., los galardones otorgados en esta categoría en Cartagena resultaron particularmente significativos.
Hubo premios esperados --como los de "El Rey" y "El Chinche"-- y tradicionales, como los otorgados a Gloria Valencia de Castaño y a Pacheco. Pero también hubo sorpresas.
Mientras "Pero sigo siendo el rey" barrió con los premios de mejor telenovela, mejor director (Julio César Luna), mejor actor (Carlos Muñoz) y mejor adaptadora (Marta Bossio de Martínez), "El Chinche" no se quedó atrás. Ganó en las categorías de mejor programa de humor y mejor libreto original, mientras "Doricita" y el "doctor Pardito" (Delfina Guido y Víctor Hugo Morant), se llevaron los galardones de mejores actores de reparto. Curiosamente, el premio a María Eugenia Dávila como mejor actriz no fue otorgado por su papel de Chavela Rosales en "Eí Rey", sino por su papel protagónico en "El bazar de los idiotas". Las sorpresas fueron el premio a Saúl García como mejor animador, a Lina Botero como mejor presentadora, a Julio Sánchez Cristo como mejor productor y a Fanny Mickey en la categoría de mejor teatro en T.V., por su adaptación de "Virginia Woolf". Pero si los premios otorgados a la T.V. fueron bien recibidos por el público asistente, ni la aparición a última hora del actor Franco Nero en Cartagena (prácticamente el único miembro ilustre de la farándula internacional que se hizo presente) logró salvar el festival de las críticas que lo consideraron improvisado y bajo de calidad cinematográfica. Pensando en la necesidad de reestructurarlo para el año siguiente varias conclusiones surgen de los errores que se vienen cometiendo a nivel de su organización. El principal de ellos es el de darle un nivel de festival internacional, lo que hace que el evento sea cada año objeto de ridiculización por el exceso de expectativas que sus organizadores despiertan en el público.
No singifica lo anterior, sin embargo, que sea del caso cancelar el festival, ya que su costo, relativamente bajo, constituye mal que bien la única opción de mercadeo que existe actualmente para las películas colombianas, además de la única oportunidad para que el público asistente vea películas internacionales --algunas de gran calidad-- que de otra forma jamás tendría oportunidad de ver en la cartelera nacional.
Dado que, entre otras cosas, no existe relación alguna entre la categoría internacional que se le ha otorgado al festival de Cartagena y el estado de la industria cinematográfica nacional, prácticamente embrionario quizás el evento adquiriría la identidad de la que carece si se convirtiera más bien en un festival nacional, para lo cual la introducción de la televisión en la categoría de concursante constituye un buen primer paso.
Que en las playas de Cartagena se paseen "El Chinche", Pacheco, Carlos Muñoz o María Eugenia Dávila resulta más emocionante para un colombiano promedio, que esperar inútilmente la aparición, año tras año, de las vedettes que siempre terminan dejándonos plantados, en esta oportunidad encabezadas por el director de cine John Huston.
Cuando se acepte que el Festival de Cartagena reduzca sus pretensiones a reunir anualmente cineastas nacionales, turismo nacional y películas nacionales, los Franco Nero y las starlets en bikini dejarán de ser la garantía de su éxito para convertirse, simplemente, en una agradable bonificación.--