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PALOS DE CIEGO

Un catálogo que no es catálogo introduce la exposición sobre Bolívar en el Museo Nacional

12 de septiembre de 1983

Poder y no querer es la frase que define el catálogo Bolívar y Colombia, con el cual el Ministerio de Relaciones y Colcultura adornaron pomposamente la exposición que actualmente exhibe el Museo Nacional de Bogotá, con motivo de los 200 años del natalicio del Libertador. Para empezar, no es catálogo. Según la Academia, dicha palabra alude a una memoria, inventario o lista de cosas o sucesos, puestos en orden. ¡Cuando el espectador gasta la suma de $100 y se dispone a leerlo encuentra que no hay lista de obra alguna! Para obviar este detalle se encuentra con otro más desconcertante: no hay fechas de ninguna índole. Ni de la exposición, ni las de Bolívar 1783-1983, ni de la fecha de impresión del "catálogo", con lo cual la importante muestra no podrá ser ubicada para un lector futuro bajo ningún ámbito. Macondo, como siempre, la excusa. Súmese a esto que el mencionado folleto tampoco dice dónde se realiza la exhibición, dentro de la más siniestra atmósfera, las coordenadas de espacio y de tiempo han desaparecido. Y también, algunas otras referencias indispensables: las fichas que acompañan las reproducciones del "catálogo", carecen de sus años respectivos. Si el lector avanza, seguirá dando palos de ciego: no hay un sólo artículo que le explique o ilustre sobre los criterios que hubo para reunir las supuestas obras, pues los curadores de la exposición bien se cuidan de anotarlos. Los tres articulistas que aparecen allí tampoco lo hacen: Germán Arciniegas traza un recuento gracioso. Juan Vitta expone con retórica el júbilo por sumar una serie de obras. Y el capellán palaciego, el padre Rodríguez, decide novelar anécdotas sobre Teneraní. La introducción de Aura Lucía Mera recalca las dificultades de la consecución de obras. En fin, "nanay cucas". Nadie asumió responsabilidad alguna y la frase de Vargas Llosa a propósito de una muestra en Londres viene bien: "Una exposición vale, más por la riqueza de sus materiales, que por su punto de vista, es decir por la manera como aquello que exhibe ha sido expuesto y seleccionado". Catalogando las otras perlas diremos: no aparecen medidas de los cuadros, las reproducciones de cubierta (sosamente repetidas en contracubierta) carecen de su respectiva identificación. el estilo telegráfico impuesto (Bicentenario Natalicio..., Atrib. P.J. Figueroa) indica descuido y desconocimiento de mínimas normas gramaticales y museográficas. La impresión azulosa de algunas láminas o la inclusión de reproducciones de uniformes militares sin referencia ni asidero aparente y la página 25, púdicamente blanca pues los diagramadores no supieron qué hacer con ella, son otros lunares. Lástima que un homenaje al Libertador se convierta sin ton ni son en un catálogo de yerros. Una exposición que le cuesta al país cifras que superan los 40 millones de pesos en seguros, fletes, viajes al exterior (!) y publicidad enseña con creces lo que es haber aprendido a usar mal esa que Bolívar nos entrego: la libertad.

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LITERATURA ALAMBRADA
La empresa Enka de Colombia puso en circulación la edición del libro correspondiente a su premio de literatura infantil 1983. Juan Sábalo de Leopoldo Berdella (Medellín, 70 págs.) fue el ganador. Impreso por la eficiente y pulcra editorial Colina, podría llegar a mercerer el primer premio que la peor edición. Debido a una inconcebible concepción del libro, que es un objeto de lectura y en lo posible placer, Colina se encargó de encuadernar el libro con burda manufactura: para evitar hacer cuadernillos y coserlos con hilo, que es el procedimiento adecuado y usual (vease el caso correcto en el ejemplar de pasta dura del mismo concurso, 1982), ensambló las hojas perforándolas con dos ganchos de alambre en el lomo. El resultado es que el libro debe leerse con las dos manos en posición atlética y los ojos escarbando el ángulo agudo de lectura, pues los ganchos hacen la función de prensas, manteniendo el libro semiabierto y totalmente rígido. Súmese a esto un tipo de letra desagradable y ampliado toscamente, una deficiente separación de color en las altas luces y una descuidada diagramación, para que una enjundiosa editorial paisa de virtud muestre lo que es perderla y del todo.