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OTRA VEZ BRECHT

Con "El círculo de tiza caucasiano" EL LOCAL reinicia labores y conquista triunfos

11 de julio de 1983

Aunque es claro que Brecht ha estado presente en un 70% de la formación de quienes se dedican al teatro en este país, hacía rato que no se aparecía una obra suya por las tablas bogotanas. Aparentemente el teatro universitario de las dos décadas anteriores había agotado, a lo largo de innumerables montajes, la realización de obras de Brecht. Los grupos más conocidos casi no tenían después de 1973 puestas de sus piezas dramáticas, a excepción de "La Madre" del TLB, "La ópera de los tres centavos" y "El increíble ascenso de Arturo Ui", del TPB.
De todas maneras, Brecht ha estado presente en casi todos los montajes tanto en técnicas de actuación como en la concepción y el manejo de las diferentes obras. En este contexto, la reciente puesta en escena de "El círculo de tiza caucasiano", realizada por el Teatro El Local bajo la dirección de Miguel Torres, muestra cómo la maduración de la continua experiencia con el "gran maestro" da buenos resultados.
"El círculo de tiza", trata del encuentro de dos koljoses (agremiaciones campesinas soviéticas) durante la reconstrucción de la postguerra en la que se disputan un valle. Para mostrar cómo un koljós tiene razón acerca de sus pretensiones sobre el valle, se tiene preparada una pieza en la que se cuenta una historia china del siglo XII. En ella, Gruche, una servidora de la esposa del gobernador de Grusinia, recoge al bebé de su patrona durante un golpe de Estado. Al niño lo persiguen para darle muerte y ella, pasando penosas dificultades, lo cría durante tres años. Al término de éstos la encuentran y la esposa del ex gobernador reclama a su hijo, que le representa su antigua posición real y su riqueza. A un juez le toca decidir quién es la verdadera madre, y él, quien ha sido un especie de Robin Hood de la época (quita a los ricos para dar a los pobres), hace la prueba salomónica del círculo de tiza. En éste coloca al niño y pone a las madres a tirar de él para ver cuál es la verdadera.
Esta obra es muy fácil de ver pero muy difícil de hacer. Quienes han ido a ver representaciones en el local de "El Local" han podido observar que la sala es muy pequeña. Y si piensan en una obra de cien personajes, pueden creer que es imposible su montaje. Pero no. Una de las mejores cualidades de esta puesta en escena es su agilidad, la impresionante coordinación de veintipico actores y tres músicos que se mueven constantemente y que utilizan todos los espacios posibles: detrás de los espectadores, al lado, entre ellos, etc. Dice Miguel Torres, el director, al respecto: "La obra se nos salía por el techo, por las puertas, por las rendijas del teatro".
Los actores tienen que cambiarse casi cada dos minutos de atuendos, pues a cada uno le toca interpretar un promedio de seis papeles y éstos cambian a cada rato. Pero el mismo constreñimiento espacial hace que a veces se rompa la tensión dramática, pues tienen que acudir a diversos telones y mamparas. Estas pinturas no logran "situar" la obra en Grusinia, sino que más bien dan la impresión de alejarla de cualquier lugar posible, coartando un poco la posibilidad de actuación de los intérpretes.
Hace un año que lleva el "Teatro el Local" trabajando "El círculo de tiza caucasiano". Han acudido a toda la información sobre los anteriores montajes alemanes y han logrado alcanzar una firme cohesión interna. Para la obra consiguieron que Elsa Gutiérrez compusiera la música y que el grupo "Gaviotas" la interpretara. Hicieron una traducción de original alemán y la confrontaron con las ya existentes. Con la experiencia de Miguel Torres y del grupo en general sacaron a relucir a un Brecht vivo, divertido y presente. Esto muestra que "El Local", a pesar de su largo silencio, puede sacar a la luz un Brecht bien montado para festejar los quince años del nacimiento del grupo. Vamos a ver qué nos trae en los próximos.